Un viaje en el tiempo. Un viaje introspectivo en el tiempo. Bruce Springsteen lleva unos años acomodando, escribiendo y dándole formas diversas a sus memorias. El unipersonal de Broadway, la autobiografía y ahora un disco urgente, Letter to You y una película del mismo nombre -estreno de Apple TV +- , que llegarán el 23 de octubre. "Lo escribí todo en tinta y sangre", canta y es para creerle.
El Jefe lleva un tiempo luchando contra los fantasmas de la depresión ("("Subo el volumen y dejo que me guíen los espíritus/ Los veo, hermanos y hermanas, del otro lado", canta en "Ghosts"). Lejos de evadirlos, decidió enfrentarlos y recurrir al arma más letal que tiene a mano: la E Street Band, la banda de bar más grande del Planeta.
Curiosamente, no fue su grupo de toda la vida el que disparó la idea, la columna vertebral que endereza a estas doce nuevas canciones. La mecha la encendió una pérdida. Otra pérdida. Tras la muerte de dos de los miembros fundadores de su banda, el tecladista Danny Federici (en 2008) y el saxofonista y "hermano de la vida" Clarence Clemens (en 2011), The Boss se dio cuenta que el camino tenía un final. Y que ese final podía llegar en cualquier momento, en cualquier lugar. Lanzó cinco discos incluyendo este Letter to You que es una carta para su público, para todo aquel que quiera recibirla, e incluyendo también la banda de sonido de Springsteen on Broadway y el disco de 2019 Western Stars. Bastante, ¿no?
Pero la pérdida que disparó este viaje urgente, algo nostálgico y bastante poético, con sabor a "The End", no fue la de un miembro de su banda de "siempre", sino de su primer grupo, The Castiles. Entre "The Last Man Standing" y "Ghosts" están las claves, la herida abierta por ese amigo que se fue, George Theiss, que estaba llamado a ser el rock-star de la banda y que debió ver desde las sombras cómo su amigo se transformaba en el "nuevo Bob Dylan", firmaba su contrato con Clive Davis e iniciaba un camino que lo llevaría bastante más allá de su Nueva Jersey natal.
"No había escrito ninguna canción para la E Street Band en unos seis o siete años, mínimo", cuenta Bruce Springsteen (flamantes 71) vía zoom. Está en su estudio de Colts Neck, viste una de sus clásicas camisas azules de jean, con los últimos tres botones abiertos que dejan al descubierto su pecho. Está rodeado por una consola con una pequeña foto en uno de sus vértices (intuyo que son Federici y Clemons) y una decena de guitarras.
La fantástica e idílica "House of Thousand Guitars", una balada melancólica que divide en dos a Letter to You, parece ser este sitio soñado desde donde nos habla El Jefe. Unas ventanas por donde entra la luz de "su" otoño completan el cuadro. "Hice otros proyectos, Western Stars y una película para ese disco. Luego, por supuesto, estuvimos en Broadway durante más de un año. Escribí unas memorias (su autobiografía) y me involucré en una variedad de proyectos, pero tenía en el fondo de mi mente hacer un disco de banda y, si podía, un disco de rock. Esa es la música más difícil de escribir para mí. Además, tuve un par de incidentes interesantes. Un día salía de mi espectáculo de Broadway y en la puerta del teatro había un joven, creo que italiano, parado con una guitarra. Me la entregó y pensé que quería que se la firmara o algo así, pero luego dijo: 'No, no, es para vos, es un regalo'. Ahí la miré bien y se veía realmente hermosa. Después subí al auto y me la llevé. La dejé en mi casa, en la sala de estar. Ahí la tuve durante unos seis meses. Un amigo cercano de mi primera banda estaba muy, muy enfermo. Le quedaban algunas semanas de vida. Fui a visitarlo. Era el último miembro sobreviviente de mi primera banda, además de mí, así que cuando murió me dejó solo. Fue una sensación muy extraña pensar en mi adolescencia, en mi juventud y en toda esa gente que significaba tanto para mí en ese momento que ya se ha ido".
El punto de partida fue "Last Man Standing". "Una vez que escribí eso, la presa se rompió y todas las demás canciones siguieron en unos diez días. Y todo salió de esa guitarra que ese chico me dio", recuerda Springsteen, con los ojos cerrados y el habla cansina.
