Este sábado presenta su primer disco solista, Shasei; en diálogo con LA NACION habla del período de instrospección, de cómo surgieron las canciones del álbum y del tuit sobre Coldplay que se volvió viral
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Un sonido fantasmal, una melodía que sugiere un desengaño amoroso y la voz bien adelante que entra cuando la canción está por cumplir un minuto: “Qué es lo que buscás, el amor no es así. No pidás perdón, no te queda”. El debut solista de Benito Cerati llega a sus 29, se llama Shasei, la canción en cuestión, “Tu espada en mí” y la obra toda es una de las grandes sorpresas del año que pasó. Salió días antes de que el sueño mundialista lo tapara todo y comenzó a rodar en vivo a finales de 2022. Este sábado, a las 21, tendrá su presentación en Buenos Aires en Espacio Xirgu Untref, Chacabuco 875.
-¿Desde el comienzo del proceso de composición habías decidido que este sería tu primer disco solista?
-No, de hecho no sabía si iba a hacer algo más. Durante la cuarentena me pasó que tuve como un abajismo importante, una crisis en cuanto a si seguir o no. Allende de quien soy es difícil y súper random el mundo de la música. Hay muchos momentos en los que sentís que es una lucha inútil y la pasión te llega hasta ciertos límites. En un momento dije por una cuestión de salud mental: tengo que cortar con todo. Y corté con la banda, con relaciones, con cosas que solía hacer y que me hacían mal y a partir de ahí fui una hoja en blanco. Estudié programación, me metí en la industria de los videojuegos, aprendí álgebra, pensé en los soundtracks para videojuegos y películas y volví a componer desde ese lugar, pensando en cosas más cinematográficas. Cuando terminó la cuarentena volví a salir, a reconectarme con mis amigos, con la música electrónica, el house, la necesidad de jolgorio que tiene esa música y mezclé esos elementos. Después con mi hermana nos fuimos a Jujuy y lugar en el que entrábamos estaban tocando chacareras. Mavy Díaz, que era mi profesora de canto, me había invitado a cantar un tema con Teresa Parodi que hacía Mercedes Sosa.
-Hay un trabajo introspectivo que antecede al período de composición, ¿no?
-Si, un período en el que me enfoqué en mirar para atrás, en mis recuerdos. Revisitar todo desde un lugar más adulto y reflexivo. El disco tiene mucho de cosas que me pasaron cuando tenía 16, 17 años. Hay letras que escribí en esa época y que reelaboré para que entraran en este disco. Es un álbum como compuesto a mis 16 años pero con la cabeza de ahora.
-¿Llevabas un diario íntimo?
-No, pero escribía en cualquier cosa. Tengo mails que me mandaba a mi mismo antes de que existieran las notas de WhatsApp. Era un backup. Esos mails son de 2010 y 2011. Cosas muy lindas y muy tristes también, en un momento de ebullición de emociones, de experimentar cosas por primera vez, un período muy rico. Y al bucear en eso me sentí como mi propio hermano mayor.
-¿Compartiste ese período, ese repaso que estabas haciendo con tu gente?
-Lo compartí recién cuando lo tuve armado. A mi familia y a mis amigos les gusta mucho saber qué hay detrás. Porque no es solo escribir, hay cosas pensadas. “Buenos días amor” para mí es una canción sobre el deseo. El desear es súper natural, pero el restringirte, que la neura entre y no te animes a decirlo es antinatural. Eso tiene que ver con lo social, con lo pautado. Yo lo que hice es representar eso que es algo tan natural, pero con términos tecnológicos. Pensé en situaciones que me plantearan desafíos para hablar que tuviesen cierta originalidad y me mandé, por más que me parecieran ridículas, como la letra de “Virus”. Hablo mucho de las primeras veces de varias cosas. El último tema se llama “La tercera es la vencida”, pero no deja de ser una primera vez, ¿no?
-Lo más sencillo de captar a primera escucha son ciertas situaciones que tienen que ver con el despertar sexual...
-Hay mucha sexualidad. Es algo que nunca hice antes, ya sea por tener una especie de approach cuando era más chico más snob a la música. ¿Cómo vas a hablar de estas cosas tan banales? Y es una de las cosas más difíciles de hacer y son cosas que interpelan a todo el mundo. ¡Ah! pero si lo hacés poéticamente está bien. ¡Como si hubiera una diferencia! Me gustó llamar a un tema “Cemento”, que si le sacás la última silaba queda cemen (por semen). El nombre del disco, Shasei, significa eyaculación en chino.
-Creciste en una familia en la que no debe haber sido una carga contarle a tus padres sobre tu sexualidad, pero te debés haber enfrentado con otras situaciones en el afuera...
