Cómo es el nuevo disco de Arctic Monkeys
Dicen que la crisis de los 30 es la más importante de todas y que te puede meter tanto como te puede sacar de un gran problema. Este último definitivamente ha sido el caso de Alex Turner, el cantante y compositor de Arctic Monkeys, la banda inglesa que hoy hace su regreso a escena tras cinco años sin editar siquiera una sola canción (una eternidad para un grupo que no solo nació en la era digital, sino que fue emblema del rock indie "viralizado") y tras haber atravesado su período de mayor popularidad con un disco mundialmente exitoso como AM (2013).
Cavilando sobre su existencia estaba entonces el tal Alex dos años atrás, mientras viajaba de regreso a su casa de Los Ángeles, luego de festejar "en la ruta" su cumpleaños número 30 junto a sus mejores amigos. Había recibido varios regalos durante ese viaje celebratorio, pero todavía faltaba uno que ni siquiera esperaba. Al entrar a su casa, se encontró con un viejo piano Steinway Vertegrand, regalo sorpresa de su mánager. De allí en más, ni Turner ni los Arctic Monkeys volvieron a ser los mismos.
La historia contada por el mismo Turner días atrás a la revista británica Mojo marca el inicio del proceso que, dos años más tarde, termina hoy con la edición de Tranquility Base Hotel & Casino, el sexto álbum de la banda de Sheffield, en el que las filosas guitarras indie fueron reemplazadas por el piano, los teclados y los sintetizadores, y en donde aquellos adolescentes que se hicieron conocidos regalando sus canciones a través de MySpace en 2004 (una plataforma que en la actualidad ni los nativos digitales recuerdan que existió) muestran su versión más madura, con Turner en plan crooner de un casino/hotel en la Luna. ¿Sacrilegio?
"Me engañé a mí mismo al escribir las canciones sentado al piano, algo que no había hecho nunca. Eso me dio permiso para ir hacia un lugar al que había tenido problemas para llegar anteriormente. Me permitió explicar cómo me siento de una manera más amplia", dijo el mismo Turner acerca de cómo encaró la composición de estas canciones.
Así, Tranquility Base Hotel & Casino es lo más cercano a un álbum solista de Turner, que desde el primer verso se aproxima a la mirada confesional: "Solo quería ser uno de los Strokes, ahora mirá el desastre que me hiciste hacer". Turner tenía 15 años cuando la banda neoyorquina pregonaba el regreso de las guitarras filosas en 2001 y su sueño de convertirse en una estrella de rock comenzaba a desvelarlo. Cuatro años más tarde, con las marcas del acné aún a flor de piel, el muchacho se pondría al frente de los Arctic Monkeys y encontraría su propio medio para llegar hasta la cúpula de las celebridades: Internet. Los Monkeys fueron todo un fenómeno en las todavía primitivas redes sociales en 2005 antes de tener un álbum grabado y para cuando su debut discográfico estuvo listo, un año más tarde, batieron el récord de ventas más rápido en la historia de Gran Bretaña (360.000 copias en una semana). A los 20 años Turner no solo había alcanzado el estatus de los Strokes, sino que los había superado.
Con su fresca visión sobre la vida moderna en las grandes ciudades, Turner rápidamente se transformó en uno de los mejores compositores de su generación. "Solo quería ser uno de los Strokes, ahora mirá el desastre que me hiciste hacer", canta entonces en "Star Treatment" (Tratamiento de estrella), el tema que abre Tranquility Base, como si se tratara de Jarvis Cocker haciendo stand up en un casino decadente. Desde este arranque sin guitarras, la banda muestra sus cartas y la firme intención de no pisar terrenos conocidos. Las referencias ya no son The Jam, The Who o los mismos Oasis. Acá Turner asegura haber estado escuchando mucho a Leonard Cohen, a Dion ("Born to Be With You" es una de mis canciones favoritas de todos los tiempos", dijo Turner sobre el cantante de doo wop), a Nino Rota y a Ennio Morricone, entre otros, y a su eterno amor por las bandas sonoras, le suma aires de pop francés.
Ocho de las once canciones incluidas en Tranquility Base, Turner las compuso en aquel piano que lo sorprendió en su casa recién ingresado al club de los 30, un instrumento que asegura no haber tocado "seriamente" desde que tenía 8 años. Esas primeras maquetas conformaron el demo que Turner les mostró a sus compañeros de banda, aun sin estar completamente seguro de si se trataba de canciones para un disco de los Arctic Monkeys o para un álbum solista y ya con un título tentativo, The Lunar Surface, basado conceptualmente en la teoría del falso alunizaje filmado por Stanley Kubrick (Tranquility Base es el nombre de la base lunar fundada por Neil Armstrong en aquella jornada de 1969 del pequeño paso para el hombre y el gran salto para la humanidad). En "One Point Perspective" y "American Sports", la voz de Turner bien al frente se entrecruza con los sintetizadores que ahora toca el baterista Matt Helders, logrando un efecto de música lounge retro futurista. Si muchos de los músicos de su generación parecen por estos días haber encontrado refugio en la pista de baile, Turner y compañía tomaron por asalto una boîte, con sus trajes más elegantes y un Martini seco en la mano.
El tema que da nombre a la placa podría ser un out-take de This is Hardcore, de Pulp, y entonces el asunto va ganando en intensidad y para "Golden Trunks", los Arctic Monkeys encuentran la aspereza justa, apoyados en un riff distorsionado, hasta para hacer una irónica referencia a Donald Trump: "El líder del mundo libre te recuerda a un luchador que usaba un short dorado apretado".
"Four Out of Five" es lo más parecido a los Arctic Monkeys que hasta aquí conocíamos y seguramente tendrá un lugar de privilegio en la lista de temas de su próxima gira, mientras que "Science Fiction" vuelve a explorar los trucos sonoros de los sintetizadores casi como si se tratara de un tema para una película de James Bond.
Si bien en el extenso listado de influencias musicales que el mismo Turner recreó para la revista Mojo no figura, al escucharlo cantar es inevitable pensar en el John Lennon de Mind Games y el mayor exponente de este vínculo es "The Ultracheese", el tema que cierra Tranquility Base con total melancolía. Antes, "She Looks Like Fun" recupera distorsión y "Batphone" suma delirio y caos, pero siempre con elegancia e instinto cool.
El hotel-casino de Arctic Monkeys abrió sus puertas y recorrer cada una de sus habitaciones puede resultar una película en sí mismas.
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