Nueva Ópera Buenos Aires y No Convencional, dos festivales de artes escénicas que circulan por los márgenes culturales de Buenos Aires y vale la pena descubrir
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Mientras que los artistas de la música pop o la urbana llenan estadios, a plena luz del día transcurren expresiones imperceptibles hasta que aparecen motivos para prestarles atención. No será de manera masiva, pero siempre representarán una alternativa a la inmediatez cultural de consumo. Digamos que una canción de amor no es más que eso. No le demos más vueltas. El resto está en lo que vaya a representar en aquellos que la escuchan, en un momento o en buena parte de su vida. Pero la ópera, aun con todas sus florituras, muchas veces es una canción de amor (o varias). Por supuesto que no todas lo son, pero sí las más tradicionales, las favoritas del público. Con esto se explica el hecho de que haya expresiones artísticas que puede parecer, a primera vista o escucha, algo difícil y para un público limitado y de probada erudición. Si ese postulado es falso, hoy se demuestra más que nunca en el modo como se presenta una obra.
Por estos días hay dos propuestas que nos dan gratos ejemplos. Por un lado, el Festival Nueva Ópera Buenos Aires, una propuesta bienal, que ya va por su quinta edición y trae novedades de ese mundo artístico que tanto cuesta definir en el siglo XXI. Por otro, el Festival No Convencional, que sin vueltas apunta a eso: a romper con las convenciones, a provocar los sentidos desde distintas disciplinas artísticas y espacios menos habituales. Miguel Galperín (responsable artístico de la propuesta de la Nueva Ópera) y Martín Bauer (impulsor del No convencional) hacen un escaneo del panorama actual, evidencian problemas, despiertan inquietudes. En esta instancia, casi como algo lúdico, dos entrevistas (como si fueran dos obras diferentes) que se convierten en una tercera.
El Festival Nueva Ópera nació a instancias del Centro de Experimentación del Teatro Colón y la Fundación Williams, pero hoy se sostiene solo gracias al impulso de la fundación, con espacios como el cheLA de Iguazú 451, que abre sus puertas a las quince obras que allí se presentan hasta el domingo 13, con entradas que se puede reservar de manera gratuita a través de la web atlanticx.org/festival.
-Tras cinco ediciones, ¿cómo es la ópera del siglo XXI, ahora que ya pasó un cuarto de siglo?
Galperín: -En la Argentina es imposible pensar la ópera sin pensar en el Teatro Colón. Esto, que puede sonar bastante obvio, no lo es tanto en relación con la pregunta. Gran parte de lo que hace posible que hoy la ópera sea un campo de creación, y hasta de experimentación, es que el Colón es considerado una institución problemática, sin rumbo, que abre, por decirlo de alguna manera, una situación de tipo “asaltar el cielo”. Eso, sumado a que existe un interés “de época” por las creaciones multidisciplinares, hace que la (nueva) ópera sea hoy casi una necesidad para los artistas más ambiciosos. Diría que en relación con una (o varias) estéticas que surgen desde esta situación, se destaca que las óperas del siglo XXI se piensan justamente fuera del espacio escénico del teatro tradicional. Son óperas inmersivas, o en el espacio público, o en video. Recuerdo que el Festival arrancó en 2016 con una obra icónica en este sentido: Perfect Lifes, de Robert Ashely, dirigido por Lolo y Lauti e interpretado por Mike Amigorena, a quien montaron sobre un escenario entre real y virtual que replicaba un estudio de TV. Todo esto sucedía en el espacio más inmediatamente enfrentado al de la sala principal del Teatro Colón: el Salón Dorado.
Desde su llegada, en 2021, el Festival No Convencional presenta espectáculos de música, danza, performance y cine en formatos inusuales y lugares atípicos ubicados en distintos puntos de la ciudad de Buenos Aires: parques, estacionamientos, ámbitos deportivos, antiguos teatros y halls de edificios corporativos, entre otros.
-Si bien el No Convencional abarca distintas disciplinas, me pregunto si ya pasado este cuarto de siglo podríamos decir que mucho de lo que llamamos performance sería la ópera de nuestros días.
Bauer: -Por alguna razón sucede eso que señalás, efectivamente, pero tiene lógica porque aún en el mundo del repertorio: la ópera es el campo interdisciplinario por excelencia, y ya desde hace muchos años los grandes teatros apuestan a la performance. Basta ver la versión de Las Indias Galantes, de Rameau (compositor del barroco) que se presentó en la ópera de París hace unos años, dirigida por el cineasta Clement Cogitore, con la participación de traperos y raperos como figuras del elenco. Es un espectáculo absolutamente actual, nada forzado, y que fue un éxito descomunal.
-¿Cuál es el efecto de lo “No Convencional” de los espacios de este festival?
Bauer: -Lo No Convencional es un intento de singularizar una propuesta artística, de la manera que sea. Apelar a la sorpresa o a lo inesperado. Esa es nuestra insistencia. Es, desde el punto de vista de las locaciones, por ejemplo, la irrupción de lo desconocido en un ámbito conocido. Va a contrapelo de la comodidad.
- ¿Qué características comunes se pueden encontrar en los creadores? ¿De qué se habla? ¿La ópera nueva cuenta historias o reflexiona/filosofa?
