Bebe: "Hace mucho daño el feminismo radical; es una manera de enfrentar a unos contra otros"
Madrid.- "Ya pasé de esta pena mía / no vengas con tus juegos de psicología / ahora me la paso bailando todo el día / y tú vives pendiente en Instagram a mi movida". Los versos son de "Corazón", single con el que Bebe desembarcará en pocos días más en la Argentina para dar cuenta no solamente de una mutación musical, tal como ya lo indicaba su álbum Cambio de piel (2015), que ahora presentará en formato de trío, sino también de una evolución estética y personal.
"No es casual; el cambio es intencionado. Es como les pasa a los animales. Es necesario quitarte la piel para empezar con una nueva. Las cosas que pesan hay que quitárselas de encima. Tenemos que hacer limpieza en nuestro corazón; en nuestras pieles, en nuestras casas, en nuestro entorno", advierte, en diálogo con LA NACIÓN, consciente de una mutación en la que en década y media pasó del blanco y negro al color y de ser niña a mujer -con una hija incluida- y, con el corazón roto, como no podía ser de otra manera tratándose de una fémina que ejerce como tal. Porque el desamor que antaño Bebe convertía en rabia en sus canciones no es que ahora no lo sufra, sino que aprendió a transmitirlo de otra manera. Lo mismo que la fama y la sobre-exposición mediática que conoció cuando "Malo" -en Argentina cortina musical de la serie de televisión Mujeres asesinas-, la convirtió en un fenómeno de ventas en sitios tan extraordinarios como Rusia, Turquía o Rumania, además de los más previsibles México y su propio país, España.
Basta visionar, una vez más, el tan reproducido video clip de "Malo" (Pafuera telarañas, 2004) para dar con aquella jovencita que gustaba autodefinirse como "extrema y dura" como juego de palabras en alusión a su niñez en Extremadura, a la vez que para hacer alarde de su atrevimiento lírico y musical, que se transformó en bandera en la lucha contra la violencia de género amén de su voluntad. Porque Bebe no es feminista, aunque no sea políticamente correcto decirlo en un presente en el que el maltrato contra la mujer no sólo no cesó sino que aumentó. Acaso por ello la artista nacida en Valencia, extremeña de sentimiento y afincada en Madrid, no deja de insistir. Con otra filosofía pero con el mismo ímpetu. Porque lo que sí es Bebe es femenina. Y sensual. Y glamorosa. Parece que no pudiera salir a la calle sin sus labios pintados de rojo furioso y sus tacones de vértigo. Tal como se muestra en su más reciente video clip y como nos recibió en las oficinas de Warner Music de Madrid.
-Con tu disco debut, Pafuera telarañas, te convertiste en una artista famosa de la noche a la mañana, tan solicitada como, para en la entrega de los Premios Grammy, apenas tener tiempo de hablar con tus padres. ¿Cómo sobrellevaste tan repentina sobreexposición?
-Cortando en el momento en que tenía que cortar. Porque si yo no lo cortaba no lo cortaba nadie y todo iba a perder el sentido. Mi música y mi vida. Por eso tuve que ser radical. Y dije "se acabó, corto y desaparezco".
Llegó un momento en que sólo hacía conciertos y entrevistas. Era una locura. No tenía vida
-¿No soportaste ser famosa?
-Me quité de en medio. Hay que saber cuándo quitarse de en medio. Porque llegó un momento en que sólo hacía conciertos y entrevistas. Era una locura. No tenía vida. Cuando uno está tan expuesto pierde naturalidad. A mí que siempre me gustó vestirme, arreglarme, llegó un momento en que ni me miraba al espejo. Es muy fuerte. Es una carrera en paralelo aprender a sobrellevar la fama. Es difícil la sobreexposición. Nos vendrían bien unas clases antes. ¡Y no es broma!
-¿Lo peor de llevar fue lo repentino de la fama? Con tu debut obtuviste siete discos de platino en España y oro en Argentina y el Grammy como Revelación…
-Cuando empecé tuve una popularidad tan rápida… No sabía cómo manejarlo y entonces tuve que aprenderlo. Sentía que estaba en medio de la tormenta y estaba todo inundado y que el agua nunca iba a bajar. Pero luego el agua bajó.
-Además de aprender de la fama, ¿qué tanto aprendiste de las relaciones amorosas? Porque están muy presentes en tus canciones. ¿Hiciste "Borrones", te convertiste en una "Chica precavida", tal como rezan tus temas?
