Las localidades para la quinta, la sexta y la séptima fecha de la banda británica se vendieron en solo 8 horas; el referente del trap argentino agotó dos Vélez, Abel Pintos agendó 31 funciones en el Teatro Opera y Wos dará dos shows en Argentinos Juniors; también el Luna Park, el Movistar Arena y el Hipódromo de Palermo están atestados de conciertos, mientras que las salas más chicas generan una muy buena demanda de público
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¿Demanda de entradas o urgente necesidad de música en vivo? ¿Cuál de estas palabras es más precisa para describir el momento actual? Coldplay ya programó siete funciones en el Estadio de River. Por la demanda, cada una que sale a la venta se agota en menos de 24 horas. Otra información que circula habla de un récord para un teatro de la avenida Corrientes: “18.000 entradas vendidas en ocho horas”. Son las primeras que puso a la venta Abel Pintos, de los más de 30 shows que tiene agendados en el Teatro Ópera. Duki anunció una actuación en Vélez y al día siguiente debió agregar la segunda. Lo mismo sucedió con Wos, en Argentinos Juniors. El país asiste a una tendencia que va más allá del récord, por esta “necesidad urgente” de entradas para shows musicales. Y lo más curioso es que el fenómeno está lejos de haber tocado su techo: es momento de preguntarse: ¿Coldplay superará las nueve funciones en el Monumental de Núñez que hasta hoy ostenta como récord una de las figuras emblemáticas del rock progresivo de los setenta?
Los números hablan por sí mismos. Y estos son solo algunos ejemplos de una Argentina inflacionaria y con gran pérdida del poder adquisitivo que, sin embargo, no deja de consumir espectáculos masivos de música. En las boleterías de las salas más chicas también hay mucho movimiento. Las lecturas posibles son varias. La primera que surge es una salida de la pandemia Covid-19 que marca la necesidad imperiosa de entretenimiento presencial. Otras tienen que ver con que el consumo de otro tipo de productos ha quedado vedado y por ese motivo, pagar tickets– aunque sean realmente costosos para muchos bolsillos– resulte un tipo de inversión. Invertir en el ocio y experiencias memorables para no dejar el dinero quieto y que se devalúe.
La página oficial de Coldplay muestra que la banda tiene una sorprendente cantidad de shows en la Argentina, a partir del 25 de octubre. Los cuatro primeros se agotaron poco después de haber sido puestos a la venta, a fines del año pasado. Y los que se están agregando son para el mes de noviembre. Si vemos con atención la gira Music Of The Spheres, no hay fechas programadas después de los conciertos porteños, o sea que la banda podría agregar funciones a lo largo de todo ese mes tras los shows del 1°, 2 y 4. Todas las que hagan falta. ¿Superará el récord de Roger Waters, que ostenta nueve conciertos de un mismo espectáculo en el Estadio de River?
Con cálculos rápidos, siete conciertos en River, que son los que se agregaron los primeros días de esta semana, podrían sumar una audiencia de más de 400.000 personas; diez conciertos pasarían con mucha comodidad el medio millón de espectadores. También hay otras escalas que demuestran que el fenómeno no termina en Coldplay. Si bien el trap tiene a buena parte de una generación de público ganada, ahora, además de las cifras exuberantes que muestra el mundo virtual (redes y plataformas de música que cuentan reproducciones por millones) hay una cálida respuesta en el mundo presencial. Duki es hoy uno de los mejores ejemplos. El primer show que programó en la cancha de Vélez se agotó en pocas horas y lo llamativo es que con el segundo ocurrió lo mismo.
