Catnapp: la historia detrás de la música argentina que aparece en la serie Poco ortodoxa
Su nombre real es Amparo Battaglia, tiene 32 años y vive desde hace varios años en Berlín, donde es parte de la escena electrónica; dice que todavía está "anonadada" por la repercusión que tuvo la tira
"No sé cuánto me pagaron. No te estoy mintiendo si te digo que no me acuerdo", dice Amparo Battaglia desde Berlín, y después larga una carcajada. Se refiere a la participación que tuvo en Poco ortodoxa, la popular serie de Netflix en la que aparece haciendo lo que mejor sabe y más le gusta: música. En una escena clave de esa ficción de apenas cuatro capítulos de la que hoy se habla muchísimo, la protagonista (Shira Haas, toda una revelación) empieza a descubrir definitivamente los diferentes matices de su personalidad. Y lo consigue en una discoteca de la capital alemana repleta de gente eufórica y muy transpirada que baila al ritmo de Catnapp, la encarnación artística de Amparo. El tema que suena en esa secuencia intensa es "Thunder", uno de los siete que forman parte de Break, un muy buen disco editado en 2019.
¿Cómo es la música de Catnapp? Se la ha catalogado de atmosférica, oscura, urbana, hipnótica, abstracta y futurista. Y todas esas etiquetas le quedan bien. Es un repertorio con muchos matices, pero la línea dark es, sin dudas, una de las más notorias. "Necesito sacar lo oscuro que hay en mí. Me parece una terapia muy necesaria, muy sana. Por suerte tengo esta herramienta para traducir eso de una manera positiva", admite.
Y agrega: "En la vida cotidiana soy alegre, animada, pero como toda persona sensible tengo momentos oscuros. Es mejor sacar lo que tenés adentro. También me pasa que a veces quiero hacer un track feliz y me sale otra cosa. No me resulta fácil controlar las emociones. Y además creo que lo mejor es liberarlas. Siempre la emoción antes que el cerebro".
Y es cierto que hablando con Amparo cuesta un poco imaginarla como la persona detrás de Catnapp. Su voz en la charla telefónica suena menos ominosa que en los tracks de Break (donde muchas veces está completamente intervenida por efectos) y también muy creíble cuando habla de sus cuelgues: "No me acuerdo de cuánto cobré por el laburo de la serie porque soy un desastre (risas). Tengo un manager que se encarga de todo eso, afortunadamente. Igual ya fue hace un año, más o menos... Mi mamá se desespera, me dice '¿Pero cómo, Amparo? ¡Fijate! (risas)'".
La carrera de Catnapp empezó hace un buen tiempo. Amparo tiene hoy 32 años, pero hace más de diez que viene sumando horas de escenario, primero acá en Argentina con un proyecto de electropop indie y después más enfocada en el estilo que trabaja hoy (R&B, rap, breakbeat, drum and bass) construido con la combinación virtuosa de percusiones con pads, sintetizadores y su sugestiva voz. Más de una vez recuerda los paisajes sonoros del lúgubre synth-pop de la sueca Karin Dreijer Andersson con su proyecto Fever Ray. En 2017 fundó su propio sello, NAPP Records, editó un par de EP y pronto llamó la atención de Monkeytown, prestigioso label creado en 2009 en Berlín por Modeselektor, el dúo de Gernot Bronsert y Sebastian Szary que en su disco Happy Bitrhday! tuvo como invitado nada menos que a Thom Yorke, participa en el álbum de Catnapp y ya ha salido de gira con ella.
"Tuve una carrera lenta, paso a paso -analiza Amparo-. La música que hago no es tan fácil de digerir, me parece. Lo de la serie me acaba de dar una gran empujón. Todavía estoy bastante anonadada, no sé muy bien cómo va a seguir todo. Lo único seguro es que voy a hacer más música, porque para mí es una necesidad, como respirar".
Ese impulso relacionado con Poco ortodoxa es el fruto de una casualidad. Un amigo de María Schrader, la directora de la serie, logró entrar a Berghain, una de las discotecas más conocidas de Berlín, célebre también por lo difícil que suele ser conseguir un ingreso, y justo estaba tocando Catnapp. Quedó impresionado y se lo comentó muy pronto. Y después se dio todo muy rápido, sin necesidad de casting ni prueba de ningún tipo. "La serie me encantó -señala ahora Amparo-. Me pareció hermosa y muy emocionante la historia que cuenta. Hasta que se estrenó, yo solo sabía qué pasaba en esa secuencia del capítulo en el que aparezco. El día que la estrenaron la vi entera, de corrido, en la cama de mi departamento".
