Coti: "Con Diego Torres no tenemos amistad, así que no viví lo que pasó como una traición"
"Uno no es por lo que escribió, sino por lo que ha leído", se ufanaba Jorge Luis Borges. Acaso, la frase de uno de los autores referenciales de Coti Sorokin, pueda resumir el amor del músico por la lectura exquisita, sobre todo la del autor de esas seis conferencias compiladas en Arte Poética. "Lo leí una y otra vez", dirá a LA NACIÓN, justamente en el bar de una nutrida librería de Palermo. Pero Coti también se enorgullece de sus propias escrituras, de su música, esa que en su boca resuena con convicción y en boca de otros intérpretes se convierte en una suerte de brazo extendido de su pensamiento.
Este domingo, a las 21, se presentará, junto a su banda Los Brillantes, en la nueva edición del Festival Wateke, en el Hipódromo de Palermo. El evento se caracteriza por lo heterogéneo de su propuesta, abarcando desde ídolos de los más chicos como Topa hasta los sonidos antillanos y el ska de Dancing Mood. Es, precisamente, esa amplitud la que caracteriza a la audiencia de Coti. "Estos festivales permiten mucha variedad de público, e incluye a los niños. Ves a todos vibrando en una misma sintonía. Que mi público sea tan amplio, no es habitual, pero no es adrede. Sale así y me siento orgulloso. Hay familias enteras que escuchan mi música", dice el músico al que Lito Nebbia le dio una de sus primeras grandes oportunidades cuando le produjo, en 1992, Doble acuarela, su primer material.
Es ese público variopinto el que lo convirtió en uno de los artistas más escuchados en las plataformas digitales. En Spotify, cuenta con casi dos millones de oyentes mensuales; lideró rankings en diversos mercados internacionales; obtuvo, en dos oportunidades, el Premio Grammy; y varias de sus canciones alcanzaron el primer puesto en Billboard. Mérito propio y hazaña de esos temas que resuenan, una y otra vez, en el inconsciente colectivo. Solo basta pensar en partituras instaladas como "Color esperanza", "Nada fue un error" o "Andar conmigo", en su voz o en la de artistas como Diego Torres, Paulina Rubio, o Julieta Venegas, por citar solo unos pocos nombres.
Esas canciones ["unas 300 o 400", arriesga el músico], son las que lo convirtieron en una figura consagrada del pop internacional. Y si él es responsable de parte del éxito de varias celebridades, también son esas estrellas las que, admiración mediante, suman su voz invitada en varios de los discos de Coti. Reconocimiento mutuo, de ida y vuelta. Al igual que sucede con el público que goza de sus temas en la voz de otros, pero también llena los estadios cada vez que decide presentarse en vivo. Ahí está Roberto Fidel Ernesto Sorokin, nombre combativo si los hay, el nacido en Rosario y criado en Concordia, frente a un café con leche a punto de terminarse y con ganas de pensarse.
-Entre las cientos de partituras compuestas, ¿existe alguna estrofa que te defina especialmente?
-Es muy difícil responder eso. Hay canciones que me definen porque son obras muy logradas. No tiene que ver, necesariamente, con relatos biográficos que me definan al modo de una crónica, pero sí me pueden representar artísticamente.
-En una producción tan amplia, deben ser varios los hijos dilectos...
-Hay canciones compuestas que no grabé, otras que ni me acuerdo que registré. Me ha pasado escuchar, en la radio, un tema que me sonaba mucho y era porque la había escrito yo. Existen muchas canciones que quedan en proyectos. Quizás puedo tener diez bocetos que confluyen en un nuevo título.
-Una suerte de evolución del proceso creativo.
-Esas canciones previas serían lo que para un pintor es un boceto. Y, lo que para el autor es un boceto, quizás para otra persona puede ser una pintura terminada.
-De hecho, en artes plásticas, suelen ofrecerse muestras sostenidas en bocetos de grandes artistas que conllevan un notable valor artístico.
