Barbi Recanati, sobre el cupo femenino: “Muchas pibas muy jóvenes están queriendo emerger”
Las mujeres de la música vienen trabajando desde hace tiempo para equiparar la desigualdad de género en el ambiente musical. El año pasado se celebró el festival Ahora en Ciudad Cultural Konex, con un line-up 100 por ciento femenino. Días atrás, las palabras del productor cordobés José Palazzo ocasionaron un revuelo en las redes sociales y también una reacción en una de las bandas que fue parte del Cosquín rock, festival del que es curador. "Nosotras estamos hoy paradas acá gracias a la lucha de miles de mujeres que la remaron durante un montón de años antes. Por eso hoy pedimos por más mujeres en todos los espacios donde fuimos invisibles mucho tiempo", dijo Brenda Martin, de Eruca Sativa antes de tocar. Lo que siguió fue una aclaración de Palazzo, quien tras afirmar que no había "tantas" artistas talentosas para cumplir con el cupo, explicó a LA NACION: "Lo que dije es que si la ley estuviera vigente nos costaría muchísimo cumplir con el espacio del 30 por ciento, porque necesitaríamos 50 bandas".
La declaración de Palazzo abrió viejas heridas. No son solo Brenda y Lula Bertoldi, de Eruca, las músicas que se unieron en busca de paridad y de que se promulgue la ley que garantice el cupo femenino para festivales, ciclos y programaciones anuales. Dicen, las artistas, que las mujeres corren con desventaja a la hora de soñar con una carrera ascendente en la industria musical. En ese sentido, Barbi Recanti, la líder de Utopians que decidió disolver su banda luego de que uno de sus integrantes fuera acusado en las redes sociales de haber acosado a una fan que era menor de edad, opina: "La mujer se tiene que esforzar 30 veces más que un hombre y además se tiene que enfrentar a esa cosa espantosa de qué pasa si el tipo gusta de vos. Pensás: 'por favor que este productor no me tire onda´, porque sabés que, si le decís que no, se te terminó todo el esfuerzo que venías arrastrando".
En diálogo con LA NACION, en una entrevista realizada meses atrás, la cantante, que es una de las impulsoras de que se promulgue la ley, cuenta que en sus primeros años en el ambiente intentaba pasar inadvertida: se ponía ropa grande, no usaba maquillaje y disimulaba sus curvas. Todo para no tener que enfrentarse a una propuesta indebida. "Trataba de no dar bola o negar un poco la realidad del día a día, sobre todo en el ambiente del rock. Me pasó que decidí mimetizarme entre los hombres. Escapaba constantemente a ese fantasma de que el tipo con poder me tire onda y por decir que no me pierda de un montón de oportunidades. Lo veía como algo re normal. Bueno, sos mujer", afirma. Y agrega: "Hace unos años me di cuenta de que era terrible eso, que era un conflicto cien por ciento de desigualdad de género".
–¿Qué tiene que pasar en el rock para que se equiparen las cosas?
–La manera de que esto disminuya es con el cupo femenino. Porque si voy a una discográfica y la mitad de las personas que trabajan ahí son mujeres, no solo en prensa, sino que la mitad de los directivos, de los curadores de las discográficas, de los estudios de grabación y de la producción de festivales son mujeres, quiere decir que hay un cupo femenino real. Cambia todo. No que las mujeres son las que ponen los globos y los hombres son los que deciden quién toca. La mujer ahí no va a tener que estar todo el tiempo lidiando con líderes hombres. Entonces, cambia todo. Más rápido se acelere el cupo femenino, más rápido va a cambiar. Tiene que haber igual número de líderes mujeres que de hombres, que sea equitativo el porcentaje de las personas que toman decisiones. La mayoría de los hombres que yo conozco no quiere que esto cambie.
–¿Hay mucha resistencia dentro del ambiente?
–Estoy harta de escuchar a músicos diciendo: "bueno, si quieren cupo femenino en un festival que toquen mejor que nosotros". Yo tengo algo muy claro en este aspecto: hay un millón de bandas de hombres y mil bandas de mujeres. Si lo comparás seguramente haya más bandas de hombres copadas para un festival. La razón por la que hay menos bandas de mujeres es porque socialmente venimos arrastrando un sistema en el cual a la mujer se la excluye en esas áreas. Tengo el recuerdo de estar arriba del escenario con mi banda y que venga gente y me diga: "Nunca vi a una chica tirada en el piso, con la remera gigante y sin maquillaje". Yo tal vez lo había visto en una revista de punk de afuera pero acá no. Tenía que animarme a hacer algo que otra chica no había hecho.
–En ese sentido, ¿pensás que la ley de cupo femenino ayudaría?
