Cinco décadas después de que el disco de Johnny Cash At Folsom Prison fuera grabado, sigue siendo tan mítico como siempre. El concierto y su estrella entraron en la imaginación internacional y, por varias razones, jamás la abandonaron. Vestido, como siempre, de negro, el 13 de enero de 1968, celebró paradójicamente la cárcel y la vida criminal mientras creaba un retrato irrecusable de la experiencia en la cárcel que se mofaba de la preocupación de la época por los marginados de la sociedad. También fue la primera grabación en vivo de un show en una cárcel, y cristalizó la imagen oscura de Cash. Y después empujó a la mirada pública al recluso Glen Sherley, quien encarnaba la idea de Cash de que la compasión por los prisioneros podía llevar a una redención para todos.
Las historias detrás del disco de Folsom -en mayo se cumplieron 50 años de su lanzamiento- crecieron como un torbellino, llevando con él una especulación febril acerca de los encuentros de Cash con la ley y otras verdades a medias y leyendas oscuras. La biopic de Hollywood de 2005, Walk the Line, retrató el concierto como algo que no fue, aunque sí mostraba una cosa bien: en un nivel muy básico, Folsom marcó un renacimiento personal y profesional para Cash.
Para bajarlo todo a la tierra, Rolling Stone combinó entrevistas inéditas con tres testigos a los shows de la cárcel de Folsom: Marshall Grant, un miembro original de los Tennessee Three de Cash, quien tocó el bajo y ordenó el maníaco grupo de las giras de su jefe desde 1954 hasta 1980; el baterista W. S. "Fluke" Holland, anteriormente con la leyenda del rockabilly Carl Perkins, y quien se sumó a Cash en 1960 y siguió con él hasta la última gira de Cash en los 90; y Jim Marshall, el rey de los fotógrafos del rock & roll quien retrató a casi todas las estrellas de pop durante su vida, pero se considera aún más afortunado por haber estado con su cámara en Folsom. Marshall y Grant murieron en 2010 y 2011 respectivamente, mientras que Holland aún vive en Jackson, Tennessee, y lidera un grupo que honra la memoria de la leyenda de la música country.
Los tres delinean los pasos que llevaron a Cash a la cárcel de California un día gris y frío, y reviven las actuaciones desenfrenadas de él y de June Carter para los hombres que, para Cash, parecían contar como suyos. Grant y Holland rememoran el poder de la interpretación que hizo Cash de la canción de Glen Sherley, "Greystone Chapel", y luego sus repercusiones trágicas. ¿Y quién sabía que el entorno del Hombre de Negro había llevado un arma escondida y bolitas de hash, antes de que Grant y Marshall lo revelaran por primera vez en estas entrevistas?
Quizás más sorprendente es que los recitales de Folsom (Cash hizo dos ese día) no fueron sólo un acto de compasión para los reclusos, sino también una estratagema para persuadir a Cash que hiciera otro disco cuando su consumo de drogas había obstaculizado su producción discográfica. ¿Qué otros secretos guarda la historia de Folsom? El futuro lo dirá.
El camino a Folsom
Marshall Grant: Esto fue una forma de hacer que sacara algo, porque no lo podíamos meter en el estudio. Y cuando lo metíamos en el estudio, no estaba para nada preparado. Entraba y empezaba a componer canciones ahí. No podés hacer eso, porque cada parte de nuestra carrera demuestra que, especialmente con nosotros y con él, tenés que tener las canciones, trabajarlas, tenerlas listas. Bueno, no podíamos hacer que hiciera eso. Así que salió la conversación: "Hagamos un disco en la cárcel de Folsom".
Fluke Holland: Vayamos a Folsom, y hagamos un show ahí para entretener a los prisioneros, porque ellos no pueden salir a buscar entretenimiento. Era como hacer un lindo gesto. Y me acuerdo de decir, en cuanto al dinero, que este show, si vas a grabarlo y venderlo, no se va a vender ni para cubrir los costos. Me acuerdo de haber dicho eso dos o tres veces. De hecho, me acuerdo de decírselo a Bob Johnston, que lo produjo. Y resultó ser una de las cosas más grandes que haya hecho Johnny Cash en esa época.
Jim Marshall: No creo que ninguno de nosotros supiera lo importante que sería. Yo saqué las fotos del último recital de los Beatles en 1966. Faltaron venderse 10.000 entradas para agotarse porque nadie sabía que sería el último recital de los Beatles de la historia. Pero yo tuve la suerte de ver los dos lugares. Creo que Folsom ganó en importancia con los años por la crudeza y la energía. Y es increíble la energía de ese disco. Pero yo en el momento no sabía lo importante que sería.
