Bebo Valdés: un exiliado por amor
El pianista pasó por el festival de jazz en Punta del Este y aseguró que no fue sólo la política la que lo alejó de Cuba
PUNTA DEL ESTE.– Es el último gran estilista de la música caribeña y por fin se ha convertido en un artista de reconocimiento mundial. Bebo Valdés, a los 86 años, encuentra que esta situación de fama y halago lo cansa un poco. “Nunca me esperé esto”, dijo durante una parte de la entrevista con LA NACION, en el coqueto Hotel Campanario, en la zona de San Rafael de esta ciudad. Llegó a Punta del Este para participar del cierre del X Festival Internacional de Jazz de Lapataia (ver recuadro).
Bebo aparece en el lobby acompañado por su inseparable asistente Carolina González. Erguido, alto como su hijo Chucho, este artista que lleva sangre negra y española por sus venas y que profesa un sincretismo católico-yoruba se muestra gentil y muy comunicativo, en especial en cuestiones de féminas, de las que habla como el experto que es. “Ama a tu mujer, lucha por tu familia, no seas vengativo y profesa la paz”, lanza durante la charla en la que también habló de cuestiones políticas.
Dionisios Ramón Emilio Bebo Valdés Amaro (el Bebo está puesto en su pasaporte sueco por necesidades prácticas vinculadas al cobro de royalties) es uno de los pocos cubanos que viven en el exilio y que no añoran su patria. “Si puedo volver un día lo haré, pero si Dios dispone que no sea, lo acepto y listo”, señala este sereno abuelo de la música caribeña, director durante años del famoso club nocturno Tropicana, en La Habana, de donde fue despedido por tocar canciones antirrevolucionarias. Vive desde hace 46 años en Estocolmo, donde está casado con Rose Marie Valdés y tiene dos hijos, uno es médico; el otro, pianista.
Recuerdos de La Habana
Su desapego por la cuestión cubana tiene que ver con una razón de peso, los años. “En realidad, ya no me quedan amigos y parientes contemporáneos que visitar, todos ya han muerto. Entonces, a qué voy a ir”, agrega. Bebo reconoce que fue el amor y no la política lo que hizo que dejase la isla. “Me enamoré de una mujer y hace 41 años que estoy casado y aún la sigo amando como al comienzo. Tú sabes el dicho que dice que dos tetas tiran más que una yunta de bueyes, pues bien, soy feliz con ella y aunque es 26 años menor nos sentimos iguales [cuando la conoció él tenía 44 y ella, 18]”, explica. Su edad no le impide recordar nombres, lugares ni situaciones.
Bebo tocaba en un parque de diversiones de Estocolmo y ella, tras cada actuación, acudía al improvisado camarín a felicitarlo. “En esos shows hacía unas músicas brasileñas y fue por ellas que conocí a mi tercera esposa”, recuerda este hombre de elegancia natural, de delicadas manos terminadas en finísimos dedos. En la actualidad ocupan su tiempo una agenda de actuaciones que, por ejemplo, lo ponen en Madrid en una reunión determinante en don de su factótum, el cineasta Fernando Trueba, que negociará la licencia mundial de los discos del dúo con el cantaor gitano El Cigala, con quien grabó el exitoso álbum "Lágrimas negras", y su trabajo en un foro internacional por la paz mundial, en el que participa también el músico brasileño Carlinhos Brown.
El pianista, que participó en más de mil discos, dice sobre el trabajo junto a El Cigala: "Invitado por Trueba compuse unas músicas; él las escuchó y se le ocurrió que con el gitano podría salir algo bueno, pero no me dijo nada, sólo me invitó a comer una paella con él en su casa. Nos pusimos a hablar y el cantante entonó algunas canciones. Trabajamos con eso y a mí se me ocurrió sostener mucho los bajos del piano y, en vez de acompañarlo con armonías, hacer contrapuntos. La fórmula era algo barroca, pero gustó mucho y fue ahí que decidí buscar motivos de mi juventud para acompañar al gitano. La gente que no las conoce cree que son nuevas o modernas, pero estoy haciendo cosas de mis años jóvenes. También sabíamos que la rumba flamenca había tenido mucho éxito y buscamos hacer algo para ese lado". Bebo se queda reflexionando y agrega: "Fue Dios el que me guió para que hiciese esto. De él me vienen la inspiración y la creatividad".
De Cuba a Suecia
Sobre su falta de nostalgia por la Cuba natal dice que es un asilado político en Suecia, un país que es triste y aburrido, pero con buenas leyes. "Fíjese que el artículo primero de la Constitución cubana dice que todos los cubanos son iguales ante la ley, pero el gobierno no la cumple. ¡Cómo van a perseguir a los hombres honrados!", exclama Bebo, que fue perdiendo sus lugares de trabajo a causa del choque entre su repertorio y las disposiciones del castrismo.
"Imagínate, se acabó la libertad hasta para hacer música. Una noche se me acercó un tipo con un carnet para preguntarme por qué tocaba esa música, que era un clásico de jazz que yo aboleraba. Le dije que a él no le incumbía y me respondió altanero que él trabajaba en el gobierno para controlarme y respondí que estaba perdiendo el tiempo conmigo, que a mí no me decían qué tenía que tocar. Me echaron. Era un comisario político", cuenta el músico, por momentos absorto en su relato. "Me duele decirlo, pero antes había más libertad en Cuba", sentencia este pianista trotamundos que dice no traer mensajes políticos: "Lo que tengo se lo debo al pueblo cubano, no a los gobiernos", concluye.
Temas
Más leídas de Música
"Te amo así". Greeicy: el recuerdo de su famoso exnovio argentino, su amistad con Tini y su debut en el Gran Rex
A los 84 años. Murió Willy Quiroga, el emblemático cantante de Vox Dei
El fenómeno de La Delio Valdez. De la propuesta que hace bailar a gente de todas las edades a la “exploración creativa” que encontró la ex Bandana Ivonne Guzmán