“Venimos de dos años de restricciones, creo que son varias las claves y muchas son consecuencia de la pandemia. Al momento de tomar la decisión de comprar una entrada para un recital se sumó una circunstancia que antes no estaba sobre la mesa: la probabilidad de que ese encuentro no fuera posible, lo que revalorizó cada cita presencial entre artistas y público. A eso se suman las ganas de recuperar el tiempo perdido. Hay una necesidad de reencontrarse, de salir, de disfrutar de lo que nos gusta, de no posponer y una sensación de que tenemos que vivir y disfrutar hoy porque no sabemos qué puede pasar mañana”, explica Fernando Lang , director comercial del Movistar Arena. “Hoy no pensás dos veces si vas a ver a tu artista favorito. Esto lo vemos en los récords en los que se están vendiendo shows como los de Lali, Rosalia, Duki, Coldplay, Louis Tomlinson o Harry Styles, entre otros. Y en el porcentaje bajísimo de personas que devolvieron sus tickets durante la pandemia y también en artistas que hoy hacen sold out cuando antes de la pandemia no lo hacían. En este sentido, los que trabajamos en esta industria somos privilegiados porque recibimos a la gente en unos de sus mejores momentos, ahora con una energía potenciada por estos reencuentros y es una responsabilidad enorme trabajar para que tengan la mejor experiencia”.
Entradas en cuotas
Muchas veces, el precio de las entradas exige pagos en cuotas. No hay que olvidar que una ubicación preferencial para un show de un artista extranjero en un gran estadio puede oscilar en su costo entre 10.000 y 20.000 pesos. Y la cartelera porteña está plagada de visitas extranjeras. En salas grandes como el Movistar Arena y el Luna Park, y en espacios abiertos como el Campo de Polo, River, Vélez y el Hipódromo de Palermo relucen nombres para audiencias muy diferentes. Dua Lipa, Harry Styles, Green Day, Guns ’n’ Roses, André Rieu, Karol G, Michael Bublé, Marc Anthony, Liam Gallagher, Wisin & Yandel, Arjona, David Garrett, Rosalía, Sebastián Yatra, Joan Manuel Serrat, Ara Malikian, Sergio Dalma, Nightwish, Luis Fonsi, Sergio Dalma, La oreja de Van Gogh, Los Ángeles Azules, Joss Stone, La Vela Puerca y Ricardo Montaner, entre muchos otros.
Los locales también tienen la posibilidad de programar shows para mucho público. En el Arena hay recitales programados de Los Palmeras, Andrés Calamaro, Babasónicos o Conociendo Rusia. En el templo del boxeo figuran Divididos, Juanse, Airbag, Lali, Marilina Bertoldi, Los Auténticos Decadentes, Las Pelotas, Soy Rada, Luciano Pereyra Jairo y Bándalos Chinos, entre otros. El Gran Rex tiene 40 funciones de 25 shows diferentes hasta fin de año. La Trastienda agendó veinte conciertos para los próximos treinta días. Vorterix, El Teatro de Flores, C.C. Konex y Centro Cultural Borges también están ampliando sus carteleras. Y en salas pequeñas se pueden encontrar espectáculos programados tres o cuatro días por semana. Es el caso de clubes como La Tangente, Bebop, Torquato Tasso, Strummer Bar, el CAFF, Thelonious, Camping y Café Berlín.
¿Se puede trazar una perspectiva hasta fin de año? “La perspectiva es muy buena -define Lang-. Por como vemos la agenda, es muy probable que durante 2022 el Movistar Arena esté en una actividad cercana a los cien shows anuales. El 2021 marcó la vuelta a la presencialidad acompañada de la explosión de artistas locales. La llegada de números internacionales complementó la agenda y tenemos una oferta de shows y eventos que es impresionante. Estamos en una industria que fue la primera en pararse y la última en reactivarse, pero que tiene a favor que la curva de recuperación es acelerada. Estamos con viento a favor. Creo que lo que estamos viviendo hoy es el comienzo. La industria se está reactivando y sólo queda ir creciendo”, concluye.
