Charly Alberti y Zeta Bosio: "En Séptimo día van a poder escuchar y ver a Gustavo Cerati"
El baterista y el bajista de Soda Stereo hablaron con LA NACION sobre el estreno del show del Cirque du Soleil que celebra a la banda
Faltan horas para que se estrene Sép7imo día , el espectáculo en que convergen dos fuerzas, las acrobacias y destrezas de Cirque du Soleil y la música de Soda Stereo. En un hotel a cuadras del Luna Park, que será la sede porteña del espectáculo hasta mayo, Charly Alberti y Zeta Bosio están almorzando. Hay cámaras, periodistas y banners. Los músicos vivieron el día a día, ya vieron la reacción de la gente que estuvo en el preestreno y esperan la gran noche, la primera en que van a estar mezclados entre el público y no sobre el escenario. También será el momento en que los fans van a tener acceso a todas las canciones "nuevas" en las que estuvieron trabajando para que sean la banda de sonido del planeta Soda. Como los Beatles, con LOVE, y Michael Jackson, con One, el grupo que impuso al new wave en la Argentina tendrá su show onírico, donde la música no será en vivo pero sí será original. Zeta y Charly estuvieron trabajando en multitracks para lograr, en sus propias palabras "Frankensteins", canciones que tienen "lo mejor de todas las versiones" que tocaron alguna vez de ese tema.
Más tarde, el Luna Park se va a llenar de fanáticos, de famosos, de curiosos que se dejarán llevar por lo que Zeta define como música que se "escucha con los ojos". Para crear cada acto, Michel Laprise, director del show, viajó a Buenos Aires para entender de qué se trataba el fenómeno y también se metió de lleno en los libros que leían los Soda de chicos. El canadiense se encontró con mucha ciencia ficción y, justamente, en el mundo del subconsciente va a estar basada esta experiencia, que podrá verse hasta el 14 de mayo en el Palacio de los Deportes, en un total 72 funciones. Según los ex Soda este espectáculo va a funcionar como un cierre, como un último escalón. "Tiene mucho sabor a cierre, es como que con esto pudimos subir un escalón más, del que Gustavo estaría orgulloso", dice Zeta a LA NACION.
Después de un año de trabajo, que empezó con bosquejos y terminó con un nuevo disco -que ya está a la venta y lleva el nombre del show-, la figura de Gustavo Cerati sobresale. Hace casi tres años que el vocalista murió, pero su espíritu es algo que rodea a sus seres queridos. Su hijo, Benito, contó en varias oportunidades que sintió a su papá cerca. Y en este proceso de volver a escuchar grabaciones, shows en vivo y recrear el mundo Soda, algo parecido les pasó a sus compañeros que describen a este show como un proceso de "aprendizaje y curación". "Haber trabajado en Unísono, que era su estudio, un lugar que no se había abierto nunca más desde que Gustavo había tenido el accidente. Eso nos hizo sentirlo más cerca. La posibilidad de trabajar toda la tarde en los vocales de un tema y tenerlo ahí solo cantando, a Gustavo, con su voz, son sensaciones muy fueres. Al principio fue bastante más denso desde lo emocional, después lo incorporamos. Te diría que prácticamente no sentíamos su ausencia", cuenta Zeta. A lo que suma Alberti: "La energía de Gustavo estaba y está. Yo, particularmente, lo he sentido algunas veces. Creo que siempre hay cierta parte de sugestión, ¿no? Porque uno a veces se mete tanto en lo que está haciendo que me pasaba de volver del estudio con imágenes muy claras y presentes de situaciones. Después de recordar momentos, sentía cierta energía, sentía que lo tenía cerca".
"Pasó un año y acá estamos", dice Zeta y habla sobre algo que todavía están intentando transitar: un show de Soda sin que ellos estén detrás de sus instrumentos. "Nunca me pasó esto antes de estar tan involucrado en un espectáculo y no estar arriba del escenario.Tiene todos los condimentos de un show de Soda, claro que no está la banda en vivo. Pero la música tiene un tratamiento que, de alguna forma, la hace sonar fresca pero original", destaca.