–La manera de que cambie eso y que haya roles a seguir es que vos vayas a Lollapalooza y que en la mitad de las bandas que estén en el escenario veas mujeres y hombres por partes iguales. Van a haber bandas de mujeres que no estén tan buenas porque les falta un recorrido, seguro. Pero yo me harto de ver bandas de hombres que son un asco. Voy a los festivales y me como un montón de bandas de hombres que son un garrón. Que no me vengan ahora con "bueno, que lleguen por mérito", porque ellos no llegan por mérito, es mentira. Una de cada veinte bandas llega por mérito. Las demás llegan porque tienen un primo en el ambiente, porque se hicieron amigos en el fútbol, porque fueron al mismo colegio. Hay un nivel de hipocresía muy grande que trata de mantener a la mujer abajo.
He visto bandas de hombres subirse a un escenario de Cosquín Rock totalmente borrachos, sin poder tocar un acorde, desafinando todo. Andá a ver que una mujer haga eso
–¿Te pasó de sentirte dejada de lado por ser mujer?
–Me ha pasado muchas veces sentirme excluída de un montón de situaciones donde se terminan de arreglar grillas o giras en partidos de fútbol. "El martes vamos a jugar al fútbol…" y van el de la productora, el de la discográfica, el de la banda y después se toman una birra y las mujeres quedan afuera. Me muero por tener una discográfica y ser yo la que le diga a un chabón: "vení que nos estamos haciendo las manos y hablando mal" -que es el mito de lo que el hombre cree que la mujer hace-. No es así. Dividamos todo al medio. Estoy convencidísima de que las mujeres tienen las mismas herramientas y capacidades que los hombres en el arte. Es más, conozco hombres y mujeres muy capaces. Pero conozco mujeres con una sensibilidad que nunca conocí en hombres. Me parece que la única razón por la que no está sucediendo es porque faltan roles a seguir.
–¿Cómo sería eso?
–Cuando te das cuenta de que ninguna mujer está arriba del escenario tocando metal, decís "bueno, el metal es para hombres". Cuando ves que las mujeres en las productoras, estudios de grabación y discográficas cumplen un rol específico es muy difícil porque todas las mujeres que quieren laburar de eso tienen que romper un cascarón. Eso no les toca a los hombres. El esfuerzo que tiene que hacer una mujer para llegar ahí es muchísimo más grande. Es momento de que las instituciones hagan un poco de trampa. Hay que hacer lugar para el cupo femenino. Es totalmente mentira que la mujer puede llegar al mismo lugar que el hombre a través de la meritocracia. Es terrible. Conozco mujeres que han llegado, pero están un millón de veces más capacitadas que cualquier hombre que conozca.
–¿Decís que los hombres no están tan capacitados?
–Conozco a hombres que laburan en la industria musical que no entienden nada de música, muy poco capaces, muy poco empáticos y que tienen menos sensibilidad que una pelota de fútbol. Es muy injusto que a una mujer se le pida que tiene que ser la mejor en la industria de la música para poder ganarle a ese mediocre.
–El cambio parece estar dándose desde adentro, ¿cómo se plantea en la escena?
–Yo hoy tengo un estudio de grabación y decidimos una semana al mes dedicarlo a grabar un disco con un proyecto con voz femenina. Lo hacemos a pulmón, sin fines de lucir, solo para que ese disco esté urgente en plataformas digitales. Tengo un amigo que me dijo: "pero estás discriminando a los hombres". Por supuesto. Lo que estoy haciendo es a conciencia. Todas las ventajas las tiene el hombre. Yo tengo un poder en este momento, lo voy a utilizar para tratar de ver si puedo arrimar un poquito el bochín para que haya más discos de rock de mujeres en plataformas digitales.
–De a poco las mujeres van tomando más lugar en la música, sobre todo en el indie...
–Yo estuve de gira por muchos lados y era muy raro encontrarme una mujer en un camarín. Y hoy está cambiando. Creo que es momento de que las mujeres nos saquemos ese estigma de querer agradarle a los hombres. Antes era como que ser mujer era raro, entonces si venía otra mujer ponía en amenaza mi existencia en ese ambiente. ¿Cuántas mujeres pueden haber, dos, tres? Si vas a recorrer los bares de Buenos Aires hay un millón de hombres y cien pibas. Nos toca a las pibas darnos cuenta de que somos una minoría, que está todo mal y que la forma de salir adelante es haciéndonos cargo.
–¿Algo así como bancarse entre mujeres?
–Yo tuve un montón de privilegios en la música. No necesariamente tengo que unir fuerzas para salir adelante. Lo que tengo que aprovechar son mis codos para golpear a las personas que tengo al lado para dejar pasar a otras mujeres. Son otras las mujeres que tienen que hablar, además de mí. Muchas pibas muy jóvenes están queriendo emerger y salir.
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