Con recuerdos de Oasis, un experimentado Noel Gallagher brilló en el Luna Park
Noel Gallagher’s High Flying Birds.Estadio: Luna Park. Integrantes: Noel Gallagher (guitarra, voz), Gem Archer (guitarra), Russell Pritchard (bajo, coros), Chris Sharrock (batería), Mike Rowe (teclados), Jessica Greenfield (coros, sintetizadores), Charlotte Maironneau (coros, percusión, flauta), Audrey "YSEÉ" Gbaguidi (coros). Duración: 110 minutos. Calificación: Muy bueno.
Después de una tanda de siete canciones, Noel Gallagher se colgó su guitarra Gibson roja y dio la seña para una cuenta a cuatro. Lo que sucedió a continuación fue una versión emotiva (y casi idéntica a la original) de "Little By Little", un hit de Oasis de cosecha 2002, y el primero de la banda de Manchester en sonar anoche. El gesto permitió pensar que lo que seguiría a continuación sería un repaso purista por su pasado, algo que ocurrió a medias. Durante la hora restante, Gallagher revisitó varias páginas de su pasado, pero lo hizo desde la óptica de su presente artístico, que poco tiene que ver con el rock de estadios.
A 20 años del debut porteño de Oasis en el Luna Park, el presente de Gallagher no podría ser más distinto al de la estampa de 1998. Lo que antes era una banda de rock con una pared de guitarras a volumen once, ahora es una formación expandida que incorpora coreutas y multi instrumentistas femeninas y una sección de vientos. Esa alineación fue la que le permitió una traducción lo más fiel posible al terreno del vivo de las canciones de Who Built the Moon?, su tercer disco solista plagado de canciones pensadas como experimento de estudio y no como una interpretación bajada a tierra. En consecuencia, su repertorio más reciente cobra en el escenario un plus humano.
Mientras todavía se diluía en el aire la grabación de "4 Minute Warning" de John-Paul Jones que sonó en la previa, Gallagher y su banda plantaron bandera con "Fort Knox", un blend de patrones de hip hop con psicodelia espesa que desembocó en el pop todoterreno de "Holy Mountain". Poco después, el exOasis compartió protagonismo vocal con la tecladista Jessica Greenfield en "Keep On Reaching", un soul anfetamínico con arreglo de bronces incluído. Al tema siguiente, la reptante "It’s A Beautiful World" tuvo a Charlotte Maironneau recitando un spoken word apocalíptico en francés desde un teléfono antiguo.
Después de sendas versiones de "If I Had A Gun…" y "Dream On" (emotiva y eufórica, respectivamente), y tras un primer coqueteo con Oasis, Gallagher demostró su lealtad con el público local para interpretar fuera de programa "The Man Who Built the Moon", que hasta ahora había interpretado una sola vez en su Manchester natal. La canción, plagada de un aura cinematográfica, creó una atmósfera tan abrasiva en la que la única salida posible fue un set a guitarra acústica y piano en el que sonaron la lacrimógena "Dead In The Water" y una versión de "Supersonic" despojada de todo atisbo eléctrico.
Ante tanta emoción desnuda, Gallagher volvió a ponerse la eléctrica sobre los hombros para la pantanosa "Be Careful What You Wish For" y la inesperadamente bailable "She Taught Me How to Fly". Pero en vez de establecer una constante, Noel volvió al formato casi desenchufado para una lectura con guiños de northern soul a la beatleana "Whatever", un formato que replicó en "Half the World Away", ambas de la cosecha 1994 de Oasis. El purismo asomó las narices en "Wonderwall", aunque con una cuota extra de intimismo y fragilidad en la interpretación, justo antes de que "AKA… What a Life!" volviera a orientar las cosas hacia la pista de baile, esta vez con una pared de distorsión sobre los hombros.
En el comienzo de los bises, la psicodélica y nebulosa "The Right Stuff" puso a Gallagher en segundo plano, para que el protagonismo quedase en manos de la vocalista YSEÉ y el guitarrista Gem Archer, ex compañero de los días de Oasis junto al baterista Chris Sharrock. La mera presencia de ambos se volvió luego un factor determinante en "Go Let It Out" y la lectura (casi) acústica de "Don’t Look Back in Anger", que se reformuló de himno de estadios a susurro de fogón. Como despedida, y al igual que lo hicieran los Beatles en 1967, la fanfarria de vientos de "La marsellesa" derivó en "All You Need Is Love". No es la primera vez que el músico de Manchester echa mano al repertorio de los Fab Four, pero en esta ocasión parecía haber un mensaje entre líneas: con medio siglo a cuestas y unos cuantos años como compositor de himnos rockeros, ahora Gallagher va por el bronce del Panteón de la Canción Británica, y no tiene miedo a las comparaciones.
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