-Eso es buenísimo, pero el autor, probablemente, no lo considera una obra en sí misma. Quizás, Jorge Luis Borges no consideraba una obra terminada su Arte Poética porque se trata de conferencias. Sin embargo, para nosotros, es un libro hermoso.
-Algo similar a lo que sucede con las reflexiones vertidas por Borges en sus cuatro conferencias sobre el tango.
-Me encantan sus ensayos. Casi que me gustan más que la ficción. Aportan otro Borges.
-Hablando de bocetos, Pablo Picasso, de quien vimos muchos bocetos expuestos y que eran verdaderas joyas artísticas, decía: "Que la inspiración me encuentre trabajando". ¿Qué te sucede al respecto?
-Es así. Artistas como Picasso tenían una metodología que es la de trabajar mucho. Yo me embandero en eso. Hay artistas que son más explosivos, con destellos de genialidad cada tanto. Yo, en cambio, trabajo muchas horas.
-¿Cómo es la dinámica de tu proceso creativo: existen horarios o lugares específicos para crear?
-Viajo permanentemente, así que no tengo un sistema que pueda aplicar de forma rutinaria. Pero escribo, leo, y escucho música constantemente. Hay un continuo contacto entre el afuera y el adentro.
-¿Cómo se balancea el exterior y el interior?
-Tratando de estar igual en cualquier lugar en el que me encuentre, atento a cosas que se me van ocurriendo y bajarlas al papel. El método es recopilar material en el teléfono y en el cuaderno, con eso voy para todos lados. Son mis herramientas.
-¿Cuáles son tus influencias?
-Existe un mar enorme de música para escuchar, pero necesito muy poco. Me pasa con Charly [García], con [Luis Alberto] Spinetta, con los Beatles, y con Atahualpa [Yupanqui]. No necesito mucho más. Lo demás que pueda escuchar, ya está comprendido en esos monstruos.
-Te percibo muy atento a las lecturas.
-Para mí, Arte Poética, de Borges, es como la Biblia para un religioso. Todos los días releo algo de allí. Tiene tantas verdades, me siento muy identificado.
-Además de la obra de Borges, ¿qué tipo de literatura te atrae?
-Sobre todo, leo ensayos, me generan la posibilidad de encontrar, en gente que admiro, más allá de su arte, el pensamiento y el método. Selecciono bastante para escuchar y leer. Uno no necesita todo. Necesita lo que necesita. Lo mismo sucede con las personas: uno necesita a su familia, a algunos amigos. Ni siquiera se necesita conocer todo el mundo, solo los lugares que uno cree que lo enriquecen.
Color Esperanza
En el mes de septiembre, una polémica se instaló en torno a la autoría del hit "Color esperanza". En los papeles, el tema es responsabilidad de Coti Sorokin, Cachorro López y Diego Torres en un porcentaje bastante inferior. En declaraciones a un medio español, Torres no fue del todo preciso con respecto a la autoría compartida de aquella canción que inundó las radios en medio de la crisis social de la Argentina del 2001. Sorokin, irritado, salió a su cruce. En su cuenta de Instagram escribió: "Say no more, Diego Torres. Si vos contás la verdad, se acaba esta polémica idiota que me da mucha pereza, y tengo cosas mucho más interesantes que hacer. Pero me obligás a responder, amigo. Estoy intentando ubicarte así hablamos. No lo consigo...".
Diego Torres no hizo oídos sordos a la polémica y, aunque aún no habló con Sorokin, dejó una puerta abierta a la reconciliación en una carta publicada en el diario La Vanguardia de España, medio en el que se inició la polémica: "Cachorro y Coti, celebremos tantas cosas buenas que le hemos provocado a tanta gente porque le debemos mucho a esta canción", expresó Diego Torres o Diego Antonio Caccia, según figura en los registros de Sadaic que datan del 23 de noviembre de 2001.
-Finalmente, ¿hablaste con Diego Torres?
