Carlos Sorín: un cineasta en la ópera
Cómo se prepara, y qué ideas tiene para ser el regisseur de "Armida", de Gluck, que se estrenará en el Teatro Colón en octubre
Que Luchino Visconti y Franco Zeffirelli alternaran la dirección en el cine, el teatro y la ópera, era una consecuencia lógica del desarrollo creativo de estos realizadores. No hace mucho tiempo se informó que Ettore Scola debutaba en la ópera con la régie de "Così fan tutte", de Mozart, primera parte de una trilogía que completarán dos ilustres colegas suyos, Mario Monicelli y Gabriele Salvatores, quienes ya habían incursionado en el género.
Pero, que Carlos Sorín, publicista y cineasta, realizador de "La película del rey", "Eterna sonrisa de New Jersey" y de la exitosa "Historias mínimas" debute como regisseur en el Teatro Colón causó más de una sorpresa, incluso para para el propio interesado.
"Primero me llamó Carlos López Puccio -explica Sorín muy entusiasmado-, al que conozco desde hace tiempo, y me dijo que Gabriel Senanes (director del Teatro Colón) me quería hablar para proponerme hacer una ópera: "Armida", de Gluck. Pensé que era una broma de Carlos. Dije que sí, porque pensé que era poco educado decir que no telefónicamente. Después, los tres tuvimos una reunión y dije que no, porque pensé que era demasiada audacia. Me gusta mucho la ópera, pero de ahí a dirigirla hay un largo trecho. Pero, entre los dos, me convencieron de que debía hacerla. Después me quedé pensando cuántas veces en la vida se le da a un director de cine la oportunidad de dirigir una ópera en el Colón. Una vez en la vida."
El estreno de "Armida" está previsto para el 21 de octubre, con Carlos López Puccio como director musical, pero para este realizador el aprovechamiento del tiempo es fundamental, considerando que además está preparando la preproducción de una nueva película que comenzará a rodar en noviembre.
"Estoy bastante contento. Empecé a trabajar con el equipo básico: va a estar Margarita Jusid, que es mi escenógrafa, tiene experiencia en teatro y en ópera y con la cual tengo una relación fluida. El coreógrafo, por suerte, dijo que sí. Es Oscar Araiz, con quien también había trabajado y obviamente me garantiza muchas cosas, y en los otros rubros decidí trabajar con el staff del teatro. Puedo traer a una persona como director de arte con la cual estoy muy cerca y nos conocemos por haber hecho muchas películas. Pero después me pareció lógico tener gente del Colón y que colaborara conmigo en abrirme la cabeza ante las posibilidades que me ofrece ese teatro. Estoy realmente muy entusiasmado.
-¿Sos amante de la ópera?
-Me gusta mucho, pero no precisamente la barroca francesa, de la cual he oído muy poco. Me gusta fundamentalmente la italiana de fines del XIX: Puccini, Leoncavallo, Mascagni, por sobre todo, pero no la francesa. Este es casi mi primer contacto con Gluck y encuentro que "Armida" es muy hermosa, un descubrimiento. La tuve que escuchar mucho, mucho y mucho.
-¿Vas a aplicar la técnica cinematográfica en el escenario?
-Tengo varias luces de alerta encendidas. ¿Qué puede pasar con mi oficio de cine, con el patrón cultural que uno tiene? ¿Qué puedo pasar del oficio de cine a la ópera? Hay cosas que sí y otras que no. De cualquier manera, ésta es una ópera cinematográfica. "Armida" tiene sesenta y pico de escenas, cinco actos, pasan muchas cosas en el escenario que son espectaculares. Se supone que uno tiene que convertir eso en algo espectacular. Tiene un ritmo muy atractivo que se asemeja a un guión cinematográfico.
-¿Empezaste ya a trabajar en la puesta?
-Hace ya dos semanas que empezamos. Estamos en la primera aproximación estética a la puesta, previo al planteo escenográfico en sí. Es una etapa de asociación libre, como para después encontrar un encuadre plástico-estético que contenga los recursos que uno puede poner en movimiento. Me parece que el peligro de esta ópera -o yo frente a esta ópera como primera experiencia- son las opciones que tengo; una de ellas es caer en una puesta de formas puras, lo cual puede ser hermoso, pero también tedioso, sobre todo en una ópera donde pasan tantas cosas. Por otro lado está el peligro de la performance de producción, de buscar efectos y efectos. Es una ópera de magia y demonios, de un mundo que si se lo pone en movimiento también se puede caer en el peligro del exceso. Esto no es "El fantasma de la ópera", ni un musical ni un concierto rock. El tema es encontrar la aproximación estética que te dé pie a poner en función la escenografía y los efectos. Es apasionante el trabajo, las cosas que se pueden hacer, lo que puede el teatro y lo que puede este teatro con toda la maquinaria que tiene atrás, con la gente y los espacios.
