"Cuando la gente va a un estadio, los que están alejados del escenario miran el concierto a través de las pantallas laterales. Los que están adelante suelen filmar el show con el teléfono, con un audio espantoso, con la luz quemada y con el de al lado que te canta. Inconscientemente hay un juego entre la pantalla y lo que sucede con el artista", reconoce Fernando Javier Luis Hortal o Bahiano, acaso sean lo mismo. El músico reflexiona ante el concierto vía streaming, palabrita de moda en el argot pandémico, que brindará este viernes 23 de octubre a las 22, por la plataforma Tickethoy.
Aunque sin el convivio presencial que vincula a artistas y espectadores, ausencia no menor, Bahiano bucea en ese lenguaje tecnológico que también media en los conciertos en vivo. "Será una gran puesta a tres cámaras y jugando con los climas de las luces", explica el cantante que repasará los temas de Original Roots, su último álbum, editado en 2019, y aquellos títulos ineludibles de su acervo.
"Será un desafío, haré entre veinte y veintidós canciones y voy a tener que imaginar el disfrute de la gente, la gestualidad y la emoción. Voy a terminar un tema y no voy a escuchar aplausos, no estará el griterío, el coro del público que es parte del show, así que el golpe no será menor", piensa en voz alta ante la inminencia de la nueva experiencia, la primera que realizará en el universo de la virtualidad.
Refugios
Home Sweet Home, tal el nombre con el que definió el concierto, será para él una forma de reivindicar las posibilidades que otorga el encierro impuesto por el Covid: "Me parece que es el nombre ideal, tenemos que pensar que la casa no es la prisión, no es un lugar para combatir". En medio de la crisis que acecha a la industria del espectáculo y el avance de los contagios en todo el mundo, Bahiano considera que "desde un primer momento se debería haber hecho hincapié en la responsabilidad social de cada uno de los ciudadanos. Pero nadie lo sabía, no había un diario del lunes para saber cómo había que manejar la situación". Además de nuestro país, Home Sweet Home se ofrecerá en simultáneo en Uruguay, Estados Unidos, Italia y España, entre otros mercados: "Al salir para tantos países, hay que tratar de elegir un repertorio que guste en los distintos públicos". Bahiano se refiere a ese repertorio nutrido y definido por los sonidos amasados en la Jamaica de los años 60.
-Sos un pionero del reggae en la Argentina, ¿qué encierra este género?
-En 2018 fue nombrado por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y una de las razones, con la que concuerdo, fue por lo activista que ha sido en su nacimiento, como el tango en Argentina, la rumba en Cuba, la ópera en China, entre tantos otros géneros. Tiene que ver con la rebelión a la que estaba vinculada esta música por cuestiones políticas y sociales complejas que existían en la isla. El pionero de todo eso fue Bob Marley, de la mano de Marcus Garvey.
-El movimiento estaba enmarcado en una filosofía.
-Sí, una filosofía que tenía que ver con un retorno a África, a Etiopía, la tierra de la leche, y venerar al emperador Haile Selassie.
-¿Qué papel jugó Eric Clapton?
-Difundió esta música cuando hizo "I Shot the Sheriff". El nombre era complejo, pero a partir de ahí se comenzó a mirar a Jamaica y a toda su filosofía.
En 1993 y 1994 Bahiano viajó a Jamaica con Los Pericos, la banda que lideró entre 1987 y 2004, y luego para grabar contenidos para MP3, el programa de televisión que condujo durante un tiempo. "Tuve otro contacto con el lugar y su cultura. Antes de viajar, uno se imagina algo que, en realidad, es muy diferente".
-Existe un imaginario creado.
-No todo el mundo escucha reggae, ni es partidario de la ganja. Sí, obviamente, hay una difusión muy grande de la música de Jamaica que tuvo que ver con el reggae. Pero allá encontré reggae católico, evangélico, melódico, que no necesariamente tenía que ver con lo que se imagina del género a nivel internacional.
-Cuando comenzó Pericos, ¿fue difícil lograr la comprensión del medio?
-En realidad tuvimos muy poco underground. Yo llego a la banda en el 87, pero Pericos tocaba desde el 85 con otra propuesta musical. Era una época donde estaban afianzados los Redondos y Ratones, tiempos donde yo escuchaba mucho a Sumo. Con nosotros había mucho prejuicio, nos vaticinaban uno o dos veranos de vida.
-¿Cómo accedieron a la masividad?
-Cuando Mario Pergolini pasó, en su programa Feedback, de Rock & Pop, "El ritual de la banana", hubo tantos llamados que terminaron difundiendo nuestra música.
