Cómo es el disco de reversiones de Paul McCartney con Beck, Massive Attack y St Vincent
El exBeatle invitó a diferentes músicos para que reformularan las canciones de su último trabajo
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En 2020, Paul McCartney decidió convertir a la cuarentena en productividad con el lanzamiento de McCartney III. El disco retomó una costumbre iniciada en 1970 por el músico: titular álbumes con su apellido, en momentos cruciales de su carrera. El primero, con su firma recién estampada en la separación de los Beatles; el segundo, luego de disolver Wings, su banda siguiente. Al igual que las dos entregas anteriores, el tercer volumen de esta saga fue grabado en su totalidad por el propio Sir Paul y compartía también con ellos un espíritu en cierto modo rupturista, lejano a lo esperado y al piloto automático.
Ahora McCartney decidió entregar el disco a una serie de músicos de géneros disímiles, pero aunados entre sí por la experimentación sin red para que reformulasen sus once canciones. El resultado final es McCartney III Imagined, un título autoexplicativo para referirse a un álbum en el que la reinterpretación no tiene límite. Damon Albarn (Blur, Gorillaz), 3D Robert del Naja (Massive Attack), St Vincent y Beck son los mascarones de proa de un seleccionado de artistas cuyo aporte parece pedirse en tres niveles: “version”, para quienes prefirieron recrear la canción desde cero; “featuring”, para quienes optaron por acoplarse virtualmente (y a su manera) al original, y “remix”, en el caso de quienes decidieron trabajar casi exclusivamente con la versión de estudio.
Envuelto en sonidos caleidoscopios, robóticos y un bajo con mucho groove, Beck se suma a “Find My Way”. El camaleón de Los Ángeles le saca al tema su sensibilidad pop y la acerca al funk hecho por androides, como si Prince hiciera una de los Beatles, un cambio que le sienta muy bien a los agudos de McCartney del estribillo. Khruangbin, el trío pluriétnico de soul psicodélico de Houston tomó a “Pretty Boys”, una canción acústica y de recursos mínimos y la reformuló en un plan bailable y lisérgico y también especial, como para distender a los soldados imperiales de Star Wars en la Estrella de la Muerte.
La estadounidense Phoebe Bridgers, un número fijo del indie folk estadounidense, reconstruyó “Seize the Day” sin más que una línea de guitarra y la percusión original. Casi desde cero, la cantautora sumó más armonías a una canción de por sí diáfana y le agregó un aire de épica pastoral. En cambio, el rapero Dominic Fike, versionó por su cuenta “Kiss of Venus”, un acústico con aires de bolero que ahora es un neo soul vigoroso, mientras que John Homme, líder de Queens of the Stone Age, le dio un tratamiento más purista a “Lavatory Lil”. Con un sonido valvular y pastoso, el músico y productor tomó un rock algo soso en su versión original y lo transportó a un bar de alguna ruta desértica para darle más vida.
Annie Clark, la mujer detrás del alias St. Vincent, es la encargada de ponerse a jugar con “Women and Wives”. Sobre el andamiaje de la original, la autora de “Birth in Reverse” adosa coros gospel, baterías en ralentí y un solo de guitarra la borde de la disonancia a lo que en su forma primaria no era mucho más que una balada de piano. En una sintonía similar, el británico Blood Orange emprende una tarea titánica con “Deep Down”, en la que juega a acoplar y desagregar instrumentos que se aceleran sin freno para convertir en una pieza en mutación constante a una canción que en su versión original es un soul definido por la reiteración de patrones.
Para “Slidin’”, Ed O’Brien, decidió poner el énfasis en el ritmo. Casi sin alterar las piezas, el guitarrista de Radiohead agregó a la canción, un rock pantanoso y cansino, una batería al doble de velocidad que la convierte en un punk urgente y rabioso, en el que Paul McCartney aúlla como en los tiempos de “Helter Skelter”. Todo suena roto y distorsionado, como en los momentos más rupturistas de The Fireman, el proyecto paralelo de Sir Paul. El polifacético Damon Albarn, en cambio, decidió tocar el instrumental “Long Tailed Winter Bird” y plagarlo de sintetizadores y beats tocados por androides para convertir un tema de Sir Paul en uno de Gorillaz. El resultado final suena como un dub reproducido desde los parlantes de un arcade, e incluso se permite traer la versión original cerca del final, para demostrar que la mezcla no desentona.
En su remix, Anderson .Paak decidió revertir el lema de Mies van der Rohe de que menos es más. “When Winter Comes”, pensada originalmente como un ronroneo folk de guitarra y voz en el que McCartney repasa las tareas que tiene que realizar en su casa de campo, suma pianos eléctricos y ornamentación sonora para convertirse en un soul hedonista sin que la mutación suene forzada. En el cierre, Robert Del Naja, pone a prueba la tolerancia de la escucha causal con “Deep Deep Feeling”, en un remix de más de once minutos. Con los teclados de “Temporary Secretary” (de McCartney II, 1980) revoloteando en modo constante, la remezcla evita el lugar común al sacarle su pátina trip hop (el género que Del Naja ayudó a crear) y reemplazándola por una extraña invitación al baile.
McCartney III Imagined poco hará por sumar nuevos adeptos a la obra del ex Beatle, pero tampoco es su intención. Así como el original se permitía mostrar cómo el autor de “Yesterday” salía de su zona de confort creativo, la selección de artistas permite dibujar un recorrido posible de lo universal que es el alcance de su obra (del hard rock al soul y del rap al avant-garde), y cómo todas esas ramificaciones pueden pintar un todo unido por sus canciones.
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