Ciro y los Persas en Vélez: el gran frontman del rock local confirmó su gran poder de convocatoria
Ante 40.000 personas, Ciro y los suyos repasaron los clásicos de Los Piojos y de Los Persas y reafirmaron su popularidad
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Ya pasaron dos meses del Día del Niño pero a Joaquín, de apenas 11 años, no le importó la espera. En esta oportunidad le pidió a Ricardo, su papá, que como regalo quería ir a ver por primera vez en vivo a Ciro y Los Persas, la banda que ambos suelen escuchar en el auto de camino al colegio. El día finalmente llegó y Ricardo cumplió con su promesa. Ahí está Joaquín, sentado en una de las plateas de Vélez observando todo con ojos de asombro: el público que lentamente va cubriendo los distintos rincones del estadio portando banderas alusivas al grupo y otras con el logo de Los Piojos, el amplio escenario con los instrumentos ya dispuestos e inclusive, como un alumno aplicado, presta mucha atención a los sets de Manu Martínez y El Plan de la Mariposa, los números de apertura.
De pronto las luces de apagan, el público estalla en un solo grito ensordecedor y la música se hace presente con toda su fuerza. Aparecen entonces Los Persas encabezados por Ciro y Joaquín se despega de su butaca para bailar y cantar todos los temas, además de compartir con su padre un entusiasmo desbordante. Esta misma escena se va a replicar en varios sectores del José Amalfitani, otorgándole al evento un espíritu de ritual comunitario que en verdad conmueve.
Antes de emprender una importante gira por España, Israel y Qatar (cumpliendo así con su habitual escala en plena sede mundialista para apoyar a la Selección Argentina de fútbol) y cerrar el 2022 con dos presentaciones de corte sinfónico previstas para el 21 y 22 de diciembre en el Luna Park, Ciro y Los Persas se reencontró con sus seguidores porteños a través de un concierto con localidades agotadas y en el que reafirmó tanto su enorme poder de convocatoria como su estatus de gran banda de estadios, cimentado tras dos recordados shows en Ferro (2014), otro en Vélez (2016) y el restante en River (2018).
“Barón rojo”, “Hoy es hoy” y “Banda de garage” marcaron el inicio de una noche extensa (poco más de tres horas), intensa y emocionante en la que, a modo de periplo retrospectivo, Ciro trasladó a la multitud por lo mejor de la discografía persa como así también de Los Piojos. La fría noche de Vélez se convirtió además en una excelente oportunidad para compartir en vivo parte del material perteneciente a Sueños (un viaje en el tiempo), el segundo capítulo de la trilogía en la que revisita varios de sus temas en compañía de la Orquesta Filarmónica de Mendoza. Más allá de que por momentos el viento jugó una mala pasada y los arreglos orquestales quedaron un tanto perdidos en el aire (algo que suele ocurrir en los recitales a cielo abierto), esta vez esa labor fue llevada adelante por la Filarmónica del Plata junto a La Chilinga, quienes se sumaron a Los Persas para brindar brillantes y renovadas relecturas de “Ando ganas”, “Carrousel”, “Pacífico” y “Verano del 92″ más una épica y colosal versión de “Antes y después” con la sección de cuerdas a pleno y el rostro a pura felicidad del anfitrión.
“¡Buenas noches Vélez Sarsfield!”, saluda Ciro al público secundado por una atractiva y dinámica puesta en escena basada en tres pantallas LED con forma de rombo. Sin abandonar jamás la impronta rockera marcada a fuego en su ADN, la banda luce por su variedad, versatilidad y potencia. De ese modo, Juan Manuel Gigena Ábalos (guitarra), Rodrigo Pérez (segunda guitarra), Broder Bastos (bajo), Lulo Isod (batería) y Martín Löhrengel (teclados), más el apoyo de una sección de vientos y tres coristas, se deslizan cómodos por el rock, el blues, el funk, las baladas, el reggae y el candombe rioplatense, allí donde los Rolling Stones, James Brown, Pappo, Jaime Roos y Bob Marley, entre otros, cruzan sus caminos con absoluta naturalidad y armonía bajo el matiz personal de Andrés Ciro.
Temas como “Vas a bailar”, “Juira!” (con Griselda Siciliani bailando y desplegando su sensualidad desde las imágenes del videoclip), “Tan solo” y “Como Alí” (con Alejandro, el hijo de Ciro compartiendo voces) dieron cuenta de esa amplitud estilística que abrió luego un paréntesis para darle apoyo a Pity Álvarez al interpretar “Aunque a nadie ya le importe”, de Viejas Locas.
Desde la guitarra, la armónica y dueño de un característico registro vocal, una vez más Ciro llevó adelante la nave con soltura y toques de humor, recorriendo el escenario de una punta a la otra con la experiencia que dan los años e incluso mezclándose entre el público del sector Campo, denotando sus reconocidos dotes de carismático frontman.
Se suceden grandes momentos con “Genius”, “Pistolas”, “Ruleta” y “Luz de marfil”. Ciro amaga en varias oportunidades con que se trata del último tema de la lista y, tras la negativa que baja de todo el estadio, el show continúa y alcanza el éxtasis con los acordes de “Maradó”, lo que desemboca en un furibundo pogo entre los más cercanos al escenario.
Con “Insisto”, el medley conformado por “El farolito/”El balneario de los doctores crotos” y “Muévelo”; “Babilonia”, “Astros” y su inconfundible armónica en el “Himno Nacional Argentino” arribó finalmente el demoledor cierre. Ciro y sus músicos se despiden ovacionados y las luces del estadio vuelven a encenderse. A Joaquín se lo nota exhausto pero feliz y no ve la hora de que llegue el lunes para ir al colegio y contarles a sus compañeros todo lo que vivió en una única e inolvidable noche de rock. Seguramente, las mismas sensaciones que envolvieron a las cerca de cuarenta mil almas que este sábado se acercaron a Liniers.
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