Clásicos del jazz y un homenaje a Sinatra
Presentación del disco Franky , del cantante Patricio Giménez , con Miguel Tallarita en trompeta, Martín Laurino en trombón, Gustavo Cámara en saxo tenor, Pablo Gutiérrez en guitarra, Juanjo Hermida en piano, Marcelo Rodríguez en bajo y Claudio Eidler en batería. Próximo show; el miércoles, a las 21.30, en Notorious, Callao 966.
Nuestra opinión: bueno
La supervivencia de todo ecosistema se basa en la variedad; allí reside su fortaleza. La escena del jazz tomando, al parecer, este principio deja en evidencia un amplísimo panorama musical, donde conviven bajo el mismo cielo (no siempre en los mejores términos) las expresiones clásicas del géneros, las tradicionales y las de tono experimental. Por cierto, el público tiene en la actualidad la posibilidad de recorrer ese larguísimo espinel, lo cual siempre depara sorpresas, de todo tipo.
La propuesta del cantante Patricio Giménez, un artista que proviene de otros géneros, tiene el saludable propósito de entretener y para eso se acercó al repertorio que hacía Frank Sinatra y le dio a su trabajo ese aire de grandiosidad que siempre rodeó a La Voz.
En sentido contrario a la senda que hace casi todo el jazz de autor que puebla Buenos Aires, bastante contaminado de cierto ocioso intelectualismo, Giménez arrasó con su sencillez y transparencia. Si hay algo que rápidamente ganó anteanoche al auditorio del club fue la falta de pose de este cantante que además cree en lo que hace.
Podría afirmarse que se divierte haciendo esta propuesta.
El grupo que lo acompaña tiene en Juanjo Hermida en piano, Miguel Tallarita en trompeta y Gustavo Cámara en saxo tenor a músicos con un camino hecho y que representan los solistas del septeto, aunque esta historia no se presta excesivamente a expresiones de individualismo instrumental.
Comienzan con los acordes de "What A Wonderful World!" y la trompeta pone un clima de night-club, sensual en su sonoridad para la entrada del cantante y se lanzan sobre "They Can t Take That Away From Me" y aparecen en toda su magnitud las intenciones de este grupo que no son otras que entretener. Los temas son tocados con los arreglos de siempre y de una manera pirotécnica; guiados por Tallarita, los hacen bien arriba y transmiten un aire de sueño americano viajando en un Cadillac.
Tanto en "Fly The Moon", como en "My Way" y un impecable "Strangers In The Night", Giménez mostró un caudal de voz con cierto límite aunque una ilimitada simpatía y algo muy interesante que es su swing, algo que escasea en los cantantes de jazz (sea hombre o mujer) locales. Sobre ese capital se hizo fuerte el artista que mantuvo un cálido liderazgo durante la noche. Swing y simpatía fueron las claves del andar del show.
De todos modos, quedó atrapado o se dejó atrapar por los estereotipos de esta forma musical, el swing, y hay lugares comunes en todas las piezas, pero Giménez no intenta pasar por original o un revisionista de ese estilo, prefiere hacer bien lo conocido.
En "Theme From New York-New York" el grupo alcanzó su clímax y el público se contagió al punto de generarse una sensación del tipo "bailemos" que estuvo cerca de concretarse y una despedida con una correctísima versión de "All of Me".
El bis fue "Route 66", en la que se lucieron Hermida y Cámara, con sendos solos. Giménez, al cierre, mandó una última ocurrencia: "Si les gustó regresen y si no, tiren tomates".
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