El músico cordobés transitó varios problemas de salud; ya repuesto, lanzará su albúm número 102 y cerrará un mega festival con artistas de distintos países y distintos estilos
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CÓRDOBA.- El 11 de enero Carlos “la Mona” Jiménez festejará sus 74 años y los 58 con el cuarteto en un Bum Bum internacional. En la nueva edición de su festival estarán Residente, Molotov, Steve Aoki, Dread Mar-I, Paralamas, Damas Gratis y, por supuesto, él, quien se encargará del cierre. “Hasta que este cuerpito aguante, sigo”, le confiesa a LA NACIÓN en su camarín del bar-museo que tiene en la ciudad de Córdoba. En la presentación de la programación de su festival cantó cuatro temas, bailó y se sacó fotos con los invitados y con los curiosos.
Con un café, agua y una botellita de suero hidratante, conversó distendido con este medio. Hubo algunas interrupciones para cerrar reuniones para los próximos días. “Me tengo que poner de acuerdo porque estoy terminando las canciones del álbum que viene”, explica. La presentación de la nueva colección de su hija Natalia, diseñadora de modas, le impide ir al show de Paul McCartney. “Me encantaría, pero tengo lo de Naty”, dice. En la charla varias veces agradece los cuidados de “la Juana” (Juana Delseri), su exesposa y “compañera de vida”. Asegura que son claves en su recuperación después de los varios problemas de salud que tuvo hace unos meses.
“Tuve un cagazo grande. Ya una vez me estuve por morir, pero no había tenido conciencia”, asegura en referencia al día que le empezó a sangrar el bazo. Dos semanas después, tuvo problemas en la carótida. Cuenta que se cuida, que sigue haciendo natación y bicicleta en el agua y “comiditas sanas y ricas de la Juana”.
La Mona ya no hace bailes todas las semanas. Sus presentaciones son en los shows que produce Carli Jiménez, su hijo. El fin de semana pasado fue la fiesta de Halloween y ahora prepara un nuevo disco para lanzar en diciembre, además del mega festival Bum Bum, que se realizará en enero.
–¿Cómo cierra el año?
–Estoy preparando diez canciones inéditas que saldrán a fin de año. Son para mi disco 102. Solo unos, los Ventura de Puerto Rico, han grabado más que yo, pero ellos vienen desde el abuelo, el padre, los hijos. Mi caso es distinto, solo yo llevo 58 en la música.
–¿Habrá invitados?
–Esta vez no. Ahora todos invitan a otros para cantar. Eso lo vengo haciendo hace décadas y esta vez cantaré solo, con mi banda. He cantado con todos, con tangueros, con folkloristas, con rockeros. Desde (Raúl) Lavié a (Fito) Páez, todos y me he divertido. También he compartido con cuarteteros. Lo he disfrutado. Pero esta vez quiero grabar canciones de cuarteto tradicional y hacerlo solo.
–¿Con quién le hubiera gustado cantar y quién le queda?
–Con el Polaco Goyeneche. Sin dudas, con él. Lo hablamos cuando nos encontramos en el Luna Park para el festejo de los diez años de la democracia. Estaba (Carlos ) Menem y cantamos muchos: Lavié, Valeria Lynch, Rubén Juárez, Banana Pueyrredón, Estela Raval. Estaba también (Antonio) Gasalla. Pero el Polaco ya no estaba muy bien. Hubiera querido cantar con él “Muchacho de barrio” en ritmo de tango. No pude. Después lo hice con Tango Corrupto, con (Oscar) Lajad, que es buenísimo. Él canta como Gardel. También con Pappo me hubiera encantado cantar.
–¿Pappo? ¿No cantó con él?
–Rarísimo, pero no. Éramos amigos, venía a casa. Muchas veces incluso ensayó en el Sargento Cabral en el intermedio de mi show. Me acuerdo que tenía un rastrojero e iba con los instrumentos. Cantaba “Mi vieja” y la gente después de un rato le decía: “Bueno, ya está Carpo, que vuelva la Mona”. Un grande. Ya he contado que una vez después de un premio nos fuimos a festejar. Sandro es otro que me quedó; lo conocí, nos queríamos. Hay fotos de los tres en los premios ACE. Tengo también dos Konex. Nadie los tiene. Con todo respeto, ni (Diego) Maradona. Una vez vino Solita (Silveyra) a hacer una nota, los vio y me preguntó cómo era que tenía dos. El primero se lo gané al petiso, a Ricky Maravilla, que en ese entonces quería ser gobernador y estaba seguro de que se lo llevaba. Me acuerdo que decía: “Vengo a buscar mi premio”.
–¿Nunca se le ocurrió ser candidato a gobernador?
