Durante la trágica noche del 30 de diciembre de 2004, una pequeña banda daba sus primeros pasos en el mítico escenario, también de Chabán, a 20 cuadras de Once; cómo está hoy el lugar del que surgieron grupos reconocidos como los Redondos o Sumo
Federico subió al escenario con un nudo en la panza. A pesar de que se rumoreaba lo que pasaba en Cromañón , tocó un par de temas, mientras por encima del hombro relojeaba a las personas que estaban atentos a las pocas noticias que llegaban desde un televisor que estaba en el estacionamiento de al lado. Sabía que había muertos y después de cantar un puñado de temas, decidió cortar el show. Se enteró que varios padres corrían hacia Cemento en busca de sus hijos, porque pensaban que la tragedia ocurría en ese boliche de Chabán. Avisó al público de la situación, aunque sin saber que lo que pasaba en Once era la peor tragedia en la historia del rock nacional. Se acababa de transformar en el último músico en tocar en el escenario mítico del rock under argentino.
El 30 de diciembre de 2004 fue un día que ningún familiar de las 194 víctimas ni los músicos van a poder olvidar y además, fue un punto de inflexión para el rock nacional. Ya nada volvería a ser lo mismo. Las bandas emergentes no encontraban sitio donde tocar. Cemento era la casa que recibía a quienes estaban arrancando y Omar Chabán , el anfitrión.
Considerado por la mayoría de los músicos como una persona lúcida y carismática, con relaciones de amor y odio, terminó como víctima de sus propios manejos. Cromañón fue el resultado una gestión que encarnó Chabán desde sus comienzos en Cafe Einstein hasta su final, en aquel fin de año fatídico. Todos sabían que podía pasar. Nadie entendía cómo no había sucedido. Casi veinte años de recitales en Cemento con sólo una puerta de salida y miles de personas adentro. Pasó en Cromañón pero lo sintieron todos los argentinos.
Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota y Sumo abrieron el camino, pero fueron muchas de bandas las que comenzaron a salir a flote en Cemento y terminaron en la cima del rock nacional. Bersuit Vergarabat, Divididos, Las Pelotas, Los Piojos, Viejas Locas, La Vela Puerca, entre otros, dieron sus primeros pasos en el galpón de Estados Unidos 1234, en Monserrat.
Queens of the Stone Age tuvo su debut argentino en Cemento y Catupecu Machu e Intoxicados grabaron allí cd's en vivo. Todas bandas de mucho calibre, pero quien cerró la puerta para siempre fue Sancamaleón, un grupo de músicos que había comenzado cuatro años atrás de la tragedia e intentaban hacerse un lugar en el mundo del rock. Nunca se van a olvidar, como dijo el cantante, “la noche más triste de su vida”.
El último show
Tras el incidente en Cromañón se aplicaron controles mucho más rigurosos a los locales y Cemento no volvió a abrir sus puertas al público. Sancamaleón, la banda liderada por Federico Cabral, fue el último grupo en presentarse en vivo en el mítico local. Todos los recitales previstos luego de esa noche se cancelaron.
“Yo sentía que era el final de una época, se sentía en el aire. Amábamos Cemento pero había muchas cosas que no estaban resueltas y esa noche pasó la peor combinación”, cuenta Cabral a LA NACION.
Solista y con un estilo de música totalmente diferente al estilo trash que predicaba con Sancamaleón, recuerda lo que sucedió en Cemento mientras a 20 cuadras de ahí se incendiaba Cromañón.
“La noche estaba muy calurosa. Tocaban dos bandas antes que nosotros, Malacate y Nuca. Recuerdo que no había internet en los celulares, pero durante la previa llegaban rumores que provenían de una tele de un estacionamiento de al lado. Hablaban de un incendio en Cromañón. Antes de tocar ya había dos muertos y cuando arrancamos, nos dimos cuenta de que estaba todo mal. Al cuarto tema me dijeron que avise lo que estaba pasando porque había padres que estaban yendo a buscar a sus hijos a Cemento porque creían que ahí era el incendio. Hablé de los muertos, conté lo que estaba pasando. Había algo rarísimo en el aire y decidimos acortar el show”, cuenta de manera entrecortada.
