Bernard Fowler: el más argentino de los Rolling Stones prepara el “primer disco de tango en inglés” y revela la clave para mantenerse por años entre Jagger y Richards
Lleva más de 30 años en las filas de los Rolling Stones y en su primera visita al país se enamoró de Buenos Aires primero y del tango después; ahora lo trae de vuelta un documental y un disco sobre las raíces negras de nuestra música y, claro, un show con sus amigos Zorrito Quintiero y Pilo Gómez
- 8 minutos de lectura'
Con más de cuarenta años de oficio como cantante, Bernard Fowler tiene un currículum lo suficientemente amplio y extenso como para ser presentado con orgullo. Nacido en Nueva York en 1960, desde 1982 ha puesto su voz al servicio de una interminable lista de artistas que va de Herbie Hancock a Yoko Ono, pasando por Public Image Ltd., Duran Duran, Living Colour, Alice Cooper y Bootsy Collins. Pero además, desde 1989 Fowler es el corista de The Rolling Stones, un puesto al que llegó luego de grabar en She’s the Boss, el primer álbum solista de Mick Jagger, y que lo convirtió en uno de los colaboradores de Sus Majestades Satánicas con más años en el cargo.
Fowler desarrolló un amor genuino por la Argentina desde su primera visita junto a los Stones en febrero de 1995. De esa relación nació primero un grupo de amigos encabezado por el Zorrito Von Quintiero y el guitarrista y productor Pilo Gómez, y luego una pasión por el tango, al que abordó con pasión historicista. Al igual que en abril de este año, Fowler ahora está de regreso en el país para hacer un balance entre ambos mundos. Para continuar con un documental y un disco de tango con un giro antropológico, una misión que hace algunos días lo tuvo en el Partido de la Costa para homenajear al músico y payador afroargentino Gabino Ezeiza, pionero también del candombe y la milonga.
Y como el rock es el que manda, se presentará en vivo este lunes 12 en el teatro Vorterix acompañado por The Best and the Worst, un grupo de acérrimos con excesivo pedigrí rockero que incluye a Gómez y Von Quintiero, y que se completa con Gonzalo Lattes, Nico Raffeta y Carlos Melena, con los que interpretará versiones de clásicos de The Rolling Stones y también canciones de sus álbumes en solitario. “Simplemente estoy acá, me encanta venir y hacer música con mis amigos, es lo que es”, dice Fowler acodado sobre una mesa del Roxy Bar, y aclara que al principio tenía dudas sobre hacerlo o no, pero la presión de los músicos de su banda influyó para que cambie de opinión. “No sé cómo, pero lo lograron”.
-¿Cómo fue que te embarcaste en un proyecto centrado en investigar la raíz africana del tango?
-Es algo que todavía estamos haciendo, recolectando material y escuchando. Todavía tengo que grabar voces en algunos temas y otros están siendo arreglados y compuestos mientras hablamos. Esperamos terminarlo antes de que salga la película, y va a ser el primer disco de tango hecho íntegramente en inglés. No creo que nadie lo haya hecho antes, y estoy feliz de ser la persona que lo haga. No tengo duda de que después de esto habrá alguien más que lo haga y está bien, me gusta que la gente continúe con esto. Es música con sentimiento y eso es lo que importa.
-¿Qué fue lo que te atrajo del género?
-Tiene sentimiento, es lo que importa. Lo escucho mucho cada vez que vengo al país. Después de que terminé mi último disco, Inside Out, estaba buscando qué hacer. Estaba caminando por Montevideo y de repente dije: “Mierda, tengo que hacer un disco de tango”, y fue exactamente lo que sucedió. Simplemente estaba caminando por una calle pensando el próximo paso y Buenos Aires estaba ahí justo del otro lado del río, así que llamé a mi amigo Pilo para proponérselo y me dijo: “Ok, buenísimo, pero ya habíamos hablado de esto antes”. Le pregunté qué le había respondido en ese entonces y le había dicho que sí, así que acá estamos. Estaba destinado a ser (se ríe).
-Recién mencionaste a Inside Out. Tanto en ese disco como en tus conciertos interpretás canciones de The Rolling Stones que se alejan del purismo ¿Cómo decidís qué lecturas darles?
-Eso pasa a medida que ensayamos y repasamos las canciones. Parto de la idea de que no sean lo que ya son. Los Stones son los Stones, yo no quiero repetir eso. Lo que quiero es sentirme incluso mejor que eso, entonces es un proceso en el que tengo que ponerles mis propias características. Digamos que tenemos una buena cama que los Stones nos dieron, entonces intentamos ver si podemos hacer algo nuevo, algo que sea con más groove, si es que es posible. Hasta ahora, sale bien. Es mi misión, si voy a tocar temas de los Rolling Stones, quiero que tengan más ritmo.
-A lo largo de tu carrera participaste de un abanico de estilos que incluye rock, jazz, música avant garde, reggae y metal. ¿Cómo decidís hacia donde moverte de un lugar a otro?
