Chano Charpentier y su nuevo disco: adicciones, sueños y otras confesiones
El Doble se llama el segundo disco solista de Chano Charpentier. El disco fue lanzado el mismo día que el artista salió de su internación en la clínica Vida Sana de Entre Ríos, donde se refugió para bajar revoluciones antes de la presentación del 18 de octubre en el teatro Vorterix. Hace veinte años que Chano convive con su adicción a las drogas. Su nuevo trabajo refleja en canciones toda esa vida de excesos, vacío existencial y redención espiritual.
"Almacita mía, te he extrañado tanto / que te dí mi vida y dormí con diablos", canta Chano en el tema que abre el disco y se transformó en el single adelanto de su nuevo material. "El doble", es un aire de carnavalito pop, que suena como una plegaria y juega todo el tiempo con esa división de caminos entre la vida personal y la estrella pop díscola que aparece en los noticieros periódicamente.
Las relaciones tóxicas, el desborde emocional, la noche como "mala consejera", la redención espiritual y las canciones de amor, entrelazan este álbum de nueve canciones con hits radiales y ATP como "La despedida del sol", "Yo he perdido algo" y "La bienvenida". Entre el pop beatle, el sonido de los sintetizadores que fueron la marca de su exgrupo, Tan Biónica, el guiño a ritmos como la cumbia y el reggaetón, y los estribillos simples y directos, Chano sigue buscando su lugar en los rankings de la escena pop.
Las letras funcionan como un diario personal descarnado y sin filtro, como en esa vida televisada en los programas de la farándula. En temas como "Yo he perdido algo", le reclama a Dios: "Padre nuestro que estás en los cielos / donde estás cuando te necesito que me prendo fuego": recurre a santos paganos como el Gauchito Gil en "Juan del Barrio San José", una historia urbana fuera de su registro habitual, y expone su euforia en canciones como "Día de la comadre", donde canta: "Antes de mí hay un otro que fui / hay una paridad que es inevitable / hay alguna cuestión con la seguridad / hay una condición que es la felicidad / hay una sensación de sentirme genial".
Entre versos y rimas forzadas en canciones como "Sonatina en sí sostenido" y la inconsistente "Melody Maker", Chano se las ingenia igual para sacar adelante un puñado de tracks, que serán bien recibidos por aquellos seguidores de los tiempos de Tan Biónica. El tema que cierra el disco es "Solo un nombre", un réquiem íntimo y catártico en piano, donde devela una de sus obsesiones y ese camino al filo del abismo empujado por la soledad. La honestidad brutal del tema funciona como salvavidas del disco y de su propio presente artístico. Aunque esta canción, como otras de tono autobiográfico del disco, podrían llegar a ser usadas en un canal de noticias si tuviera una nueva recaída de su adicción a las drogas.
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