Chiara Parravicini, la exchica Disney que sueña con ser la nueva Joni Mitchell
El viernes por la noche Chiara Parravicini llenó La Trastienda en la presentación de su primer disco. Las entradas agotadas no deberían ser una sorpresa para la ex chica Disney que giró por Latinoamérica y Europa junto al elenco de Soy Luna y que acumula en su cuenta de Instagram dos millones y medio de seguidores. Sin embargo, que una ídola adolescente salga airosa de su conversión en una Joni Mitchell centennial sí lo es. Quien le haya dado play a las ocho canciones folk cantadas en inglés que conforman WILDER sabe bien que Chiara no está siguiendo el ABC de la egresada de la tira juvenil que desea ser cantante.
La vida antes de Disney transcurrió, casi desde el principio, en el colegio inglés San Andrés, en Olivos, donde Chiara recibió educación bilingüe y formación en artes y música. Tomás Merello, entonces director del coro y actual manager y productor, la animó a audicionar, durante quinto año, para lo que luego sería Soy Luna. El teléfono no sonó, y Chiara se olvidó del tema mientras empezaba a estudiar en la Escuela de Música Contemporánea. En abril de 2015, le avisaron que sería Yam, y todo lo demás quedó en stand by durante tres años.
A pesar de que una megaproducción como Soy Luna todo lo toma, Parravicini tuvo su espacio para cantar dentro de la serie y siempre tuvo en claro que cuando terminara esa etapa se dedicaría a su proyecto personal. Es por eso que no sintió en ningún momento que tuviera que elegir y, aunque llama a Disney una escuela en la que aprendió "a trabajar, a ser responsable, a tener más voluntad", los dos millones y medio de seguidores tuvieron su precio. "Fue muy drástico todo el cambio en mi vida porque pasé de ser una niña a tener una responsabilidad de adulto y una exigencia laboral muy grande", explica desnaturalizando la experiencia. "No fue para nada normal".
Soy Luna terminó de emitirse en agosto del año pasado y Chiara ya estaba grabando WILDER. Lejos de la fábrica que es Disney compuso cada canción sola antes de compartirlas con Merello, y con sus músicos, una banda integrada por experiementados como Mariano Otero (ex Fito Páez), Nico Bereciartúa (ex Viticus e hijo de Vitico) y Ramiro Flores, entre otros. Aunque las propuestas discográficas no deben haber faltado, el disco fue grabado de forma independiente. "Por un lado, tenés una libertad enorme de hacer lo que querés y ser artista a la manera que vos querés, y por otro lado tenés una cantidad de trabajo que en la corporación no", dice Chiara.
Acá quien lleva adelante su propio proyecto, uno poco previsible y que viene a ocupar un lugar vacante en el mainstream local, es ella, pero no considera que haya tenido que hacer sacrificios para tener el disco que siempre quiso: "Sacrifiqué más cuando estaba en Disney cantando música que no era de mi estilo. Acá de mi arte no hay nada sacrificado."
Cuando Chiara habla de la música que sí es su estilo se refiere al folk de los 70, un género que escuchó desde chica por influencia de su papá y que le quedó resonando no sólo en su propuesta actual y en la cadencia dreamy de su canto, sino inclusive en su estética. WILDER es, en sus palabras, "distinto a lo que la gente está acostumbrada, pero escuchable, melódico", y tal vez por el colchón de seguridad que es la fan base que lleva con ella, no le dio vértigo jugársela con un disco que parece buscar más proyección en el exterior, por el género y el idioma, que llegada en el público local.
"A mí me parece que el arte tiene que ser genuino y que no hay que pensar en lo que va a pegar y es mainstream o no. Siento que hay mucha desesperación hoy en día por pegarla o por hacer un tema que sea viral en Spotify y no es mi objetivo. Si sucede, es una bendición. Mi objetivo es hacer arte y transmitir al mundo lo que vengo a transmitir", explica Chiara.
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En medio de una transición de un público teen a uno que la acompaña generacionalmente y que la está descubriendo gracias a su disco, Parravicini además fue elegida como embajadora de una importante marca de ropa deportiva y también tiene acuerdos comerciales con otras marcas locales. "Siento que yo transmito quién soy al público a través de mis redes sociales y, lamentablemente, eso sí me hace influencer. Tengo dos millones y medio de seguidores y eso es influencia", reconoce, aunque no es muy fan del título con el que se nombra a las "it girls" de Instagram. Sí se hace cargo de la llegada de su voz, como sucedió cuando hizo un posteo a favor de la legalización del aborto y recibió comentarios muy heterogéneos, y se interesa por la sustentabilidad en el terreno de la moda. "Me parece importante usar las plataformas de manera de apoyo para las causas que le interesan a uno", cierra Chiara, una artista que escucha su propia voz.
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