Atrás quedaron las camperas de cuero, la pose de rockstar y la escenografía megalómana. Ahora hay trajes y camisas hechos a medida —un look de galán de los 50—, un cartel con luces blancas que forma la palabra Monkeys, un telón rojo y dos pantallas en las que se reproducen imágenes en blanco y negro; el show de los Arctic Monkeys en la gira de Tranquility Base Hotel & Casino —el mismo que la banda traerá a Argentina para Lollapalooza 2019 — está más cerca de una presentación íntima en un club de jazz que de un recital masivo.
"Tomátelo con calma, vení y quedate con nosotros, es un vuelo tranquilo", canta Alex Turner mientras chasquea los dedos y mueve su cintura en el estribillo de "Four Out of Five", el tema con el que abre la presentación, una zapada suave y psicodélica en la que el cantante invita a visitar una taquería imaginaria que abrió en la Luna. Turner llega a este tour con su actitud de crooner sombrío y seductor, que no se altera cuando agarra su Fender Jazzmaster y Matt Helders marca con dos golpes en su batería el comienzo de "Brianstorm" de su disco Favourite Worst Nightmare (2007), para tender el primer puente entre el presente y el pasado del grupo, entre el lounge pop jazzero y la distorsión punk rock ideal para el pogo de estadios. Como si sonaran dos bandas en una, una sensación que se mantiene en cada fecha desde que comenzó la gira.
Después de "Crying Lightning", "Why’d You Only Call Me When You’re High?" y "505" —en la que Turner toca por primera vez en la noche "su nuevo favorito": el piano electrónico— llega "One Point Perspective", la segunda canción que suena de Tranquility Base Hotel & Casino, en la que queda claro que el grupo puede distribuir pequeñas dosis de sus nuevos temas intercalados incluso con sus hits más ruidosos sin que suenen fuera de lugar. En vivo, la versión actual de la banda logra que desaparezca la sensación de rareza que provoca escuchar su último disco por primera vez.
Al igual que en el nuevo álbum, el piano de Turner también se convierte en protagonista durante el show. El instrumento aparece en la mitad de las canciones de un setlist de veinte temas, que dura alrededor de una hora y media. Ese es el cambio principal en la performance del grupo, que antes priorizaba la distorsión de las guitarras eléctricas. Turner no es un pianista destacado pero la incorporación del piano en "Tranquility Base Hotel And Casino" —que aparece entre "Arabella", y "The View From The Afternoon"— y "Star Treatment" —al comienzo de los bises que terminan con "Snap Out of It" y "R U Mine"— le brinda la oportunidad de profundizar su personaje, una especie de Leonard Cohen millennial y hecho en Sheffield que veremos en unos meses en San Isidro.
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