-Me gustaría tener una buena respuesta para eso. Escuché distintos tipos de música desde siempre, y si algo me gustaba, iba a querer intentar hacerlo. Intenté todo, creeme, y soy el primero en decir que algunas de esas cosas que probé no fueron tan buenas. Quizás no estaba listo o no tendría que haberlas hecho. Puedo pensar en algunos proyectos que hice, en los que pienso: “acá erré el disparo”, pero de todos modos iba a intentar lo que fuera. Si se siente bien, si hay un sentimiento de parte de quien me pide que lo haga, si puedo sentirlo voy a intentarlo. No tengo miedo de fallar: si no funciona, por favor díganme y llamen a otro. Lo importante es que se sienta bien y no pensarlo demasiado. Una gran persona me dijo una vez: “To think is to stink” (“pensar es apestar”). Keith Richards fue quien me lo dijo.
-A partir de tus visitas forjaste una amistad con Charly García y en 2013 participaste de su show en el Teatro Colón cantando “Happy and Real”. ¿Qué recuerdos tenés de esa noche?
-Fue un honor estar ahí y según recuerdo fue la primera vez que dejaron a alguien como Charly tocar en el lugar. Que él me pidiese acompañarlo fue un orgullo enorme, y así lo sentí. Me hubiera encantado saber más español para poder cantar el resto del concierto con él, de verdad. Sabía absolutamente la importancia del Teatro, fue una de las primeras cosas que vi en mi primera visita a la Argentina. Es como un punto de referencia, todo el mundo habla del Colón. Cantar ahí es liberador, estás rodeado por tu propia voz, es bueno escucharte a vos mismo y no depender de un sistema de sonido. Es como estar en el subte en Nueva York con toda esa reverberación natural, tiene un espíritu similar pero no es tan limpio (se ríe).
-Alguna vez contaste que cuando te invitaron a ser parte de la banda de apoyo de The Rolling Stones tenías miedo de que te rechazaran por ser “un tipo de Mick”, demasiado cercano a Jagger. ¿Cuándo fue que pudiste dejar eso atrás?
-Funcionó desde el vamos. Después de trabajar con Mick en su disco solista, en mi primera reunión con todos los Stones estuvo todo bien. Tuve la aprobación de Keith, que fue algo inesperado en ese momento, porque Mick y él todavía se peleaban mucho. Entonces, tener su aprobación fue cool, me sacó bastante los nervios. Yo estaba en medio de su mierda, pero eso era algo entre ellos, yo no quería tener nada que ver con eso. Yo no estaba del lado de nadie, no sé por qué se peleaban y no tenía nada que ver conmigo. Yo no estaba por Mick ni por Keith, estaba ahí por los Rolling Stones. Y si mi manera de pensar hubiese sido distinta, no estaría ahí todavía, ya me hubiera ido hace rato. Es un honor acompañarlos, es la banda más grande de rock and roll del mundo. Todavía lo es. Tuve la suerte, la bendición o como quieras llamarlo de trabajar con The Rolling Stones por treinta y tres años ininterrumpidos. Nunca me despidieron, nunca me dejaron ir y regresar, estuve todo este tiempo de corrido. Es algo inusual, creo que no hay nadie más que haya trabajado con The Rolling Stones que pueda decir eso.
-Tiene que significar algo.
-Supongo que sí: ¡que todavía no pudieron librarse de mí!
-Cada equis cantidad de años suele repetirse el argumento de que el rock ha muerto porque los jóvenes ya no se sienten representados por su música. ¿Qué opinión te merece esa afirmación?
-La escuché infinitas veces, pero todo termina pegando la vuelta. Todavía estoy acá, Pilo está acá, Zorrito también. Estamos tocando rock and roll y hay chicos allá afuera que están aprendiendo a tocar sus instrumentos mientras aprenden rock and roll, todo va a volver. Está todo bien con los DJ y la gente que pasa discos, es su momento y está fantástico, pero eso se va a terminar, no va a durar. No se están componiendo clásicos, eso es lo que falta. Mientras haya alguien practicando con su guitarra o tocando su canción, va a seguir existiendo, porque es justamente algo con lo que todo el mundo se puede identificar: una canción. Todo el mundo canta una canción en algún momento de su vida, no creo que todo el mundo rapee.
Otras noticias de Entrevistas
El Cadillac silencioso. Su parentesco con Barenboim, su lugar en Los Fabulosos y por qué en la música “la infidelidad está bien vista”
Una argentina en Hollywood. Josefina Scaglione: “Actuar y cantar junto a Jennifer Lopez fue un sueño”
"Agradezco estar todavía en pie". Palito Ortega: el chico asustadizo convertido en gobernador, el vicio que no puede abandonar y por qué envidia a Juanse
- 1
Marcelo Longobardi, sobre su desvinculación de Rivadavia: “Recibieron fuertes comentarios adversos de Karina Milei”
- 2
Shakira reveló el sorprendente rol que desempeñó Chris Martin tras su separación de Gerard Piqué: “Él estuvo ahí”
- 3
“Imágenes perturbadoras”. Julian Lennon se sometió a una cirugía de emergencia por un cáncer de piel
- 4
Claudia Villafañe: su mejor rol, por qué no volvería a participar de un reality y el llamado que le hizo Diego Maradona horas antes de morir