-Sí, obviamente. Uno se mueve en un microclima donde está todo bien con todo, pero das tres pasos en la dirección equivocada y te caíste al abismo. Conozco gente que ha vivido experiencias muy terribles, yo por suerte he tenido una vida privilegiada en ese sentido. Mi familia es súper sensible a esos temas y siempre estuve rodeado de gays, lesbianas, trans y mis padres han trabajado y tenido amigos de la comunidad gay. Obviamente al ser yo el primer no heterosexual de la familia fueron aprendiendo cosas en el tiempo. Me pasaba que no me querían decir cosas por si se malentendían: “cómo se dicen, cómo nos acercamos a él para ser cuidadosos”. Ese fue el mayor tema. Después, la cosa pasa por uno, animarte y amigarte. En la sociedad se ven todavía cosas no tan alegres. Por suerte venía con una base de estructura mental y afectiva sólidas. Yo lo milito, no por mí, no me interesa que la gente sepa que soy A o B. Yo no salí del closet, como se suele decir, para decir soy esto, mírenme. Es lo que muchas personas que no pertenecen a la comunidad no entienden. “Por qué tenés que andar diciendo...”. Porque es importante, es política la razón por la cual uno sale, no porque sienta que la sexualidad es importante. Ese tipo de comentarios es una especie de silenciamiento de voces, por más que no sea la intención de quienes los dicen.
-Cuando pasás a ser una persona pública podés dar una mano, tener mayor alcance...
-Exactamente. A mí me hubise gustado de chico tener más cosas visibles y no las tuve, me fui conociendo sobre la marcha. Ahora entrás a Netflix y hay series sobre la temática, gente abiertamente gay que es súper popular, pero hace diez años no pasaba. Si bien es un avance grandioso no es ni un octavo de lo que debería ser, todavía falta un montón. Por ejemplo, si subís un video donde dos hombres se dan un beso, que nadie lo comente poniendo la carita de un vómito.
-Ahí ya entra en acción lo perverso de las redes sociales, el universo hater y el anonimato de quienes expresan su odio...
-Absolutamente. es otro tema que va más allá de esto, es la doma fuera de control de algo tan masivo.
-Sos de sentar posiciones fuertes en Twitter, me acuerdo el día que arrancaba Coldplay que pusiste “Yo tendría que estar ahí” y causó impacto.
-Yo tuiteo eso como lo puede tuitear cualquier persona. Lo dije como un chiste en complicidad con la gente que me sigue, no para tirar abajo a nadie. Es como decir: “estoy muy contento con lo que estoy haciendo, me siento re capaz de estar ahí”.
-Eso fue antes de que empezara la serie de shows y al final la terminaron con Charly Alberti y Zeta Bosio compartiendo el escenario con ellos...
-Me pareció muy lindo todo lo que pasó con Soda, pero si alguien me hubiese dicho vení a cantar con Charly y Zeta yo le hubiese dicho que no. Entiendo la relación familiar pero yo no soy Soda Stereo. Fue muy lindo y muy emocionante lo que pasó y muy lindo el show de Coldplay.
-Sentís que ya tomaste más distancia de lo que pasó con tu papá, Gustavo Cerati, del drama que viviste como hijo, como familia...
-Sí... No sé si llegó a ser un drama... es como, ¡qué paja estas moscas! Hace rato que tengo una carrera, tengo muchas cosas. El año pasado en particular tuve muchas cosas a nivel artístico re piolas. Estoy más que nunca conectado solo con eso. Tengo colegas de mi generación y más grandes que me admiran y los admiro y eso es lo que más me gusta, ocupar un lugar en una escena en la que quizás muchos me estaban esperando.
-Sacaste cuatro discos con Zero Kill, escudado en la protección de una banda...
-Era como mi playground, era lo que me representaba en ese momento, pero siento que so logro algo que se comunique más fácil puedo hacer que lo que es de nicho se expanda. Una puerta de entrada para que la gente también pueda entender lo que hice antes. Es como el idioma chino, que tiene una versión más simple, otra más compleja, pero todo sigue siendo chino. Bueno, a mí me pasa lo mismo.
Cuenta Benito que las canciones surgieron en la vida nocturna, después de la crisis personal por la que atravesó. “Con mis amigos, principalmente bailando. De repente encontraba una canción, se me venía una melodía que estaba buena y al otro día en casa veía si mantenía esa progresión, qué pasaba con la estrofa, qué hacía si había un puente. Y al final logré hacer un disco con más estribillos que los que había hecho antes. Nunca estuve tan seguro, confiado y contento. Armé un buen grupo de trabajo con gente copada y muy talentosa”. Y eso se nota en Shasei, un disco con diez canciones que merecen ser escuchadas varias veces, para descubrir una nueva capa con cada play.
Benito Cerati presenta Shasei. 15 de abril, a las 21, en Espacio Xirgu Untref, Chacabuco 875. Entradas, $ 3000 en Passline
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