Músicos de jazz, reuniones secretas y mucho Kendrick Lamar
Un domingo a la noche en la primavera de 2014, David Bowie entró en el 55 Bar, un viejo local de jazz, de 96 años de antigüedad, en el West Village de Nueva York. Maria Schneider, una amiga de él que lideraba un grupo de jazz, le había sugerido que viera el show de esa noche, que daba un cuarteto liderado por el saxofonista Donny McCaslin. Bowie agarró una mesa cerca del escenario, se sentó, y se fue sin hablar con la banda. "Uno de los mozos me decía: ‘¿Ese era David Bowie?’", cuenta McCaslin. "La gente se daba cuenta."
Un par de semanas después, McCaslin recibió un e-mail: Bowie quería que la banda se juntara con él en el estudio. "Pensé: ‘Este es David Bowie, ¿y me eligió a mí, y me está mandando un e-mail a mí?’", sigue el saxofonista. "Intenté no pensarlo demasiado. Quería enfocarme en el momento y hacer el trabajo." Esa tarea, inicialmente, consistía en una canción: la tripeante "Sue (Or in a Season of Crime)", que Bowie grabó con la banda de McCaslin y lanzó en Nothing Has Changed, un compilado de 2014.
Después, en enero de 2015, Bowie llamó al grupo para que fueran al estudio neoyorquino Magic Shop para empezar a trabajar en su nuevo disco, Blackstar, que sale el 8 de este mes, en el cumpleaños número 69 de Bowie. "Me sorprendió", dice el baterista Mark Guiliana sobre su llamado a tocar. "Pero siento que él construyó su carrera y su identidad artística en base a la sorpresa. Tiene sentido, considerando quién es él como artista."
Las semillas de Blackstar –su vigésimo quinto disco– se remontan a mediados de 2014, cuando Bowie se juntó con su antiguo productor Tony Visconti y el baterista Zack Alford para grabar unos demos en Magic Shop. Después Bowie desapareció durante cinco meses para trabajar con el material nuevo en su casa. "Tiene algo armado en la casa", dice Visconti. "Y no hubo ninguna comunicación clara con él hasta diciembre. Ahí fue cuando me dijo que estaba listo para hacer el disco."
Hace dos años, Bowie lanzó su primer disco en casi una década, un álbum de rock relativamente tradicional (para los parámetros de Bowie) que se llamó The Next Day. Para Blackstar, estaba decidido a hacer algo diferente. "Escuchábamos mucho a Kendrick Lamar", dice Visconti. "Terminamos haciendo algo que no tiene nada que ver con eso, pero nos encantaba el hecho de que Kendrick fuera tan abierto, y que no hiciera el disco de hip-hop clásico. Metió todo ahí, y eso es exactamente lo que queríamos hacer. La meta, en muchas, muchas maneras, era evitar el rock & roll."
McCaslin y sus compañeros de banda eran capaces de manejar lo que fuera que les tirara Bowie, desde krautrock hasta hip-hop o pop. Blackstar empieza con un tema, que lleva el mismo título, de diez minutos: una canción cautivante que empezó como dos temas diferentes antes de que Bowie y Visconti los unieran.
De hecho, la versión original duraba más de once minutos, pero la cortaron en 9:57 después de enterarse de que iTunes no postea singles de más de diez minutos. "Es una mierda", dice Visconti riéndose. "Pero David era inflexible y quería que fuera el single y no quería que hubiera una versión en el disco y otra en el single, porque la cosa se pone confusa."
Bowie no dio una entrevista en más de una década, y no cantó en público desde que tocó "Changes" con Alicia Keys en un evento de caridad el 9 de noviembre de 2006 (en Manhattan, en el Blackball Charity Concert, en el que hizo un miniset de tres temas iniciado con su famoso cover de "Wild Is The Wind" con el tecladista Mike Garso, de Spiders From Mars). Esto ha ocasionado rumores de que Bowie estaba con problemas de salud. En el año 2004, Bowie atravesó una cirugía por una arteria bloqueada, en Alemania, cuando bajó de un show y se quejó de un dolor muscular en el pecho. Tenía entonces 57 años. Pero todos los que participaron en Blackstar insisten ahora en este que no es el caso actual. "Está bien de salud", dice, por ejemplo, Visconti. "Viene de hacer un disco muy riguroso."
Las sesiones de Blackstar muchas veces duraban siete horas, y Bowie cantaba con toda la fuerza durante todo el día. "Pasaba de 0 a 100 una vez que nos metíamos en el estudio", dice el baterista Guiliana. "Y sus interpretaciones vocales eran siempre asombrosas." En su tiempo libre, Bowie trabajaba en el musical off-Broadway Lazarus (ver recuadro), para el que se involucró íntimamente en cada aspecto de la producción, incluso el casting.
La sensación de aventura del disco se extiende hacia las letras. "‘Tis a Pity She Was a Whore", reforzada con una base de hip-hop y un saxo de free-jazz, recibe su título de una obra del siglo XVII escrita por el dramaturgo inglés John Ford, y la letra de "Girl Loves Me" sale del polari, un argot gay usado en Londres a mediados del siglo XX. "También sacó un par de palabras de La naranja mecánica", dice Visconti. "La letra es rara, pero muchos británicos, especialmente londinenses, van a entender cada palabra." El tema del título se refiere varias veces a una "vela solitaria". "Me dijo que era sobre ISIS", dice el saxofonista McCaslin. "Es un tema increíble." (Esta afirmación de McCaslin es nueva para Guiliana y Visconti, quienes dicen que no tienen idea de qué se trata la canción).
Bowie compuso una canción en el estudio, la encantadora balada "Dollar Days". "Un día, David agarró una guitarra", dice McCaslin. "Tenía una idea breve y la aprendimos ahí mismo en el estudio. Durante meses yo me había olvidado de eso, hasta que alguien me dijo que estaba en el disco."
James Murphy, de LCD Soundsystem, toca la percusión en dos temas, aunque su rol en el disco iba a ser originalmente mucho más significativo. "En un punto estábamos hablando de tres productores para el disco: David [Bowie], James [Murphy] y yo", dice Visconti. "Murphy estuvo ahí por un tiempo breve, pero tenía sus propios proyectos a los que se dedicaba. Su rol nunca estuvo definido. Trajo algunos sintetizadores y percusiones, y tenía muchas ideas."
Cuando la banda terminó de grabar las bases en marzo, Bowie y Visconti regrabaron la mayoría de las voces, dándole un efecto afantasmado a un disco de 42 minutos. "Ese es el sello de nuestra forma de trabajar", dice Visconti. "Suena realmente muy bien cuando le ponemos este efecto llamado ADT, de doble tracking automático. Después jugamos con unos ecos repetitivos y extendidos. Son todos efectos a medida."
Para promover el single "Blackstar", Bowie rodó un cortometraje en el que hace de un profeta ciego en el espacio, que se cruza con un par de espantapájaros. "Creo que cuando me llamó me puse a llorar", dijo el director, Johan Renck. Pero ese video puede que sea el último vistazo que los fans de Bowie tendrán por un tiempo. "No creo que vuelva a tocar en vivo", dice Visconti. "Si lo hace, será una sorpresa total."
Bowie está decidido a dejar que el álbum hable por él. "Cuando sacamos discos como Heroes o Low, nadie hacía nada parecido", dice Visconti. "Y después él le dio nacimiento a la escena New Romantic. Rompe con los géneros, y no veo la hora de que salgan discos imitando a Blackstar".
Por Andy Greene
LA NACION
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