El entorno de Johnny Cash entró a la cárcel con un arma y hash.
MG: John tenía mucha empatía por los vagabundos, por los prisioneros. Para todos los que eran así. Venía de un origen muy humilde en Arkansas. Así que si bien él adquirió muchas cosas en su vida, seguía sintiendo empatía por esa gente, y además lo hacía muy obvio. Era muy real con eso. Y eso es lo que lo llevó a las cárceles. Y en muchas la gente se volvía loca por nuestra voluntad de entretenerla, les transmitíamos que nos importaban.
JM: Creo que John creía que estaba volviendo al público más consciente de las condiciones en las cárceles. Cuando hacíamos los shows, no creo que él se considerara un vocero. Creo que se veía como un animador que podía hacer una diferencia en sus vidas aunque fuera por una hora.
MG: Cuando llegamos a Folsom, estaba tan tranquilo y desolado y sólo podías ver un par de prisioneros. Jim Marshall sacó fotos de John y June en el ómnibus, y bajándose, y estábamos todos ahí, y era como una celda ambulante. Así que incluso desde que salimos del hotel, que estaba a cuatro o cinco kilómetros, era una atmósfera muy sombría para todos. Era difícil de explicar. Sencillamente, no había alegría ahí.
La atmósfera ahí es diferente de cualquier cosa que hayas visto en tu vida. Todo lo que veías afuera era lo opuesto absoluto de lo que ves ahí. Y todo el mundo está controlado. Todo el mundo es observado, incluso nosotros. Eramos prisioneros en esas cárceles. Así que eso lo hacía incómodo. No era que los guardias de la cárcel no fueran amables, pero tenían reglas que teníamos que cumplir, y no íbamos a romper esas reglas.
JM: Nos bajamos del bus. Había unas paredes de granito de cinco metros, y nos bajamos del bus en la segunda línea de puertas, y las cerraron, y John dice: "Jim, ese sonido tiene una sensación de permanencia". Yo pensaba: "Dios mío". Porque apenas un año antes yo había sido arrestado por dispararle a alguien. Podría haber estado ahí. De hecho, cuando fuimos a Folsom yo estaba en libertad condicional.
MG: Yo llevé un arma a Folsom, un arma de verdad que usábamos para un chiste en vivo. Tocabas el gatillo y salía humo. Hacía un ruido fuerte, y era gracioso y a la gente le encantaba absolutamente en el show. Bueno, la llevé en la funda del bajo. No lo pensé. Pero cuando fui a agarrar el bajo y vi el arma en la funda, dije: "Dios mío, ¡estoy en la prisión de Folsom con un arma!". Probablemente voy a quedarme acá el resto de mi vida". Así que fui tranquilamente a hablar con un guardia de seguridad junto al escenario y le expliqué exactamente de qué se trataba, y le dije: "No quiero ningún problema". Dijo: "Bueno, no te preocupes. Voy a hacer que un par de guardias de seguridad te la saquen y le expliquen al encargado y la vamos a poner en una caja hasta que estés listo".
JM: Yo tenía un par de bolitas de hash en el bolso de la cámara, de las que me había olvidado, y obviamente no las encontraron. ¿Pero te imaginás ir a una cárcel con droga encima? ¡Dios! Yo tenía jeans Levi’s, y me dijeron: "No podés venir con Levi’s porque [te vas a confundir con] los prisioneros y sus jeans azules". Me tuvieron que conseguir unos pantalones caqui.
El show
FH: Me lo acuerdo tan bien, era la época en la que no teníamos monitores en el escenario, y no escuchábamos lo que pasaba. Sólo tenían unos parlantes. Y cuando terminaba una canción y John empezaba la siguiente, no teníamos idea de cuál iba a ser. El empezaba a cantarla, y no lo podíamos escuchar. Empezábamos a tocar algo. No sabíamos si iba a ser lo correcto o cualquier cosa, pero todo salió muy bien.
MG: Carl Perkins estaba en el show, también Statler Brothers y June -la familia Carter no, porque sentíamos que no era un lugar para llevar a toda la familia-. Pero John quería a June, y sentíamos que podíamos cuidarla nosotros, junto con los guardias de la cárcel. Una mujer es fácil de cuidar, pero cuatro o cinco podría haber sido un problema, y por eso no fueron los Carter.