-No me llamó. Intenté comunicarme, pero no pude. Hice llamadas, mandé mensajes... Creía que tenía su teléfono, quizás no sea el actual. También intenté a través de su manager. Estarán sin cobertura... No pasa nada. Está todo bien. Simplemente, intento dejar en claro mi opinión, mi postura en mis redes. Nada más. No es mi intención polemizar, de ninguna manera es mi intención.
-Se trata del reconocimiento hacia tu obra, tu trabajo.
-Eso está y no me hace falta. El reconocimiento lo tuve siempre. Mi primer disco fue Disco de Oro, tengo Grammys, no necesito eso.
-Eso está claro, apunto a otra cosa...
-Cada uno tiene sus méritos y nada más. No hay que ser dual en las respuestas para dar lugar a... A veces, se da lugar a determinadas cosas…
-A partir del vínculo con él, ¿lo vivís como una traición?
-No tengo vínculo con él. No tenemos amistad, así que no viví lo que pasó como una traición. Simplemente, que diga: "Hola, acá estoy". Nada más que eso.
Para un artista acostumbrado a hablar desde sus canciones y estar totalmente apartado de escándalos o ser noticia mediática, los últimos tiempos fueron ajetreados. En el mes de octubre, Coti también fue noticia por un accidente automovilístico que podría haberse convertido en una tragedia. La información primera inquietó, pero todo quedó resumido a una anécdota que recordará por mucho tiempo: "Fue un susto. Estamos mucho tiempo en carretera y tomamos muchas precauciones, pero, a veces, no son suficientes porque trabajamos con productores locales. Este era un viaje interno entre Paraguay y Corrientes, no era un traslado nuestro sino uno que nos habían puesto. De todos modos, la empresa era habilitada y reconocida". El músico y su banda regresaban de un concierto en Asunción cuando, en tierra formoseña, a la combi que los trasladaban se le salió un neumático. "Creo que le han querido robar la rueda y, debido a una tuerca de seguridad, no la pudieron sacar. De todos modos, el chofer debe chequear eso. Por suerte, íbamos a velocidad baja, no volcamos, nos fuimos a la banquina", explicó.
-La vida en gira permanente conlleva esos riesgos, ¿no?
-Siempre estoy con un ojo observando al conductor, sobre todo cuando no lo conocemos, como en este caso.
Canciones para llevar
Padre de dos parejas de mellizos, Coti encontró en la composición de canciones y en ese talento innato para expresarse, la posibilidad de mantener a su familia. Muy pocos artistas pueden vanagloriarse de ostentar el mismo éxito como compositor estrella en la voz de otros y ser, al mismo tiempo, una figura internacional seguida por un nutrido público que desea verlo tocar en escena o escuchar sus materiales.
-¿Se puede componer para un artista al que no se le tiene especial admiración?
-Uno no necesita admiración, lo que se busca es escribir una gran canción. Una gran canción no está destinada a un artista, sino al éter, a la gente. Una canción popular no está destinada a alguien. No es necesaria esa admiración hacia alguien en particular. Hay muchas canciones que cantaba Mercedes Sosa que no estaban destinadas a ella, eran canciones populares, por ejemplo escritas por el Cuchi Leguizamón. El Cuchi escribía para nosotros, para la gente. Que, luego, determinada canción la haya tomado Mercedes Sosa y haya hecho una interpretación maravillosa, es otra cuestión. Lo importante es lo que uno quiere transmitir a través de las canciones. Una buena canción la puede cantar cualquiera.
-Has escrito para muchas celebridades, ¿tenés que lidiar con divismos o caprichos estéticos?
-No. La mayoría de las veces no he tratado con el artista que va a cantar el tema. En general, me contactan productores, representantes. Y, en esos cinco años en los que trabajé mucho escribiendo canciones, me di cuenta que lo importante era escribir una buena canción. Una buena canción se puede transformar en cualquier estilo y se puede vestir de gala, con vestido de noche o ropa de día Una buena canción sirve para cualquier voz. Eso le da una sensación de clásico.
