Una mañana de septiembre, Héloïse Letissier -el fenómeno pop pansexual de 30 años que ganó fama subvirtiendo reglas de género bajo el nombre Christine and the Queens- está sentada en un café del East Village de Manhattan tomando agua. Aunque recién son las 10 A.M., asegura que ya tuvo demasiado café por hoy y que una taza más puede darle palpitaciones. "Es mi único vicio", dice.
Para su excelente disco nuevo, Chris, ella acortó su pelo y su nombre, después de haber logrado que Chaleur Humaine, su LP de 2016, fuera el debut más vendido del año en el Reino Unido, lo cual provocó que Madonna la invitara a subirse al escenario y que Paul McCartney recomendara su música. "Me atraen los performers que están constantemente transformándose, ya sean drag queens o David Bowie. Amo la idea de alterarme a mí misma todo el tiempo", dice.
Debajo de una campera de denim oversize lleva una camisa leñadora arremangada que deja ver los tatuajes en sus antebrazos: "We accept you" en el izquierdo, y "one of us" en el derecho. Vienen de una línea de Freaks, la película de 1932 sobre una troupe de performers de circo marginales, y Christine decidió ponerla en su piel hace ocho años, durante un período de conflicto con su propia identidad. "Estaba tratando de dejar de sentirme avergonzada", dice. "En ese momento de mi vida me veía a mí misma como un monstruo. Y fue una forma de revertirlo." De ahí en adelante, Letissier abrazó la música pop como una manera de combinar su amor por el teatro y el baile con la música y canciones sobre deseo, dolor, género y rechazo al binarismo.
Para hacer Chris, se nutrió de los primeros 90 -el Michael Jackson de Dangerous, las producciones de Jimmy Jam and Terry Lewis, el G-Funk- y el tipo de sonido "que podía ser cálido, sanguíneo y a la vez minimalista". Para ella, el pop es "un caballo de Troya para algo más". Su meta era crear canciones que se metieran en tu cabeza, para poder hablar de emociones y temas complejos. "Girlfriend" invita a reflexionar sobre la distinción entre amistades y amantes. Los destilados electro "5 Dollars" y "Damn (What Must a Woman Do)" hablan de las intersecciones del poder, el dinero y el sexo.
"Quiero proponer narrativas complejas desde la voz de una mujer con muchos lados, que puede ser extremadamente lujuriosa y extremadamente depresiva, poderosa o vulnerable", dice. "No es una pose, es mi realidad. Digo, no es fácil de entender para mí, ¿por qué debería serlo para los demás?"
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