-Me influyó todo lo que fui viviendo a lo largo de mi vida: las relaciones de pareja, las relaciones con amigos, las relaciones humanas en general. En mis canciones si bien hay una mezcla de todo lo que he vivido también hay mucho de cosas que vi un poco de espectadora de la vida de otros.
Aunque hayamos evolucionado un poco hemos retrocedido muchísimo. También hace mucho daño el feminismo radical. Es una sobreactuación, una manera de enfrentar a unos contra otros
-En el caso de la canción "Malo", ¿cómo surgió?
-Cuando yo hice la canción era una época en que había no una muerte sino tres al día. No lo viví en primera persona pero me afectó como a cualquiera que veía las noticias. Ahora cantar "Malo" me emociona más que cuando la saqué. Aunque hayamos evolucionado un poco hemos retrocedido muchísimo. Y también hace mucho daño el feminismo radical. Es una sobreactuación, una manera de enfrentar a unos contra otros y, sobre todo, de manipular a la gente más joven. Yo alucino con el enfrentamiento que se crea entre hombres y mujeres, porque lo necesario es que en los logros de la mujer participe el hombre. Yo no soy feminista. Hay un problema con lo políticamente correcto y lo políticamente incorrecto. Hay que decir las cosas y el que se ofende es porque puede. Parece que sólo se puede opinar de una manera.
-¿Las redes exacerban la violencia de género? Hay abierto en España un proceso judicial a un grupo de jóvenes que agredió sexualmente a una chica y además lo mostró en las redes…
-Las redes están haciendo cosas buenas pero otras cosas no tan buenas como el exhibicionismo. Parece que todo el mundo necesita su minuto de gloria. Instagram, que es lo que más manejo por mi trabajo, es una herramienta muy rápida y muy bonita para un artista pero la necesidad de estar todo el rato exponiéndote es alucinante. Lo importante y lo que pesa es la familia y la educación. Hay que ser más fuertes con la educación; estamos en un momento demasiado merengue. Hace falta un cambio muy grande a nivel educativo porque hay una gran manipulación de los jóvenes y los populismos hacen su agosto. Con los hijos hay que ser duros. No pasa nada. Es como mejor aprendemos. Porque la vida es dura y hay que estar preparados. O nos tienen como borregos y hacen con nosotros lo que quieren.
-¿Se manipula al público en el mundo de la música con redes sociales que no sabemos qué tan certera información difunden?
-Es la pescadilla que se muerde la cola. Porque hoy en día hay tal incultura musical que le damos importancia a alguien que no la tiene. Está la cosa delicadita. No vale todo ni todas las oportunidades son para todo el mundo. Un carajo. Las cosas hay que ganárselas.
"A la Argentina quiero ir de vacaciones"
Con shows programados para el 24 de agosto en el Teatro Radio City de Mar del Plata, el 30 en El Galpón de Montevideo (Uruguay), el 1 de septiembre en el Coliseo de Buenos Aires, el 2 en el Coliseo Podestá de La Plata, el 4 en el Cine Teatro Español de América, el 6 en el Gran Ituzaingó, el 7 en El Teatro de Córdoba y el 8 en El Círculo de Rosario, Bebe (voz y guitarra acústica) regresará con "mucha ilusión" a la Argentina para presentar en formato de trío, con Carlos García (batería) y Javier Pedreira (guitarra), un pop producto de la mixtura del neo-flamenco, el rock, la balada y ahora también la música urbana.
"Me hace mucha ilusión volver a actuar en la Argentina, para mí es todo un reto", reconoce la artista a la que poco le anima que revelen que su nombre real es María Nieves Rebolledo Vila.
"Lo que me gusta de este viaje es que voy a ir a lugares que antes no había ido. Más al interior y también a Uruguay. Me dijeron que me quedan muchas músicas por conocer y para mí es muy estimulante –contó-. Al final cuando viajo siempre voy a trabajar y tengo poco tiempo para algo más. Hay una cosa que tengo mucho interés y es ir al Sur, hacer kilómetros, me encanta conducir y conocer lugares inhóspitos, sin gente, es lo que más me emociona y me da la vida. Pero otra vez me quedará pendiente. A la Argentina quiero ir de vacaciones".
Admiradora de Carlos Gardel y Nelly Vázquez gracias a los vinilos de sus padres, quien hasta se atrevió con una versión tanguera de "A quién le importa" en homenaje de Carlos Berlanga, estuvo a principios de año en la Argentina haciendo buenas migas con colegas como Lucía Galán y Marcela Morelo en el Festival Únicos, en el Colón. "Hay que nutrirse de los demás, eso es lo que te hace crecer, evolucionar, te hace feliz al final", precisó, ansiosa de repetir el viaje.
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