Desconcierta que Springsteen diga que le cuesta escribir canciones de rock. ¿No es acaso The Boss y la E Street Band el mejor ejemplo que se puede tener a mano para explicarle a un extraterrestre de qué se trata esta música, en dónde reside el encanto del rock’n roll? "Escribí muchas canciones, así que usé muchas de las ideas que estaban alrededor. Pero siempre fue lo que más me costó. Lograr ese poder físico junto con una idea profunda es una gran combinación. Y combinar esas dos cosas siempre fue lo más complejo para mí. Claro que también es lo más satisfactorio cuando lo lográs".
Sólo tres fueron los años activos de The Castiles, entre 1965 y 1968. Luego la historia conocida: los inicios apostando a su nombre y apellido, un show en el Gaslight del Greenwich Village, el olfato y el elogio de John Hammond, el contrato con Columbia, Clive Davis mediante y los primeros años con esos "hermanos de sangre", como describió décadas atrás a sus compañeros de banda. "Ustedes son la razón por la que estamos acá. Hacer o morir. No es un trabajo la E Street Band, es una vocación. Es solo rock and roll", dispara Springsteen en el film que registró el proceso del álbum: cinco días en los que la banda grabó cada una de las 12 canciones, en directo, como no lo hacía desde Born in the USA; sin demos previos, sin planes futuros.
"Por lo general hago demos, lo cual siempre es un error porque después te apegás mucho y no querés desprenderte de lo que hay ahí. Así que esta vez la primera premisa fue no hacerlo, no grabar demos. Creo que el que me convenció de eso fue Roy (Bittan; pianista de la E Street Band), que me dijo: "así, la primera vez que escuches cada canción terminada va a ser con la banda sonando. Lo único que hice fue registrar las ideas en mi pequeño iPhone solo con la guitarra acústica. No hice nada más hasta que la banda entró al estudio. Una vez ahí, me ponía de pie y tocaba un tema para la banda; lo aprendían y después íbamos a la cabina y a la sala a grabarlo.
Afuera todo es blanco impoluto. La nieve de un invierno sombrío, triste, cargado de temores. Adentro la amistad y los recuerdos brillan. Brindis con lo que se tiene a mano -tazas, vasos, shots-. Salvo sus hijos, el resto de sus amores y pasiones ahora está contenido por estas paredes. Su esposa, Patty Scialfa, sus amigos Roy, Nils Logren (guitarras), Garry Talent (bajo), Stevie Van Zandt (guitarras), Max Weinberg (batería), Charlie Giordano (teclados) y Jale Clemons (saxo), sobrino del recordado Clarence. Pero también sus productores John Landau y Ron Aniello y su socio audiovisual de los últimos años, Thom Zimny.
Un disco de película
"Un día me llamó Bruce para invitarme a su granja. Estaba emocionado, me hablaba de sus ganas de juntar a la banda de vuelta y que quería captar ese momento en el estudio", cuenta Zimny y agrega: "Una vez ahí, mi intención fue hacerme invisible, que se olvidaran de que yo estaba en el lugar. Quería registrar los momentos exactos en los que la banda estaba creando".
En algún lugar de sus recuerdos, en alguna caja conservada y protegida del paso del tiempo, El Jefe guarda letras de canciones, músicas, ideas, esbozos. "Escribí letras salvajes cuando tenía 22 años, que estaban muy bien escritas y muy divertidas –cuenta Springsteen-. Me alejé de ese estilo casi de inmediato porque me comparaban con Bob Dylan a comienzos de los 70. Es una lástima, porque me di cuenta que tenía un estilo original, una forma propia. Quizás el error fue haberlo abandonado demasiado pronto. Pero fue muy interesante rescatar tres canciones para este momento. Tuve que cantar con la cabeza de aquél joven pero con mi voz actual y la banda en su estado actual. Fue una combinación interesante y resultó. Y lo podemos hacer de nuevo, porque todavía me quedan algunas canciones anteriores a Greetings From Asbury Park (su primer disco)".
Las tres canciones de las que habla y que brillan como vestuario nuevo son "Song to Orphans", "Janey Needs a Shooter" y "If I Was the Priest". "En realidad, la que empezó todo ese viaje hacia las viejas canciones fue "Janey Needs A Shooter". Lo hice como cuando uno busca algún material especial para estrenar en un Record Store Day. Y quedó tan bien que me llevó a convencerme que también lo podía hacer con algunas más. Todos son accidentes felices al final del día. De eso se trata la creatividad para mi".
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