-Para un director de road movies , ¿no te sentís atado a un espacio muy limitado?
-Una de las cosas que me atrae de esta ópera es que está en las antípodas de lo que yo hago. Eso es lo que me atrae. Todo en su concepción, en su estética y en su tragedia está lejísimos de mis gustos y de lo que yo hago en cine. "Armida" tiene una ventaja. Supongo que si me eligen para esto, aparte de ser un golpe de audacia por parte de Senanes, es porque esperan algo distinto de lo que puede hacer un regisseur lírico. A eso tengo que responder. Es la ventaja que tengo con una ópera de Gluck y tan poco conocida como ésta. No hay un dogma, tengo más movilidad con respecto a la recepción del público, hay menos antecedentes.
-¿Vas a intentar renovar con la puesta?
-La ópera es un género que estaba en un callejón sin salida, pero curiosamente el público de ópera se ha expandido enormemente. Necesita una renovación, y hacerlo con una pieza tan clásica como ésta es interesante. El género necesita una oxigenación.
-La acción transcurre en los tiempos de las Cruzadas, ¿vas a mantener la época?
-Sí, Damasco en 1100, una ciudad de la mitología clásica, misteriosa y exótica. "Armida" es muy pasional, muy intensa, la seducción es el tema principal de la ópera. Pensé casi de entrada en darle a Damasco un carácter islámico y usar la iconografía islámica. Hay misterio, espejismo, encantamiento, que ahora estamos reelaborando, porque no es realista. Me pareció interesante porque, a nivel estético y formal, el islamismo es de una riqueza y una belleza soberbias.
-¿Va a haber imágenes cinematográficas?
-Al principio dije que no, pero ahí me di cuenta de que quería hacer una escenografía poco sólida, la obra lo pide. La mayoría de las cosas con encantamientos, son visiones, no son concretas. Seguramente serán imágenes creadas a través de distintos medios, como el láser, por ejemplo. Recuperar esa cosa de inmaterialidad que tiene gran parte de las escenas de "Armida". La única cosa concreta que tiene es el desierto, un lugar desprovisto; después tiene una zona de los infiernos, que da pie para cualquier fantasía, y todos los encantamientos terrenales producidos por los demonios, que tienen que tener elementos inmateriales. Hay técnicas actuales que se pueden usar, vamos a utilizar mucho la luz para lograr efectos.
-¿Cómo vas trabajar en esta primera etapa?
-Al no tener experiencia, aunque tengo gente con experiencia al lado, necesito tener una aproximación inmediata al resultado, lo que en cine no necesito porque tengo experiencia. Estamos trasladando el escenario del Colón a un software de 3D, de manera de poder hacer ensayos visuales en la computadora, con imágenes de realismo, y llegar al escenario con cosas probadas. La computadora la necesito porque la pantalla es mi mundo y me cuesta ensayar efectos que no conozco. Con la pantalla, a través de una simulación, puedo verlos en mi casa y probarlos. Es una técnica linda para desarrollar en la actividad teatral. Necesito tener una zona de ensayo y error y que no sea el escenario.
-Hablaste de utilizar láser.
-Es posible. No sé hasta dónde van a dar los costos, todavía no me han puesto límites, aunque estamos en un país en crisis. Como hay poca cosa concreta de construcción, podríamos derivar esos fondos a un sistema lumínico. De cualquier forma, en esta primera etapa, no quiero que las soluciones técnicas se impongan a las proposiciones creativas.
-¿Conocés a los cantantes?
-Hay un cronograma establecido para los ensayos. Este mes tendré un primer contacto, pero creo que trabajaremos más cerca del estreno.
-¿Y para cuándo la próxima película?
-Bueno, en eso estoy. Estrenamos la ópera el 21 de octubre (el día de mi cumpleaños) y comenzaré el 17 de noviembre a filmar "Le chien", es el título por ahora. Rodaremos otra vez en la provincia de Santa Cruz, pero también en Chubut, hasta Bahía Blanca. Es una road movie más larga que "Historias mínimas".
-Insistís en una región que ahora ha adquirido relevancia.
-Sí, porque nos trataron muy bien. Tengo una carta firmada por el entonces gobernador Kirchner declarando a "Historias mínimas" de interés provincial. Nos ayudaron, no económicamente, pero sí con facilidades.
-¿Trabajarás con actores?
-No. Lo que tengo en mente no son actores. Vamos a hacer un casting nacional, pero voy a profundizar en una experiencia que comenzó con "Historias mínimas": no trabajar con actores, sino con gente que esté en las inmediaciones del personaje. Me resulta apasionante y me siento cómodo. Cada día de rodaje es como una caja de sorpresas. Pero, ojo, es un trabajo con limitaciones, en el sentido de que la gente del elenco no puede hacer más que eso.
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