En en esa misma línea está la opinión del analista de consumos de la Consultora W y columnista de LA NACION Guillermo Oliveto, que dice que aquellos que fueron los perdedores en la pandemia y lograron subsistir (por ejemplo, los músicos, los actores y los productores de espectáculos) serán los ganadores de la pospandemia. También habla de la validación de una hipótesis referida a “La revancha de la vida”. En mayo de 2020 escribió sobre esto que hoy comprueba. “Siempre supusimos que luego de la cuarentena llegaría esta revancha de la vida. Que la gente iba a querer volver a todo o casi todo lo anterior”. Habla en plural porque se refiere a las conclusiones a las que arriba junto a Sil Almada, de Almatrends Lab. “Algunos decían que las cosas iban a cambiar. De hecho, algunas sí lo hicieron, como la aceleración de lo digital o el modelo híbrido de trabajo en oficinas y remoto. Pero la hipótesis de fondo era la vuelta al modelo de vida que había logrado el ser humano, basado en la libertad, con un rol relevante del ocio. El hedonismo como valor, eso que, según quien lo bautice, podrá ser visto como signo de la posmodernidad o de la hipermodernidad”.
Lejos de agotar su caudal de público, la curva sigue siendo ascendente para muchos artistas. Especialmente para aquellos que hoy son más populares. Wos comenzó su gira del álbum Oscuro éxtasis, y en los shows en la ciudad de Buenos Aires y los que ofreció en el interior lo vieron más de 60.000 personas. En otras épocas se podría pensar que después de las cuatro funciones que dio en el Estadio Obras, a fines de 2021, debería tomarse un buen tiempo para volver a dar shows “en Capital”. Sin embargo, dobló la apuesta y programó un concierto para octubre, en la cancha de Argentinos Juniors. En una hora vendió 30.000 entradas y programó el segundo en el mismo estadio.
Ampliar escenarios
Abel Pintos ha hecho muchos shows en estadios, pero ahora prefiere cantar para los porteños más veces en espacios con menos aforo, por eso atomiza la pasión de sus fanáticos en más de 30 actuaciones en el Ópera. En el último tiempo se han sumado predios que ofrecen shows con mayor periodicidad, cuando hace algunos años solo podían verse allí uno o dos por año. Es el caso del Campo Argentino de Polo y el Hipódromo de Palermo, que mensualmente programan espectáculos masivos. El Estadio Único de La Plata, pasó de ser un espacio alternativo para los grandes shows a una plaza donde con mucha frecuencia recurren los productores de los espectáculos muy convocantes. Y Vélez volvió a tomar impulso en el terreno musical. Si siempre aparecen alternativas, en este tiempo la urgencia de espacios nuevos se imponen más que nunca. El caso del Parque de los Niños, como una de las sedes de la primera edición del Primavera Sound Buenos Aires (un festival con un formato distinto de lo que está acostumbrado el público local) es una interesante novedad.
Una pulsión de vida
Oliveto describe el comienzo de la pandemia como un punto de viralidad, no de nueva normalidad. Sobre eso construyeron una hipótesis: “El ser humano desea lo que escasea. Aparecen tres deseos básicos: bienestar, individualidad y lo gregario. Nos importa tener una identidad propia y pasarla bien. Nos volvíamos otra especie o recuperábamos esto. Y creo que en lo estructural está sucediendo eso. Luego aparece lo particular de la coyuntura económica. La pandemia fue algo humano, trasversal, global y sincrónico. La salida es similar en todos lados. Porque trasciende culturas e idiomas. Ahora, a lo que ves lo llamaría pulsión de vida, así como José Eduardo Abadi llamó al encierro pulsión de muerte. Lo que se ve en los recitales es pulsión de vida. Reconectar con lo que nos hacía sentir bien”.
En el caso particular de la Argentina, Oliveto asegura que hay otros factores que intervienen. “La gente se quiere ir de lo que llamaríamos, entre comillas, un entorno opresivo. Se quiere ir tres días de vacaciones o tres horas a un recital”. Otro de los factores que analiza en el contexto es que los pesos queman y el bienestar no tiene precios. “La demanda es tan fuerte que se trata de llegar como se pueda. No es lógico desde el punto de vista racional pagar doce cuotas por un recital de tres horas, pero eso, en el hábitat emocional es entendible, si durante dos años pensábamos que nos podíamos morir”.
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