Cómo es el nuevo disco de Green Day, Revolution Radio
Salió a la venta el décimo disco de estudio del trío californiano; este año la banda celebra sus tres décadas de trayectoria
Desde que Green Day planteó aquello de "no quiero ser un idiota americano, no quiero una nación dominada por los medios", la banda de punk rock dejó de lado ese imaginario de tablas de surf, playas californianas y juventud eterna. Sin traicionar sus raíces pero dispuestos a crecer en música y en letra, se convirtieron en una banda a la que muchos le prestan atención cada vez que sacan un disco nuevo. A ver con qué se va a despachar ahora el bueno de Billie Joe Armstrong, decimos por lo bajo los que seguimos de cerca la trayectoria de este trío que hoy acaba de soltar su décimo álbum de estudio, Revolution Radio.
"No quiero estar donde el futuro y las promesas no son lo que solían ser", canta Billie Joe en "Somewhere Now", la canción que abre el disco, y siempre muy bien escoltado por el bajo de Mike Dirnt y la batería de Tré Cool. Una guitarra y una voz somnolienta ponen primera con tibieza Son sólo unos segundos, necesarios segundos para que nos ajustemos los auriculares. Luego sí, Green Day ataca con su sonido clásico y con esas letras filosas que encontraron en la ironía y en la exposición de los defectos personales a unos buenos aliados para no irse por el lado de los sermones. "Crecí y estoy medicado", asume Billie Joe en la misma pista. Al fin de cuentas es un hombre que sabe lo que es entrar y salir de rehabilitación.
"Bang bang" es lo que sigue. Acá, en una de las tres canciones difundidas previamente (como "Revolution Radio" y "Still Breathing"), el trío entra en combustión y logra una perfecta síntesis entre sus adrenalínicos años 90 y sus preocupaciones del siglo XXI. "Dispárame para entretener", escupe Billie Joe. Es el resultado de la observación de las ejecuciones llevadas a cabo por terroristas que, en Youtube, conviven con los clips de música, los youtubers y todo el menú audiovisual que hoy está disponible a sólo un click de nuestros ojos.
Le sigue la seminal "Revolution Radio", con un sonido que conecta con The Clash y una preocupación que une los 70 con el presente: "seremos vistos pero no escuchados, somos la radio de la revolución", enfatiza Armstrong.
En la continuidad del álbum, "Say Goodbye" respira un aire pop y cierto optimismo desde lo musical, aunque en el fondo se torne densa. Es un buen anticipo para una de esas baladas desgarradoras a las que el trío nos tiene acostumbrados. "Outlaws" sirve para bajar los decibeles y abrir los poros. Nada nuevo, es cierto, pero muy efectivo. Sobre todo si tenés una edad parecida a la del trío y recordás con cierta nostalgia los días de tu juventud, en los que creías que estabas "fuera de la ley", en los que te empeñabas en defender "tu inocencia".
Sin decaer pero sin sorprender, la segunda mitad del disco transcurre entre paisajes muy visitados por el trío, como ese punk rock radial y con aristas pop que aquí entrega tracks como "Dancing off the Wall" o "Youngblood"; y baladas como "Still Breathing" y "Troubled Times".
"Mi nombre es Billie y me estoy volviendo loco... Me siento a solas con mis pensamientos y oraciones, gritando mis recuerdos", se confiesa Billie Joe Armstrong cerca del final en "Forever Now" (el cierre, con guitarra acústica en mano, llega con "Ordinary World"). Un muy buen disco de una banda que se acostumbró a lidiar con su pasado y con su presente. Y no desprenderse de ninguno de los dos.
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