Así que Hugh Cherry [el presentador y disc jockey de Los Ángeles] sale al escenario y presenta a Carl, presenta a The Statlers, y después sale y le explica al público lo que quiere que hagan. Dijo: "Johnny Cash se está preparando para salir y cuando salga, no digan nada. No aplaudan, no se paren, actúen como si él no estuviera ahí. Va a acercarse al escenario y va a decir: ‘Hola, soy Johnny Cash’. Y ahí quiero que hagan volar el techo de este edificio". Dijo: "Cualquier ruido que hayan hecho antes, multiplíquenlo por diez ahí, porque los vamos a grabar". Fue una gran idea. No fue mía. No fue de John. Claramente no fue de Bob Johnston. ¡Pero funcionó! Ese público tuvo mucho que ver con el éxito de ese disco.
Cuando [el guitarrista] Luther Perkins empezó "Folsom Prison Blues"... por supuesto, ya habían escuchado "Folsom" y sabían que Luther era el que empezaba. Pero cuando empezó fuerte todo el mundo se giró hacia él. Todos en el escenario nos giramos hacia él, y ellos también, y ellos pensaron que él era lo mejor que había agarrado alguna vez una guitarra, y en mi opinión también lo era. Pero él los desconcertó, y eso le agregó fuego a todo desde el principio. Después de la primera pausa de la guitarra, Luther hizo dos más, y John los tenía en la palma de la mano. No podía salir mal.
JM: Si Johnny hubiera dicho: "Vamos, salgamos de acá ahora mismo", creo que lo hubieran hecho. Lo hubieran seguido. El tenía esa presencia.
MG: Cuando salió June le dieron una gran ronda de aplausos. Me preocupaba lo que le podían llegar a gritar, pero nadie dijo nada. Salió todo muy bien. Hicieron "Jackson", y una o dos canciones más, y a los reclusos les encantó. Ella era una gran presencia en el show. En ese período de la vida de John, él quería que ella estuviera todo el tiempo. No hacía ninguna diferencia. Pero creo que quería asegurarse de que ella estuviera cerca porque sentía que con ella cerca él podía manejar bien su vida.
JM: June era de la familia Carter, los fundadores de la música country moderna, así que ella le llevaba a John los fans más duros del country, los tradicionalistas. Quizás estoy lanzando mi propia idea, pero mucha gente aceptó a John porque estaba con June, los fans más duros del público.
Glen Sherley y "Greystone Chapel"
MG: Floyd Gressett [un párroco amigo de Cash] trabajaba con los reclusos de la cárcel. Y conoció a un prisionero llamado Glen Sherley, y Glen había compuesto algunas canciones. Y sabía que Floyd conocía a John. Esto fue antes de que se programara el show, o cuando estábamos en el proceso de armarlo. Y le pidió al reverendo Gressett si podía llevarle una canción a John, porque no tenía idea de cómo hacerlo. Así que le mandó la canción a John antes de que fuéramos ahí. Y John y nosotros nos aprendimos "Greystone Chapel". Luther sólo tocó la rítmica porque Carl tocó todo.
FH: "Greystone Chapel" fue muy poderosa, y transmitía tanto sobre la vida en la cárcel que John sabía que les iba a gustar a los prisioneros. Por eso yo siempre digo que Johnny Cash es es casi un genio. Era tan inteligente. Era como si él pudiera mirar al público y saber lo que querían escuchar.
Empezó a cantarla, y empezamos a tocarla. Tenía una buena base. Parecía como si él supiera lo que ellos querían escuchar, y no le importaba si a la seguridad no le gustaba que escucharan eso.
MG: El plan era no decirle nada a Glen, pero también lo sentaron en primera fila. Así que la empezamos y John les contó a los prisioneros acerca de este tipo que compuso esta canción, y cómo le llegó a él a través de Floyd Gressett. Y él dijo: "La vamos a hacer, y la vamos a grabar". Y Glen se derritió en su asiento. Empezamos "Greystone Chapel" y John hizo un trabajo fenomenal. La sentía, de pies a cabeza. Y después de eso, John pasó a sacarlo de la cárcel.
Cuando John lo sacó de la cárcel, decidió que quería llevarlo de gira con nosotros, porque había mucha publicidad alrededor suyo, por lo que había hecho John, y pensó que le daría un empujón, una carrera discográfica o algo. Cantaba bastante bien, pero estaba tan nervioso todo el tiempo que no podía cantar una sola palabra. Se paraba en el escenario y empezaba a temblar. Pero Glen se puso difícil de manejar. No lo podías sacar de la cama. Iba al bar. Se peleaba. Le encantaba pelearse. Se peleaba con cualquiera. Y yo le tenía miedo.
FH: Glen Sherley es la única persona de la que estuve cerca y de la que tenía miedo todo el tiempo. Había algo en Glen Sherley que era diferente para mí. Era, digamos, una estrella en la cárcel, una gran estrella. Había estado ahí casi toda la vida y sabía todos los trucos, sabía cómo conseguir lo que quisiera y apareció en el mundo del entretenimiento, que era difícil. Sólo sobreviven los fuertes en el mundo del entretenimiento. Y Glen no podía con el mundo exterior.
