Este viernes se edita un disco póstumo del “Genio de Minneapolis”; Welcome 2 America fue grabado y guardado por Prince en 2010; como una cápsula del tiempo, llega hoy y se ofrece actual, en sintonía con su tiempo
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Artista: Prince. Álbum: Welcome 2 America. Canciones: “Welcome 2 America”, “Running Game (Son of a Slave Master)”, “Born 2 Die”, “1000 Light Years From Here”, “Hot Summer”, “Stand Up And B Strong”, “Check The Record”, “Same Page, Different Book”, “When She Comes”, “10 10 (Ring Tin Tin)”, “Yes”, One Day We Will All B Free”. Calificación: muy Bueno.
El mejor disco de Prince en los últimos 20 años fue editado hoy, poco más de 5 años después de su muerte. Un hecho improbable en la carrera de cualquier artista, a menos que seas Prince. Welcome 2 America, grabado en 2010, estaba allí, en el barril sin fondo conocido como The Vault (“la bóveda”), ese lugar que no se sabe cuánto tiene de metafórico y cuánto de real, en el que Prince conservaba todo lo que grababa y, por diversas razones, decidía no editar. Se trata, entonces, no de un disco de rarezas, de demos ni de outtakes, se trata de un disco completo, que el nacido en Mineápolis concibió y grabó por completo y con su propia unidad de sentido.
El Prince de los 2000 fue (es) un Prince esquivo. No era el alquimista que convertía todo en hit allá por los 80 ni el misterioso autoproscripto y sin nombre de los 90 (aquel en conflicto con su sello discográfico que daba entrevistas con la palabra Esclavo pintada en su cara y que cambió su alias por un símbolo). Era más bien un artista que había aprendido a vivir con sus laureles y perfeccionado sus presentaciones en vivo hasta alcanzar el carácter de mito viviente de la música popular (ver su performance bajo la lluvia en el Super Bowl 2007). En estudio: más insaciable que nunca. Pasaba la mayor cantidad de sus horas grabando, ramificaba proyectos hasta el infinito y su sonido se esparcía siempre siguiendo su propia marca de estilo. Sin reclamar tronos, Prince se entregaba de lleno al placer de hacer música, su verdadero pulso libidinal.
“Welcome 2 America”, el tema que le da nombre al disco y también su puntapié inicial, es una canción-manifiesto que, publicada en 2021 tiene más actualidad que si hubiese visto la luz en su momento. Paradoja del tiempo: lo que en 2010 hubiese sido futurista y premonitorio, once años después rebalsa actualidad. En un spoken word que remite al de Gill Scott-Heron en “The Revolution Will Not Be Televised”, Prince discurre sobre las mentiras del sueño americano y el consumismo. Bienvenidos a America, andá a la escuela para convertirte en una celebridad” acusa en un discurrir que incluye ironías sobre el sistema laboral, la falsa idea de igualdad de oportunidades, los medios de comunicación y la tecnología como medio de control. Lo que Childish Gambino hizo (no exento de gracia) en 2018 con “This Is America”, Prince lo había hecho ocho años antes.
Después de ese primer tema que marca una posición explícita sobre la actualidad -algo que no sucedía a menudo con Prince, siempre más predispuesto a lo metafórico y simbólico-, el disco baja la guardia y muestra toda la paleta sonora que el genio púrpura dispone a su antojo. “Running Game” introduce con un perfil cancionero, como un swing discreto, para darle lugar al dominio de voces femeninas que tendrán mucha preponderancia todo el álbum, una costumbre del Prince de los 2000. En “Born 2 Die” aparece el clásico falsete de Prince y ya el exceso y la voracidad sonora se vislumbran también. Los arreglos se escuchan por todos lados (percusiones, cuerdas, sintetizadores, vientos y armonías vocales) pero con un cuidado especial porque todo se mantenga en su plano, sin empastarse. “1000 Lights Years From Home” y “Hot Summer” funcionan como opuestos: mientras el primero recuerda al sonido y el mood de The Rainbow Children (2001), el segundo es un rock en corcheas con todos los clichés del rock ochentoso (handclapping, sintetizadores vintage y una melodía bien pop). Al promediar el disco, “Stand Up And B Strong” es la infaltable balada motivacional del piano y clímax ascendente.
La segunda mitad de Welcome 2 America tiene una seguidilla que remite sin escalas al Prince de fines de los 80 y principios de los 90, ese que no erraba y exudaba autoconfianza. “Check The Record” tiene groove y guitarras y “Same Page, Different Book” construye su pulso funk a partir de una base de bajo clásica y un uso de los espacios impecable. La sensualidad con la que Prince suelta las palabras al fin de los versos de ambas canciones, con un dejo de soberbia y seducción es también retroactivo a aquel de 1999 y Purple Rain.
Para bajar un poco,”When She Comes”: un R&B con el pulso ternario del blues. Es que Prince conocía más de lo que demostraba. “10 10 (Ring Tin Tin)” tiene un aire góspel en el trabajo de las voces (como si las coristas de Parliament tomaran el altar de una iglesia de Harlem) y de fondo suena un funk robótico que estalla cuando una guitarra rabiosa parte al medio la canción, que es una de las mejores del disco. “Yes” retoma el rock and roll de la antes mencionada “Hot Summer” pero ahora con la batería y una distorsión machacante llevando adelante el tema.
Para el cierre, Prince se permite una recapitulación optimista, y siempre con una conciencia de raza que muchas veces se ha desestimado. “One Day We Will All B Free” (“Algún día todos seremos libres”) alza un reclamo centenario al corazón mismo de los Estados Unidos. La tierra de la libertad siempre fue la libertad para algunos y Prince lo supo desde el comienzo. De la forma en la que canta el estribillo que da nombre a la canción, como una expresión de deseo a futuro, ese día en el que serán libres no se siente demasiado cercano. Liberarse de una sociedad racista y una forma de vida consumista en la que todo parece pasar por tener el último iPhone y la app del momento parecen caras de la misma moneda.
Prince siempre pareció venir del futuro. Sus ansias de modernidad sonora y todo el poder simbólico de su figura lo hacían un adelantado a su época. Un genio excéntrico que entregaba fantasías sacadas de otro tiempo y lugar. Ese era su enigma, su encanto y su valor artístico y estético. Pero no se trataba de un genio en términos románticos, su conciencia del presente y de las desigualdades sociales siempre estuvieron ahí. Por eso, este disco, grabado en 2010 y editado en 2021 pone a jugar todo ese ir y venir entre pasado, presente y futuro. O tal vez, un recordatorio de que nada a cambiado en la última década. Aquello que Prince veía como un problema real, hoy lo es aún más. No hay premonición en Welcome 2 America, sino una permanencia en la actualidad de las cosas que están mal. “Ya no existe el futuro, sino las actualizaciones”, dijo alguna vez el teórico cultural Mark Fisher y eso parece venir a decirnos la aparición de este disco de Prince. Un disco nuevo, que también es 11 años viejo. Como los problemas del día a día.
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