Los presentes en Cemento no tenían muy en claro lo que sucedía en Cromañón. Tampoco la tuvieron al momento de irse y sólo tomaron dimensión de lo sucedido al otro día, aunque según relata Federico, “sentían que algo estaba muy mal”.
“Me acuerdo de terminar el show y que me digan que había 15 muertos. Sabia que era un desastre lo que estaba pasando, pero no tenia noción de lo que fue en la historia. Me costó mucho dormirme, incluso sin tener la dimensión real de lo que fue. Después todo lo que sabemos que pasó, algo durisimo”, dice.
El post Cromañón
La noche de Cromañón marcó un antes y un después en la historia de la sociedad argentina, que necesitó de una tragedia para darse cuenta de la realidad. Infinidad de lugares que no cumplían con las reglas de seguridad establecidas para llevar a cabo un recital fueron inhabilitados y otras tantas bandas sintieron el profundo dolor de las víctimas.
“Esa noche cambiaron muchas cosas y para las bandas emergentes fue una herida muy difícil de llevar. Te encontrabas con la peor combinación de cosas que pueden pasar en tu profesión. A uno le gustaba el lugar lleno, la gente a full, similar a lo que pasa en el fútbol, pero a partir de esa tragedia no hubo más lugares para tocar con una convocatoria más o menos mediana y comenzó el auge de los festivales y centros culturales.”, explica Federico.
“Cemento era una locura. Un lugar muy grande con una salida muy pequeña, con el famoso portón muchas veces cerrado como Cromañón. Mi viejo me iba a ver y me decía, 'la puerta está cerrada, con candado'”, cuenta sorprendido, y agrega: “Nadie buscaba que pasara algo asi. No lo defiendo a Chabán por esto, tuvo su condena, pero fue una locura, no de una persona sino de una sociedad que no era consciente de lo que podía pasar. Lamentablemente como sociedad aprendemos con tragedias”.
Cabral no reparte culpas sobre lo sucedido en Cromañón y le atribuye esa tarea a la Justicia. A pesar de no haber conocido a Callejeros, remarca que fue una negligencia de sus integrantes que los llevó a lo peor.
“No se si está bien que hayan ido a la cárcel. Fue lo peor que les pasó en la vida, están clavados en esa y tendrán que resolverla en esta vida o en la otra. Lo que les pasó fue una combinación de cosas terribles. Entiendo a los padres que buscan justicia y sobre todo para que no vuelva pasar. Quieren sentar cierta jurisprudencia”, aclara.
Cabral recuerda sus días en Cemento, tanto como solista como de fanático. Habla de Luca Prodan, se pone nostálgico con su debut como telonero de La Vela Puerca y destaca la mística de ese lugar que se fue y que cree que no volverá.
“Pensar otro Cemento es algo muy difícil. La gente te va decir que el rock era eso, siempre se habla de la mística. Hubo mucho arte adentro, la cantidad de energía que se movía fue una situación única. Hoy es otra la manera de consumir música. Es difícil que haya un semillero tan fuerte como fue Cemento en ese momento”, dice a LA NACION.
“Te sigo desde Cemento” es un latiguillo popular que se suele escuchar por las calles de Buenos Aires. La frase remite a ese fanatismo desde el comienzo, sin importar que nadie te conocía. Y casi todos comenzaban en Cemento.
Cemento, hoy
La idea de hacer un museo del rock en Cemento parece que quedará más como una ilusión que una realidad. A pesar del proyecto que presentó el legislador porteño por el Frente para la Victoria, Pablo Ferreya, no está en los planes del Gobierno devolverle ese lugar a la música.
Tras la detención de Chabán, Cemento dejó de funcionar como un espacio musical y desde 2010 pertenece al gobierno de la Ciudad, que compró el inmueble a sus antiguos propietarios, el matrimonio Clausen, por 2.780.000 pesos.
Desde entonces, fue una playa de estacionamiento para empleados del Ministerio de Educación, aunque según informaron desde la cartera que dirige Soledad Acuña, aseguraron a LA NACION que están reacondicionando el lugar para mudar unas oficinas que están en el edificio de la calle San Juan.
“En el lugar va a trabajar el Área de mitigación de riesgos de la subsecretaria de Infraestructura de la Ciudad”, indicaron.
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