–No, jamás. Cuando tenía 38 o 39 años me ofrecieron ser intendente. Me lo ofreció un radical, que no voy a nombrar. Pero le dije que no, que en la política no me metía. A mí me gustaba y me gusta cantar. Después vienen los de arriba a decirte lo que tenés que hacer, qué decir. Como si fuera la directora de un colegio. Es meterte en un pozo.
–¿Un radical le ofreció? Usted siempre estuvo cerca del peronismo...
–Fue un radical, sí. Y después de eso nunca más. Tuve amigos en la política. Fui amigo de (José Manuel) De la Sota, del “Chancho” (Ramón) Mestre. Ese fue el mejor intendente que tuvo Córdoba. Después estuvo bien también (Rubén) Martín. Pero solo una vez me ofrecieron ser candidato.
–¿Cómo ve el país? ¿Qué le parece Javier Milei?
–Uno tiene que tener fe. Hay muchos problemas, hay mucha gente que la está pasando muy mal y eso es muy triste. No creo que hasta fines del año que viene se empiece a salir. No se pueden encontrar soluciones ya, ahora. Todos los argentinos tenemos que tener fe. Espero que las cosas empiecen a mejorar.
–¿Se involucra en la producción con su hijo Carli?
–No, no me quiero meter. Si lo hago se me va la cabeza. Yo sueño con hacer canciones. Solo diez días antes pregunto qué va a hacer. Él trabaja con mucha gente, está muy bien.
–El Bum Bum mezcla ritmos...
–A ese palo vamos. Para el cuarteto estoy yo, pero queremos que vengan los que escuchan trap, rap, rock. Traer a los más jóvenes. Pero bueno, a mí también me siguen los más jóvenes. Ya he hecho bailar a cuatro generaciones. Cuarteteros también vienen: han estado Ulises, el Loco Amato, Damián Córdoba, El Polaco, Cachumba, pero ellos ya tienen sus shows.
–¿Qué música escucha?
–No escucho música. Nada. Si no se me mete una melodía en la cabeza y no quiero. Quiero que mi cabeza descanse, que esté limpita para hacer canciones con contenido social o que vayan al corazón. Veo películas. Miro todo lo que hay en Netflix. Empiezo con las más vistas y miro la 1, la 2 y así. Fútbol veo cuando juega la Selección Argentina o cuando hay clásicos de Córdoba o partidos importantes de Belgrano, Talleres, Instituto o Racing. A los de Córdoba sí los veo más.
–Ha vuelto a los escenarios y se lo ve bien. ¿Cómo está de salud?
-Juana me cuida mucho. Siempre tuve muy buena salud, pero después de la pandemia y de las cinco vacunas tuve un montón de problemas. Primero se me rompió el bazo, empezó a sangrar. Casi me muero, me salvaron por minutos. Había estado acá, en el Museo, cantando con Lavié, cantando folklore, hasta zapateé un malambo recordando cuando era chico y bailaba folklore. Llegué a mi casa como a la 1 y al otro día me levanté con el abdomen hinchado. No quise comer, pensé que era un ataque de hígado. Al otro día estaba igual y Juana dijo: “Ya al Cardiológico”. Llegué, me metieron en el tubo y vieron que el bazo estaba roto, apenas cubierto por una telita. Unos minutos después y chau, me hubiera muerto.
–¿Tuvo miedo?
–Sí, mucho. Tuve un cagazo grande. Ya una vez me estuve por morir, pero no había tenido conciencia. Nunca vi al diablo, ni a Dios, ni luces, ni nada. Estuve un montón de días en coma y cuando me desperté una enfermera gritaba: “Milagro, milagro”. Yo no sabía qué pasaba. Fue en 1972, cuando fui a ver a Belgrano y me tiraron una botella. Me cortaron el nervio de la coordinación. Me salvó el doctor Juan Carlos Carranza, que era muy joven. Si él no me hubiera operado, hubiera quedado como una planta. Pero después de la pandemia me pasó de todo. Primero el bazo; a los 15 días, un problema en la carótida. No me pasaba agua al tanque. A los pocos meses, un problema en la retina. Yo decía: “si paso agosto, ya está” y antes de agosto, otro problema. Entonces pensaba: “acá cago”, pero no, seguí.
–¿Se cuida más?
–Hago natación todos los días y bici en el agua. Antes hacía 80, 120 kilómetros, pero después de un accidente no puedo más, me mataba el ciático, me quedó una hernia de disco. Y baile tenía igual, así que tenía que resolverlo. Sigo adelante, gracias a Dios, a Juana, a mis hijos, a mis nietos. Y, obviamente, también al público.
–Hace años que se especula sobre si tendrá herederos en el cuarteto, ¿qué dice?
–No lo puedo decir yo. Si hay, lo dirá la gente. Puede aparecer un pibe que sea el próximo Mona, pero ellos hacen su propio camino. Ya dijeron que era Rodrigo, Ulises, hasta Carli cuando empezó a cantar. Todos son herederos y no lo son. Hasta que este cuerpito aguante, sigo yo.
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