MG: Una vez le estaba hablando: "Glen, cuando estás acá, tenés que estar listo. No parás de perder aviones. Tenés que subirte al avión. Tenés que seguirme. Te voy a dar un itinerario de todo y lo único que tenés que hacer es leerlo y hacerlo. Es así de simple". El estaba fumando un cigarrillo y sentado ahí, y dijo: "Te amo como a un hermano. ¿Pero sabés lo que me gustaría hacer?". Y le dije: "Bueno, no, Glen, no". Me dijo: "Lo que me gustaría hacer es agarrar un cuchillo de carnicero y cortarte en pedazos. Me gustaría ver caer cada gota de sangre de tu cuerpo en ese suelo".
Así que fui a John y June y les dije: "John, ya está. No podemos tenerlo acá, porque me dejó muy claro que quiere matarme. Si me lo dijo a mí, te lo puede hacer a vos, a cualquiera en el grupo, puede violar a una de las chicas". Y John dijo: "Entiendo lo que decís, Marshall. Entiendo mucho lo que decís". Y dijo: "Dejame que lo maneje". Así que Glen se mudó a California y fue a trabajar a una granja. Yo creo que era más de lo que podía manejar, porque un día agarró un revólver y se lo llevó a la sien y se metió una bala en la cabeza.
FH: No creo que John se haya culpado a sí mismo por la muerte de Glen. Y no creo que debiera. No sé por qué podría pensar en culparse por lo que pasó. Creo que siempre pensó que le hizo un gran favor a Glen. Probablemente, si Glen no hubiera salido de la cárcel, estaría vivo, o al menos habría vivido muchos años más. Porque ahí era más fácil para él.
MG: Creo que John sintió -y esto no lo dijo- que le había dado una oportunidad de vida a Glen, y así fue.
El disco
FH: Cuando el disco salió y fue un éxito, cuadriplicó la cantidad de gente que conocía a Johnny Cash. Y después salió el disco de San Quentin. Creo que esas dos cosas lo catapultaron al estrellato. La cereza del postre, como se suele decir, en los sesenta y principios de los setenta, fue cuando hicimos el programa semanal en ABC [The Johnny Cash Show], y por supuesto eso lo coronó. No sé si eso habría ocurrido sin los shows en las cárceles. Eso estableció a Johnny Cash.
JM: Creo que Folsom tiene diez veces la energía de San Quentin. San Quentin es genial, pero para mí, Folsom es probablemente uno de los mejores discos de la historia. La crudeza de Folsom creo que es lo que lo define. Es así. Simple de verdad. San Quentin lo grabamos en ocho canales, tenían un equipo de filmación, fue una gran producción. Para Folsom pusieron un micrófono ahí. Eso fue todo. Muy simple. Pero creo que la simplicidad capturó el momento. No había adornos. Fue básico. Y creo que eso tocó una fibra en la gente. Y sus palabras eran honestas. No había poesía compleja. Era directa.
Sgt. Pepper’s, Are You Experienced?, Pet Sounds y Blonde on Blonde, de Dylan, creo que Folsom es tan importante como esos discos. Sólo por la intensidad de la actuación de John. Esa cosa real, cruda, y honesta que había en Folsom hizo que fuera un disco importante.
MG: Habíamos hecho muy buenos discos, pero eran pocos para cuando llegamos a Folsom. Salía un disco, era popular por un tiempo, pero uno sentía que después caía. Era como una montaña rusa. Pero cuando salió este disco, se dio vuelta todo en nuestras vidas. Nuestras carreras se dieron vuelta. John se estaba transformando en lo que merecía.
Se hizo tan popular con los shows en la cárcel que sintió que podía ser un vocero de la población de las cárceles, y así fue. Y habló en muchas ocasiones en nombre de los prisioneros, porque es así como él se sentía por esta gente marginada. No podés encontrar a nadie más marginado que un prisionero.
JM: Creo que Johnny creía realmente que estaba mejorando las cosas para los reclusos, al ir ahí y tocar para ellos. Y estaba haciendo que la causa de los presos estuviera más disponible para el público, porque él tenía un perfil muy alto. Y creo que realmente él creía que estaba haciendo algo bueno. El tenía un aura como si fuera uno de ellos. No importa si era algo imaginado, o planeado, o si pasó con el paso de los años, pero pasó. No creo que él lo haya pensado demasiado. Pero sí creo que él creía que estaba haciendo algo bueno tocando en cárceles. Y resultó que Folsom fue uno de los discos mejor vendidos de country de la historia.
Michael Streissguth
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