Amparo vive hoy en Neuköln, el barrio más cosmopolita de Berlín. Aun cuando en Alemania también rige la cuarentena necesaria para controlar la expansión del coronavirus, dice que "los negocios están cerrados o vacíos, pero hay mucha gente en la calle". El gobierno alemán permite actualmente las reuniones de hasta tres personas. "Yo igual lo vivo con poca ansiedad porque me gusta bastante estar sola en casa -cuenta la música argentina-. Cuando esto se acabe, seguramente voy a tener que estar bien recargada de energía. Obvio que es una situación muy rara. Hace unos días fui a buscar algo al correo y había una fila muy larga dentro de un caminito hecho con cinta adhesiva que marcaba claramente la separación obligatoria entre las personas. Lo veo como algo muy loco, como un momento histórico. Pero después vuelvo a la burbujita de mi casa y un poco me olvido".
Nacida en Olivos, Amparo también vivió en Vicente López y Belgrano. Se crió con sus abuelos y su mamá. Su primeros contactos con la música tienen que ver con ese entorno familiar: es la nieta de un conocido pianista de jazz fallecido en el año 2000, Baby López Furst, que tenía un estudio casero donde ella pasaba mucho tiempo curioseando. "Eso me facilitó las cosas. No es tan común que tu familia te apoye de una cuando de chica decís que querés dedicarte a la música. Yo tuve ese apoyo y pude estudiar guitarra y canto, formar una banda de punk-pop en el colegio con la que hacíamos temas en castellano y covers de No Doubt y The Cure y después estudiar producción de música electrónica en una escuela que se llama Sónica".
Otro momento bisagra para Amparo se produjo, como no podía ser de otra manera, de nuevo en una disco: una noche fue a Bahrein, un local del microcentro porteño, para hacer unas fotos de una banda de pop electrónico que tenía, se encontró con la fiesta +160, musicalizada exclusivamente con drum & bass, y quedó flechada: "A mí ya me gustaba la electrónica, era fan de The Prodigy y los Chemical Brothers, pero lo que me alucinó de esa fiesta fue escuchar la música a ese volumen tan alto. Siempre fui muy amante de la cultura de la discoteca. Me gusta mucho toda esa gente bailando y disfrutando del momento".
La experiencia la motivó a probar en ese terreno, que empezó a transitar allá por 2010 con la convicción necesaria como para hacerse un lugar en el circuito e incluso tocar en la +160 y otras fiestas como Santera y Undertones. Hasta que decidió pegar el salto a Berlín, una ciudad donde la música electrónica tiene una historia fecunda y un espacio ganado. Fue hace tres años y arrancó como una aventura de las tantas que emprenden los inmigrantes latinos en Europa: con un trabajo de técnica de sonido en una disco que pegó gracias a un amigo y otros como cajera o encargada del guardarropa en locales nocturnos. "La noche de Berlín es diferente a la de Buenos Aires -opina-. Es todo mucho más libre, podés ir lookeado como quieras y nadie te juzga. Cada uno está en la suya, y vos podés hacer lo que desees mientras no molestes al otro. El ambiente está bien retratado en la escena de Poco ortodoxa en la que trabajé, la diversidad en los boliches es esa. Ningún tipo viene a levantarte ni a chamuyarte, es muy raro el contacto entre desconocidos. Por un lado está bueno, y por el otro me resulta muy extremo. A veces tengo ganas de charlar con alguien que no conozco, extraño ese contacto social random de Buenos Aires".
De todos modos, cuando no está de gira -ya pasó por Austria, España, Inglaterra, Rumania, Polonia y Rusia, y hay programado un tour europeo con Modeselektor que se llevará a cabo cuando acaben las restricciones motivadas por la pandemia-, Amparo prefiere pasar la mayor parte del tiempo en su casa. "En mi barrio hay una atmósfera de fiesta constante. Es divertido por un rato, pero si vivís acá quizás se te torna un poco intenso", justifica. "Lo que extraño de la Argentina son los lugares para bailar cumbia y reggaetón. Acá falta eso, que a mí me encanta. En las fiestas de Berlín hay mucho techno, house, drum & bass. Se extraña mucho esa vibra latina y cálida de allá", agrega.
El plan más inmediato de Catnapp es la edición de un nuevo álbum. Amparo asegura que es distinto a Break "porque las experiencias que viví en todo este tiempo fueron otras, incluyendo una relación medio tóxica que me disparó un montón de emociones. En los temas nuevos se notan el enojo y la bronca acumulada por el daño psicológico que te pueden generar y que vos también podés generar en el otro. Lo veo como una especie de exorcismo digital, un disco para largar toxinas. Ojalá que funcione para los que lo escuchen como un mantra o el combustible necesario para atravesar ese tipo de situaciones horribles".
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