-Más allá del artista que la interprete.
-Esto que te cuento hace que yo no piense como un publicista, sino como un artista. No escribo con un destino predeterminado. Ese es un error de principiante.
-¿Pensás ex profeso en la composición de un hit o ese es un camino azaroso que toma la canción?
-Es una consecuencia. No se bien qué quiere decir hit. Cuando pienso en canciones que escribí hace veinte años y siguen sonando en todos lados, me lleva a preguntarme ¿qué es hit? Porque, si se trata de un golpe, ese golpe duró mucho.
-Infinidad de hits trascienden épocas.
-Por eso digo, ¿qué será un hit?
-Un tema muy instalado, repetido por multitudes. "Andar conmigo", "Color esperanza", "Nada fue un error" son hits…
-Es alucinante que hayan pasado tantos años y que sigan sonando en la radio, que la gente las cante. Que haya chicos jóvenes que las van descubriendo, que las madres se las pasen a los hijos.
-Entonces, ¿no hay un procedimiento de composición de un hit?
-Es imposible. ¿Cómo se hace? ¿Cómo se hace para escribir un best seller? ¿Hay una fórmula?
-Hay determinados procesos creativos y métodos del mercado. Las industrias del entretenimiento recurren a determinadas fórmulas. Pueden tener buenos o malos resultados, pero hay senderos que conducen, tentativamente, a la masividad.
-Se inventaron aplicaciones para todo, pero no hay una para crear y escribir una canción; a pesar que la música, supuestamente, es matemática y las canciones son combinaciones de palabras. No hay ninguna aplicación que posibilite eso.
-¿Cuándo nace tu vocación?
-En Concordia, de muy chico. A los 13 o 14 años ya estaba en relación entrañable con la música, me daba cuenta que era eso lo que me interesaba. Y hubo, pensándolo a la distancia, un hecho que me marcó: un amigo, compañero del colegio, tuvo un accidente y falleció. Hice todo el luto escribiendo canciones. En el momento lo hice sin pensarlo, solo sintiéndolo. Con el tiempo, me di cuenta que esa fue mi manera de canalizar el dolor, la angustia y la tristeza.
-Un proceso catártico...
-Absolutamente. En ese momento comencé a escribir canciones, quizás eran bocetos o juegos. Pero era un aprendizaje de vida.
-Aquel fue un contacto prematuro con la muerte.
-Es un encuentro que uno piensa para más adelante.
-Tus temas tienen un mensaje esperanzador, a contrapelo de un mundo convulsionado...
-Puede ser… O quizás solo sea una coincidencia hermosa. De todos modos, tengo 10 discos grabados, canciones que hablan de mil cosas. Hay un panorama más amplio de lo que se conoce masivamente. Se suele estereotipar mucho, tratar de meter en cajoncitos. Pero los artistas somos más amplios y en mis discos hay canciones que hablan de diversos temas. De todos modos, creo, de manera racional e irracional, que el amor es lo que mueve al mundo. Y ese es el motor de la canción popular. Tango, bolero, jazz, rock, sea el género que sea, el noventa y nueve por ciento de la lírica tiene que ver con el amor, desde diversas perspectivas.
-El amor es el eje del arte en sus diversos lenguajes: los griegos hablaban de esto en aquel teatro primigenio.
-El amor es el motor. El arte tiene que ser un contrapeso, una energía, ante tanta cosa desagradable que ocurre. Creo en el artista como un generador de belleza. Creo en eso. Me considero un artista que intenta, con su arte, generar belleza. Soy más borgeano en ese sentido.
-El arte sin belleza es un arte incompleto, no es arte.
-A veces se mimetiza con otro tipo de provocación, pero, tarde o temprano, eso concluye siendo una expresión que es crónica de un momento, pero que caduca rápidamente. Bach, Beatles o Piazzolla, las expresiones que marcaron un camino, los clasicismos apuntaron a eso, es todo belleza lo que ocurre ahí.