Galperín: -Muchas veces las óperas de hoy buscan utilizar espacios escénicos no convencionales. También es frecuente que tomen prestadas ideas, recursos o técnicas que tienen origen en otras disciplinas, como la performance. Y es cierto que muchas obras dentro de este campo parecen ser ensayos (en el sentido literario, de pensamiento) que se musicalizan y teatralizan. Uno de los artistas referentes en este sentido es el compositor alemán Heiner Goebbels, que incluso va más allá y propone que deberíamos vaciar la escena. No por ser minimalistas, al contrario: propone que la ópera es el campo perfecto para mostrar de modo crítico la enorme carga convencional, vetusta, de las tradiciones del teatro (las “viejas” tradiciones). Los actores de este creador, por ejemplo, no demuestran físicamente lo que sus textos están expresando verbalmente. Otro ejemplo: sus maquinarias teatrales (las luces, la escenografía en sus obras) en lugar de seguir la lógica del libreto, tienen la libertad para crear su propio “texto”.
-¿Qué sucede en otras disciplinas con la reflexión y la narración?
Bauer: -Es muy difícil responderte porque depende mucho de cada autor/creador, pero yo diría que aún más que contar historias o reflexionar o filosofar, el foco está puesto en los materiales, sean visuales, sonoros, textos, etcétera; las historias que se cuentan o los temas sobre los que se reflexiona (que sí ocurre) se dan por añadidura. Creo que primero aparece una idea que tiene mucho que ver con el pensamiento artístico del creador, y luego todo lo demás. Einstein on the Beach, sobre la que ya hablamos hace un par de años, es un gran ejemplo de esto.
- ¿La tecnología representa algo más que el uso de un recurso? ¿Tiene un rol preponderante?
Galperín: -La tecnología es un tema que me fascina, y no tengo la menor duda de que la respuesta a tu pregunta es un rotundo sí. Dicho esto, creo que su mayor influencia no está en ser un recurso, sino en cómo cambia las expectativas del público. ¿Cuánto debe durar una obra hoy? ¿Cómo sorprender y atrapar a una audiencia saturada de información? Estas son preguntas que los artistas en todos los campos de creación se deben estar haciendo y son consecuencia, si se quiere, de que la tecnología tiene una forma.
-¿Y la Inteligencia Artificial? Una de las novedades de este año en el No Convencional es una performance realizada con IA.
Bauer: -Sí. Nos guste mucho, poquito o nada, la inteligencia artificial es un recurso que va a ser muy explotado, y no solo en el arte performático. Pero pensemos también que la IA tuvo sus obras de anticipación, como podrían ser por ejemplo, “Funes, el memorioso”, de Borges, o 2001: Odisea del espacio, de Kubrick, de modo que la creación siempre se anticipa un poco a lo que va a venir. Seamos conscientes de que existe la inteligencia artificial, pero no existe el talento ni la intuición artificial.
-¿Miguel, hay algo que te haya sorprendido durante la selección de obras desde la primera hasta la última edición de Nueva Ópera?
Galperín: -Sí, me sorprende mucho, y muy positivamente, que el canto lírico ya no sea “intocable”. Puede ser parte de las obras, claro, y aclaro que me parece una técnica bellísima de canto, una suerte de maximalismo, por decirlo de algún modo, del cuerpo humano. Pero en estos años de impulso a una “nueva” ópera (impulso dado con el aporte fundamental de la Fundación Williams) vimos que el cuerpo del cantante puede también ser frágil. Víctor Torres (uno de nuestros cantantes líricos más admirados) tiene un papel extraordinario en este sentido en el Festival. Él es parte de la obra El consejo de las cosas, de Florencia Werchowsky, y hace un rol totalmente innovador que vale la pena ver justamente como contrapartida a lo que esperamos del gran cantante lírico que es.
- Martín, ¿Podés resumir el espíritu de esta edición del No Convencional?
Bauer: -Es una continuidad con las anteriores. Normalmente nosotros nos preocupamos por realizar eventos en lugares no habituales para estas performances/conciertos y así va a ser el caso del primero, Field of Vision, en el Puente de la Mujer de Puerto Madero, con el público rodeando a los 40 músicos participantes y lo mismo podríamos decir del concierto que vamos a hacer en el Cementerio Británico. Por otra parte, también desde su primera edición, el festival tuvo una preocupación por integrar estudiantes o intérpretes no profesionales en un nivel artístico alto y exigente y exactamente va a ser el caso porque de los 40 intérpretes (percucionistas) solo cuatro son profesionales.
-¿Pasado casi un cuarto del siglo XXI, podemos seguir utilizando términos muy del XX, como “música contemporánea”, “música experimental” o “vanguardia”?
Bauer: -Bueno, eso les corresponde más a los críticos o a los teóricos. No sé hace cuántos años se usa la palabra ‘instalación’. Cuando yo empecé con el ciclo de conciertos del Teatro San Martín, en 1997, se los llamaba ‘conciertos de música contemporánea’. Quizás no tengamos ya que llamarlos así, pero lo importante es que hace casi treinta años el público era mucho menos que el de ahora. A mí me gusta usar la palabra ‘experimental’, porque flota más que las otras.
Galperín: -Somos más cínicos hoy, sin duda. Pero hacer obra hoy, en esta situación, no debería en mi opinión hacernos perder dos ideas fundamentales del siglo XX. Incluso las propongo como aprendizajes del siglo pasado. Una es que las obras pueden ser críticas del sistema que las creó. La otra es derivada de esta primera: el artista tiene un grado de responsabilidad, ¿quién, sino un creador contemporáneo debería ser aquel que propone otras instituciones o, al menos, otros modos de vivir y sentir?
La programación del Festival Nueva Ópera Buenos Aires se puede encontrar aquí; la programación completa del Festival No Convencional, que comenzará el miércoles 9, es esta.
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