"El ritual de la banana", "Jamaica reggae", "Nada que perder", los temas que dieron comienzo a una historia trascendente. "Acumulábamos público, pero la industria no nos daba la derecha, no nos decían: ´Sí, les creemos´".
-A veces, la industria reacciona mucho más tarde que el público.
-Cuando mi hermano, que en ese momento era el manager de la banda, presentó el demo de Big yuyo, en EMI le dijeron que no habían encontrado ningún hit. Ese disco luego vendió 350.000 placas solo en Argentina.
"Me late" formaba parte de ese material que, supuestamente, no contaba con esos temas que se consideran gancheros para una industria que busca resultados. "Aquellas canciones, que eran pasadas en las radios, podían durar semanas en un chart. Eso fue cambiando: antes, el artista sacaba un disco y la gente lo escuchaba por primera vez en la radio, y las emisoras pisaban los temas con publicidad para que no se pudiesen grabar".
-Las plataformas de música, ¿democratizaron los consumos?
-Sí, incluso ofrecen sugerencias que te llevan a descubrir a otros artistas. Ahí se puede escuchar todo, porque también es cierto que no todas las canciones que uno hace pueden sonar en las radios.
-¿Por qué?
-Hay temas que pueden formar parte de un playlist de una radio, pero otros que, por temática o por sonido, no funcionan en el medio. También es cierto que la gente va en busca de la radio donde encuentra ese tema que quiere escuchar.
Público y privado
De estricto perfil bajo, Bahiano pocas veces se ha referido a su vida privada. Hace algunos años, su exmujer y madre de su hija Candela salió al cruce del cantante, quien había comentado sobre la crianza de la niña en soledad. Aquella polémica, rápidamente desarticulada, poco tuvo que ver con el modo en el que ha manejado sus cuestiones personales: "Fue rarísimo, un tormentín. Me dio vergüenza ajena, no entiendo por qué sucedió eso, mi hija ya tenía 21 años en ese momento, era mayor".
-¿Cuánto tiempo vivió con vos?
-No quiero hablar mucho. Vivió conmigo desde los 3 hasta los 7 años.
-Una etapa fundamental de la vida.
-Claro que sí. Candela tiene 23 y hay que asumir como fue todo.
-A los siete años de tu hija, ¿la mamá volvió a tener contacto?
-Empezó a vincularse nuevamente.
-¿Tenés vínculo con tu hija?
-Por supuesto. Actualmente vive en Israel, donde vive su mamá y, cuando puede, viene a Buenos Aires y compartimos mucho.
-¿Cuántos hijos tenés?
-Además de Candela, de la primera gestión, soy papá de Tadeo y Santino, que nacieron en mi segunda gestión.
-¿Está vigente la segunda gestión?
-No.
-¿Hay alguna gestión vigente?
-No hay gestión vigente.
Más allá de Pericos
"Hay gente que lleva y trae, en su momento se dijo que yo quería sobresalir y ese fue un mensaje un poco dañino", reflexiona Bahiano ante el recuerdo de su salida de la banda a la que le dio identidad indeleble. "Siempre fui una persona muy tímida, cuando comencé en Pericos solo decía 'gracias' al terminar una canción. Mis compañeros me pedían que hablara más, y así fue como establecí una gran comunicación con la gente. Sin embargo, cuando me fui, se estableció ese mensaje erróneo acerca de que quería sobresalir. De todos modos, el cantante es el nexo con el público, es el ensamble. No conozco un cantante que no sea carismático y que la banda no haya tenido beneficios al respecto".
-Para muchos artistas, el ser solista implica un vértigo que no encuentran bajo la protección de una banda. ¿Considerás que irte de Pericos fue un voto de confianza y seguridad en vos mismo?
-Mi salida fue desde el desgaste y desde ese lugar no sé si hay valentía. Sentía que necesitaba oxígeno, pero no para hacer otro disco o empezar una carrera como solista. El tiempo que pasé con los chicos lo pasé muy bien, hemos hecho cosas muy buenas y las hemos disfrutado.
-Entonces…
-Comencé a sentir que ya no era lo mismo y me desgasté.
-Ese desgaste, ¿tenía su raíz en lo vincular?
-Fueron 18 años juntos. Nos conocimos tocando, cuando entré era sapo de otro pozo. "¿Y éste quién es?", se preguntaban. Así empezamos a hacer cosas juntos, como un laburo. A todos nos gustaba tener una banda, salir a tocar y hacer reggae. Confluimos ahí y la fórmula funcionó hasta que llegó un punto donde no funcionó más. