Bolas de fuego, la película sobre la vida y el escándalo de Jerry Lee Lewis que el músico aprobó para sentirse “más grande que Elvis”
Estrenada en 1989, con Dennis Quaid como protagonista, ninguna plataforma de streaming la incluyó hasta ahora en sus catálogos; el film presta especial atención al casamiento de Lewis con su prima de 13 años
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Hace años que no hay un solo rastro de Bolas de fuego (Great Balls of Fire!, 1989) en el universo del streaming local. Los memoriosos recuerdan que la única adaptación al cine que se hizo hasta ahora de la vida de Jerry Lee Lewis –quien murió a los 87 años– tuvo una edición oficial en la Argentina en los tiempos de apogeo de la industria del videocassette (a través de la firma LK-Tel) y algunas ocasionales proyecciones en la TV por cable. Tampoco se la ve hoy por allí desde hace un buen tiempo.
La película perdió un adjetivo (“grande”) y el signo de admiración en el título elegido para su estreno local, a comienzos de 1990. Dennis Quaid personifica al astro del rock en los tiempos de apogeo de su popularidad como pionero del rock and roll, durante el tramo final de la década de 1950. Y le presta especial atención al momento en el que se casa con su prima Myra Gale Brown, que por entonces tenía 13 años.
En el momento de concretarse la boda, Lewis ya había llegado a los 18. La edad se convirtió en uno de los aspectos más polémicos de la película, ya que Quaid contaba con 35 años cuando se hizo cargo del papel. Winona Ryder, que en ese momento ya había cumplido 18, fue elegida para personificar a Myra, cuyo libro de memorias (Great Balls of Fire: The Uncensored Story) fue el punto de partida de esta adaptación. Alec Baldwin interpreta al conocido telepredicador evangélico Jimmy Swaggart, quien además era primo del músico.
Lewis, que se encontraba en plena actividad en el momento del estreno del film, no dejó pasar ocasión para cuestionar la trama y el modo en que quedaba retratado en la película su vínculo con Myra. Pero al mismo tiempo hizo encendidos elogios de la interpretación de Quaid y señaló que se ajustaba muchísimo a su propia manera de ser.
Bolas de fuego fue dirigida por Jim McBride, que por entonces tenía una carrera promisoria y bien fundada a partir de los elogios cosechados por sus dos obras previas, una remake estadounidense del clásico de Jean-Luc Godard Sin aliento, con Richard Gere, y el thriller Demasiado fácil, también protagonizado por Quaid.
Pero las críticas de Bolas de fuego resultaron en su mayoría desfavorables y para muchos marcaron la carrera posterior de McBride, en la que solo despertó algo de interés la adaptación del best seller de Arturo Pérez Reverte La tabla de Flandes.
Con todo, hasta quienes cuestionaron con más fuerza el modo en que McBride contó en el cine la agitada vida de Jerry Lee Lewis reconocen que la película no elude los aspectos más fuertes de su matrimonio con la adolescente Myra, episodio que marcó para siempre al músico.
Quaid reproduce a la perfección el frenético y encendido modo de cantar y tocar el piano que caracterizó a Lewis. Estudió cuidadosamente los archivos con imágenes de sus presentaciones en vivo y logró adaptar casi a la perfección su estilo. Pero las manos que aparecen tocando el piano en la película en cada aparición en vivo de Lewis no son las de Quaid, sino las de un pianista de Arkansas (en donde se filmó la película) llamado Jason Donald Williams.
También se comentó en su momento que una fotografía resultó el hecho determinante para que la película se hiciera. El productor Adam Fields estuvo mucho tiempo interesado en hacerla, pero no conseguía inversores dispuestos a apoyarlo por las secuelas del escándalo que se había desatado desde que Lewis se casó con su prima de 13 años. Nadie en Hollywood parecía dispuesto a convalidarlo a través de una adaptación al cine.
Inclusive se llegó a dar una curiosidad. En un momento el legendario productor italiano Dino de Laurentiis pareció dispuesto a dar el sí, pero cambió por completo de opinión apenas supo que la película iba a contar la vida de Jerry Lee Lewis. De Laurentiis creyó que estaba por financiar una biografía cinematográfica del actor Jerry Lewis. La negativa en ese momento fue inmediata.
Hasta que en un momento se produjo una inesperada coincidencia. Fields estaba por reunirse en Los Angeles con el responsable de los estudios Orion, el legendario productor Mike Medavoy, luego convertido en uno de los grandes artífices de la película. Y en ese momento, Jerry Lee Lewis estaba en la ciudad para ofrecer algunos conciertos. A Fields se le ocurrió armar un encuentro entre el músico y Quaid, que ya había sido apalabrado para interpretarlo en la película. Para ello se apuró en contratar a un fotógrafo y llevar un piano a la sala donde se iba a producir la reunión.
“Sabia lo que sucedería. Jerry Lee comenzó a tocar el piano, mi amigo empezó a tomar fotografías y Dennis no aguantó, quería ser él el centro de la atención. Se sentó junto a Jerry en el piano y en un momento nos regaló una de esas sonrisas perfectas de las que solo son capaces los astros de Hollywood, justo en el mismo momento en que Jerry gruñe a su lado porque le estaban ocupando una parte del piano. Fue una foto perfecta”, recordaría más tarde Fields, que con la imagen bajo el brazo terminó asegurándose el dinero suficiente para hacer la película. Era imposible resistirse al poder de la imagen del músico y de quien se convertiría en su rostro dentro del cine.
Una vez concretado el proyecto, Fields hizo varias visitas al rancho de Lewis en Mississippi y de esas conversaciones surgieron datos muy valiosos que enriquecieron el proyecto. En un momento, el productor recordó que Lewis tenía más dudas que nunca, pero un nombre clave destrabó cualquier temor: Elvis Presley.
La rivalidad entre ambos resultó tan fuerte, inclusive mucho tiempo después del fallecimiento del Rey del Rock en 1977, que Lewis en un momento le dijo a Fields: “Elvis no hizo ninguna película sobre él mientras estaba vivo, ¿verdad? Supongo que esto me hace más grande que Elvis ahora mismo, ¿no es así?”.
Finalmente todos los astros se alinearon. Lewis aceptó regrabar las versiones de sus clásicos que se escuchan en la película y Quaid lo imitó a la perfección a través de la fonomímica. Inclusive en la película se lo ve al actor tocando él mismo el piano en algunas escenas gracias a las clases que tomó con Williams. En el momento del estreno la reacción de la crítica y del público estuvo por debajo de las expectativas, pero Bolas de fuego llegó a convertirse dentro del mundo de los fans del cine y el rock casi en una película de culto. Difícil, casi imposible de ver en estos momentos en la Argentina.
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