Acababa de empezar el primer ensayo para el regreso de Cienfuegos y todo parecía indicar que iba a ser el último. En una sala de Vicente López, una tarde de diciembre pasado la formación completa del grupo liderado por Sergio Rotman repasaba en círculo y de memoria algunas de sus canciones más tradicionales: acababa de sonar "Llega el dolor", "Te fuiste", "Todo el mundo quiere ser feliz" y el cover de David Bowie, "Moonage daydream". No había mucho diálogo, algunos casi ni se miraban, pero la banda sonaba igual de poderosa y ajustada que siempre. Era su primer encuentro en 12 años y era como si el tiempo no hubiera pasado. Quizás por eso mismo ese cuarto era una olla a presión juntando fuerza. "¡Aprendete los temas en tu casa, gil!", gritaba el bajista Martín Aloé antes de dar un portazo seco y abandonar el ensayo a paso acelerado, dejando en la sala un silencio espeso e incómodo.
El reencuentro de Cienfuegos para sus fechas regreso, este 5 y 6 de abril en Groove, está cargado de sensaciones cruzadas. Después de su despedida en mayo de 2007, con dos shows en el Salón Pueyrredón, la relación entre algunos integrantes del grupo –sobre todo entre Sergio Rotman y Martín Aloé- quedó visiblemente deteriorada. Casi 12 años más tarde, no es que las cosas estén mucho mejor, pero al menos el paso del tiempo iluminó algunas razones que parecen suficientes como para volver a poner en funcionamiento a ese bólido de punk-rock que durante su ausencia logró acrecentar el mito, con shows homenaje y hasta un disco tributo. Cuando se anunció la reunión, el efecto fue instantáneo: las entradas para el primer show anunciado, el del sábado 6, se agotaron en solo seis días, lo que hizo que sumaran una nueva fecha para este viernes. Aunque en un primer momento se especulaba con la posibilidad de sumar fechas en Rosario y Córdoba, por el momento todo resulta incierto.
"Yo estoy haciendo esto porque dije que nunca lo iba a hacer", decía Sergio Rotman unos minutos antes de que llegara el resto de los músicos al ensayo, largando una risotada que ponía a rebotar su clásica porra gris. "Mi motivación fundamental es que hay gente que quiere vernos. Cualquiera que quiera escuchar una canción mía, yo voy y la toco". En relación a las tratativas para reunir de nuevo al grupo, Rotman era escueto pero claro. "Nos conocemos mucho entre nosotros, no tuvimos que pasar por esas vicisitudes...", apuntaba. "Cuando Martín [Aloé] estuvo de acuerdo en juntarnos en una sala, no tuve ninguna pregunta más que hacerle."
Sentado sobre la tarima de la batería de una habitación contigua, antes del ensayo Martín Aloé parecía nervioso y algo contrariado con la idea del regreso, sumado a la presencia de un periodista y un fotógrafo de Rolling Stone. "Fue una negociación larga y ardua y llegamos hasta este punto de que hay un show el 6 de abril", decía Aloé, secándose la transpiración de su frente, cuando todavía había solo una fecha confirmada. "No sé qué fue lo que me movió a hacerlo. Personalmente muchas razones no tengo para juntarme porque estoy con muchos proyectos, y embarcarse en una cosa de un solo show para mí es medio extraño". Aloé ahora es miembro de Dancing Mood, toca desde hace una década en El Soldado y fue sumado como contrabajista a Los Auténticos Decadentes para la grabación y presentación de su MTV Unplugged. "Ya se puso la rueda en movimiento y me subí", sumaba con un dejo de resignación. "Pero no tengo ningún tipo de expectativa de nada, siendo sincero..."
Aunque el principal periodo de actividad de Cienfuegos fue la década del 90’, tiempo en el que editaron sus tres discos de estudio (Cienfuegos de 1995, NS/NC de 1998 y Hacía el cosmos de 1999), la historia del grupo abarca gran parte de la biografía de sus integrantes, por eso para algunos este regreso funciona también como celebración de esa larga parábola que empezó en los 80’ con la creación de Día D, la banda seminal integrada por Martín Aloé, Hernán Bazzano y Fernando Ricciardi, y que terminó convirtiéndose en Cienfuegos después de que Rotman dejara los Cadillacs y que Martín Aloé volviera de su estadía en España, donde se había ido a probar suerte dentro de una camada de músicos entre los que también estaban Roberto Pettinato, Willy Crook y Daniel Melingo (la formación final terminó completándose con la incorporación de Diego Aloé en guitarra). "Para mí esta es la mejor excusa que tenemos para vernos", dice ahora el baterista Fernando Ricciardi, también integrante de Los Fabulosos Cadillacs. "Con Día D arrancamos ensayando en mi habitación, es mi banda de la adolescencia y de amigos. Así que juntarnos a tocar para el evento que sea, a mí me encanta."
"En el momento sufrí un poco aquel primer ensayo de reencuentro. Pero después me resultó divertido y sano, señal de un grupo vivo. Me parece súper digno de un regreso, que las bandas de rock no sean almacenes donde solo se gana plata y haya sentimiento encontrados... y arte", dice ahora Rotman a la distancia. "El mundo de Cienfuegos siempre fue así: caótico, extraño, retorcido y, básicamente, amante del quilombo y el rock and roll."