-Para un artista que transcurre tanto tiempo en el proceso de composición, ¿qué significa el escenario?
-Es un universo maravilloso, fui desarrollando un vínculo cada vez más fuerte con la escena. Me fui encontrando con nuevos desafíos ahí. Hay que aprender a estar en el escenario, a manejar la espontaneidad.
-Aprender y aprehender el vínculo directo con la gente.
-Es un vínculo con el público y con uno mismo.
-¿Cómo es ese vínculo con uno mismo?
-En el escenario, cuando uno se desvincula con uno mismo, se desvincula con el otro. Es una realidad inevitable. Siempre lo más importante es vincularse con uno, eso se percibe. Cuando uno expresa algo que está vinculado con su raíz, y no es simulado, se nota.
-El público percibe rápido la autenticidad.
-Lo percibe a través de la piel, entra por los sentidos.
-¿Quiénes son Los Brillantes?
-Un grupo hermoso de personas y talentos. Amigos. Una familia política que me armé.
-Eso también lo percibe el público.
-Intento que, con mi gente, se genere una comunión, un compromiso y un disfrute. Es un vínculo horizontal. Y con un respeto de ida y vuelta constante. Eso genera una hermandad musical y una convivencia humana.
-Esa comunión de la que hablás, tendrá una celebración especial el 13 de junio de 2020, cuando te presentes en el Luna Park.
-Festejaremos mi cumple, que es el 14. Hace tiempo que celebro mi cumple arriba del escenario. Quiero hacer un Luna Park muy federal, donde pueda venir gente de todo el país. El Luna es un templo capitalino, pero en este concierto le dimos la prioridad de compra de entradas a la gente del interior. Cuando era chico, miraba por tv lo que pasaba en el Luna; no se podía ir porque era lejos, o porque no tenía dinero.
-Si de espacios emblemáticos hablamos, tocar en el Teatro Colón habrá sido un mojón superlativo.
-Fue una experiencia que no soñaba. Nunca soñé con ese tipo de cosas. Mis sueños siempre fueron, no sé si más austeros, pero sí más próximos, con metas inmediatas. Cinco meses antes de tocar en el Colón, no había soñado con eso.
-¿Cómo llega la posibilidad?
-Cada año hay 300 o 400 artistas propuestos para actuar en estos conciertos que se apartan del repertorio clásico habitual. Presentamos un proyecto y nos eligieron. Fue un proyecto de mucho trabajo, de mucho compromiso, muy elaborado. Por eso, y a partir del compromiso, nos permitieron poner el Colón en la tapa del disco. Fue faraónico y hermoso.
-¿Qué sucede cuando se pisa ese escenario?
-Te tiemblan las piernas. La cabeza va por un lado y las piernas son un flan.
-El desafío es que no se note.
-Jamás. Venía trabajando mi cabeza desde hacía varios días. El día anterior me lo pasé adentro del teatro, recorriéndolo, ensayando mentalmente, pensando en los momentos que me iban a movilizar más. El escenario es destreza, adiestramiento.
-Un ganarle a la emoción.
-A veces, está bueno que fluya, saber conducir a la emoción. Eso muy de un actor. En lugar de bajar la emoción, llevarla por el camino que uno quiere.
Wateke
Desde este viernes hasta el domingo, en el Hipódromo de Palermo desde el mediodía hasta la medianoche, se llevará a cabo una nueva edición de este festival multitarget dirigido a toda la familia. La propuesta 2019 de Wateke incluye artistas en vivo, gastronomía y entretenimientos. La edición anterior convocó a más de 30 mil personas. Se espera que, este fin de semana, se supere esa marca. Los menores de 12 años y los jubilados no abonan entrada. Y existen combos bonificados para grupos.
Además de Coti y Los Brillantes, se presentarán Topa, Dancing Mood, Sonora Marta La Reina, Los Cafres, Los Pericos, y El Choque Urbano, entre otros.
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