De "Harlem Shake" a "Despacito", plataformas como Spotify desplazaron a las descargas. Además, el crecimiento del vinilo sobre el CD
El negocio de la música estaba en un lugar oscuro en 2007. Las ventas de CDs habían bajado más del 30% desde su pico de 2001, y las descargas no estaban ni cerca de recuperar la pérdida. “La torta se está achicando año a año”, dijo un ejecutivo en ese momento. Pero entonces llegó el streaming y cambió el juego por completo. Así fue como sucedió.
Un futuro con más vinilos que CDs
Mientras el nicho crece entre coleccionistas, las ventas de discos y las descargas siguen en caída libre
Los visitantes recientes de Waterloo Records, la legendaria tienda de discos de la ciudad de Austin, se toparon con un proyecto de construcción que habría sido impensable hasta hace no tanto: por primera vez en 36 años de antigüedad, la disquería está reemplazando más de siete metros de bateas de CDs por espacio para más vinilos. “Luego de tres décadas de CDs, mucha gente está abandonando ese formato”, dice el dueño de Waterloo, John Kunz. “Ya sea porque vuelven al vinilo o porque se pasan al streaming.”
Mientras el streaming le da a la industria de la música sus mayores ganancias en una década, el negocio del CD sigue hundiéndose. Las ventas de CDs cayeron un 80% en los últimos diez años, de casi 450 millones a 89 millones. Desde que Tesla empezó a fabricar autos sin reproductores de CD recientemente, otras compañías como Ford y Toyota comenzaron a hacer lo mismo. Las descargas –que en algún momento fueron consideradas como las reemplazantes del CD– se hundieron un 58% desde su pico de 2012, y sus ganancias son ahora más pequeñas que las ventas de discos físicos. Los artistas tomaron nota; Bruce Springsteen lanzó su último box set, The Album Collection Vol. 2, 1987-1996, exclusivamente en vinilo, sin opción de CD, a diferencia del Vol. 1, de 2014. “Hay un mundo del streaming y un mundo del vinilo, con un CD que disminuye rápidamente”, dice Daniel Glass, presidente de Glassnote Records, el sello indie hogar de Mumford & Sons y Phoenix.
Jack White, probablemente el defensor del vinilo más activo de los últimos años, está de acuerdo: “Creo que la próxima década va a ser de streaming más vinilo: streaming en el auto y la cocina, vinilo en el living y la guarida. Esos van a ser los dos formatos. Y me siento muy bien al respecto”.
¿Quién sigue comprando CDs? “El cliente de supermercado”, dice Glass, y agrega que las ventas siguen siendo fuertes en “álbumes de country, grandes éxitos y discos para bebés”. A los CDs también les va bien en algunos mercados internacionales: en Japón, donde el streaming tardó en despegar, el 72% de las ventas del año pasado fueron de copias físicas.
Cuando las ventas de vinilo empezaron a subir en 2006, algunos expertos lo vieron como una moda. Ya no: el año pasado, esas ventas alcanzaron un pico máximo en 25 años, y los sellos están invirtiendo en packagings más sofisticados que nunca, como Concert for George, de Concord, que fue editado por primera vez en vinilo, con laqueados aprobados por Jeff Lynne. Rhino editó un set de cinco LPs del clásico Fillmore West 1969, de Grateful Dead, que se agotó de inmediato. El sello de White, Third Man, abrió su propia planta de producción de vinilos en Detroit, con las primeras imprentas de vinilo en ser construidas en 35 años. “Es muy importante para la preservación no solo de música histórica, sino también de música que está saliendo ahora”, dice White. “El vinilo está escrito en piedra. Creo que si sobrevivió durante 120 años, va a resistir para siempre. Es un pensamiento muy hermoso.”