Charly también siente cierta extrañeza de no tener los palillos en sus manos. "Te pasan muchas cosas en las cuales por primera vez estás fuera de control. Pudimos controlar el proceso previo -"hasta ahí", corrige Zeta-, pero ahora toda esa energía está sobre el escenario y, sin embargo, nosotros no estamos ahí. Por supuesto que te dan ganas de subirte y de estar ahí tocando. Al mismo tiempo es una experiencia absolutamente nueva, estar desde el público viendo qué pasa con nosotros. Es fascinante", detalla.
Durante el 2016, los músicos casi no se separaron, editaron, procesaron y crearon sobre los multri tracks de la banda, un "material totalmente abierto previo a la mezcla" . Había trabajos que no se habían vuelto a escuchar después de mezclarse, como Soda Stereo, el primer disco de la banda que salió en 1984. "En ese momento necesitabas una máquina especial para escucharlo", cuenta Zeta, mientras Charly comenta cómo aprendieron a ser dos en lugar de tres y también a pensar en 360. Si bien ellos estuvieron detrás de la mezcla, la selección de temas contempló tres frentes: los músicos, el Cirque y los fans. "Uno de los principales desafíos era crear algo nuevo sin agregarle cosas, nada que no estuviera en las pistas. Más que nada por respeto a que Gustavo no está. No podíamos volver a grabar una voz, teníamos que trabajar con los vocales", cuenta Zeta.
Gracias a la tecnología, Zeta y Alberti se convirtieron en productores de sonido y no solo eligieron las mejores versiones de diferentes partes de cada tema para crear una nueva pista sino que pudieron fusionar música a través de los años. "Agarrábamos todas las versiones de la historia que teníamos de ese tema, por más de que hubiesen estado tocadas a diferentes tempos, y lo podíamos encajar. El resultado es una mega versión. Después hay dos temas, la voz de un tema y la música de otro, lo hicimos encajar y entran perfectamente", revela Charly. "En el caso de "Prófugos", tiene partes del 87, 97 y 2007. Son casi 20 años de diferencia y todos juntos adentro de un tema, como si fuéramos las mismas personas con distintas edades tocándolo", suma Zeta.
La relación entre los ex Soda y Michel Laprise fue de puro entendimiento. Hasta último momento Zeta y Charly tuvieron que ajustar temas por los requerimientos del director y éste escuchó todas las sugerencias tanto de los músicos como de los fans, que pudieron ir siguiendo los bocetos en vivo a través de videos que compartía el canadiense en las redes sociales. "Michel es una persona muy generosa y nosotros, con mucho respeto, le hicimos algunas sugerencias y él las aceptó", rescata el bajista. El director hizo cambios en las secuencias del mundo Soda hasta el día anterior del estreno. Cuenta Alberti que hubo una canción que primero tuvieron que alargar y que después el canadiense les pidió que la acortaran. Faltaba poco para el debut y el baterista hizo su trabajo, cuando llegó Zeta y escuchó el "nuevo tema" le dijo que lo había dejado igual al original. "Ahí nos dimos cuenta la locura que tenemos, porque escuchás las canciones nuevas como si fueran las clásicas", reconoce Zeta, quien además siente que la música pasa a otro plano durante Sép7timo día. Aunque Charly deja en claro que lo más importante cuando decidieron encarar este proyecto era que la música fuese el motor. "La prioridad y lo que iba a definir el resultado, o cada acto, iba a ser la música. En ningún momento nosotros nos traicionamos en el resultado mágico por un fin del espectáculo en sí", dice.
Saber decir adiós es crecer... Mientras que los músicos se preparan para la gran noche, también se alistan para homenajear a Cerati y, de alguna manera, despedirse de la banda que los hizo trascender. "La gente va a poder escuchar a Gustavo, lo va a poder ver. Creo que el homenaje está ahí adentro. Es la mejor forma para nosotros de poder ver esto hacia adelante. Gustavo era una persona que miraba siempre para adelante, así que la única forma que le hubiera gustado esto, es de esta forma. Mirando para adelante, haciendo algo nuevo, algo novedoso y diciendo 'qué viene'", concluye Alberti.
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