´Coronavirus: ¿El futuro del espectáculo son las "salas antipandémicas"?
Botones antipánico. Construcciones ignífugas. Sectores libres de humo (ya son la mayoría). Seguramente, más temprano que tarde habrá teatros antipandemia, que no serán otra cosa que salas que respondan a las medidas de seguridad para prevenir la propagación del coronavirus (Covid-19), al menos hasta que el virus sea sólo parte de la historia que menos se quiera recordar; o más se tenga que lamentar, especialmente para quienes les haya tocado perder seres queridos.
Pensar hoy cómo se vuelven a realizar espectáculos masivos sin la posibilidad certera de una vacuna a corto plazo parece más un impulso de deseo y esperanza que de sensatez. Pero, a la vez, es una necesidad. Hay que pensar cómo se vuelve el día que se vuelva, aunque ese retorno sea lento y por etapas, como la salida de una cuarentena. Está claro, para la mayoría de la gente que trabaja en el mundo del espectáculo, que la normalización de la actividad llevará mucho más tiempo que otro tipo de labores.
La Scala de Milán hizo un gran anuncio de su reapertura. La fecha exacta todavía no está confirmada pero será en septiembre. Se anticiparon dos conciertos solemnes, con la Misa de Requiem, de Verdi, que servirá como una especie de exequias para los fallecidos por coronavirus y la Novena Sinfonía de Beethoven. Para su temporada 2020-2021 se anunciaron figura de la talla de los directores Zubin Mehta, Daniel Barenboim y Christian Thielemann, la violinista Anne-Sophie Mutter y la soprano Anna Netrebko.
Sin embargo, todavía nada se dijo de las condiciones en las que se realizará esa reapertura. "Haremos lo que se pueda pero hay que ser realistas. Quien conoce el teatro sabe las dificultades prácticas para organizar la salida y entrada del público. Además, ¿cómo pueden trabajar distanciadas las 300 personas en la realización de una ópera, o los 90 músicos de la orquesta, el coro o el cuerpo de baile?", admitió su director, Dominique Meyer, a la agencia EFE.
"Entiendo que se pueda hablar de distancias en un restaurante, pero en una sala donde hay dos mil personas o en una orquesta o en un cuerpo de baile, honestamente lo veo difícil", agregó. Al mismo tiempo aclaró que por más que se quiera reabrir la sala lo antes posibles -según estimaciones la perdida en algo más de un mes y medio que lleva cerrada es de unos 23 millones de euros- no se piensa hacerlo sin no están dadas las condiciones de seguridad de todos los que trabajan allí y del público asistente.
El Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid, hoy conocido por el nombre de su sponsor, Wizink Center, es un multiespacio similar (por capacidad y diseño interior) al Movistar Arena de Buenos Aires. Tiene capacidad para 17.000 espectadores y, por supuesto, por ahora permanece cerrado. Sin embargo, su reapertura está absolutamente enfocada en qué condiciones se dará su puesta en marcha. Manuel Salcedo, consejero delegado de la firma Impulsa Eventos e Instalaciones, que gerencia las actividades de este espacio, dijo a la agencia Europa Press que es "el momento de la creatividad".
"Recibimos instrucciones de las autoridades sanitarias, pero lo que hacemos es ir avanzando. Tenemos sesenta puertas para el público. En un concierto convencional abrimos treinta, de manera que en el protocolo que estamos redactando para conseguir fluidez en entradas y salidas planteamos abrirlas todas. Podemos así garantizar fluidez y que no habría mucha aglomeración de público". También explicó que una evacuación con 30 puertas abiertas se realiza en menos de diez minutos.
Sin embargo, un protocolo en tiempos de coronavirus no requiere expresamente determinados tiempos de evacuación sino mecanismos para disminuir el riesgo de contagio en la interacción de personas. Según Salcedo, se estudian mecanismos de desinfección en los ingresos y medición de temperatura. "Con todos los certificados para usar productos mucho más potentes podemos garantizar que al abrir las puertas el recinto esté desinfectado, eso ya lo tenemos", señaló.
Otro punto clave es la distancia entre personas. Por el momento habrá que olvidarse de los recitales con gente de pie pero sí se podrían hacer conciertos con butacas y una distancias prudencial entre espectadores. "Estamos viendo cuánto sería nuestro aforo si tuviéramos que usar solo un tercio, o en fases posteriores el 50 o cuando sea total. Estamos haciendo estudios para comprobar qué aforo tendríamos con todo el mundo sentado, incluyendo la pista, respetando la distancia de seguridad que se han establecido en las fases de vuelta a la normalidad".
En ese mientras tanto hasta volver a la normalidad, también se analiza la posibilidad de realizar espectáculos mixtos, con una cantidad muy limitada de gente dentro del recinto y una transmisión en streaming, para los que no asistan al venue.
"Con la estructura que tenemos, estar cerrados es un lujo que no nos podemos permitir. Estamos avanzando, creando, aportando imaginación y liderando de alguna forma, porque somos un poco el eje de la música en vivo en España y referencia en el mundo. Ojalá todo vaya bien y los plazos se vayan cumpliendo. Previamente a nosotros habrán recuperado la normalidad otros sectores como transporte, bares o teatros. Estamos al final de la cadena por la cantidad de personas que movemos, pero confiamos en recuperar la normalidad en otoño" (Primavera en el hemisferio sur).
Con este último cálculo, este espacio madrileño podría reabrir al mismo tiempo que la Scala de Milán. Pero sin duda en todo este proceso y en los meses que quedan por delante, no será lo mismo para un espacio como el Wizink, moderno y funcional, inaugurado hace apenas quince años, con tecnología y sistemas de seguridad de este siglo, que para una sala tradicional de teatro lírico, como La Scala de Milán, inaugurada al fines del siglo XVIII.
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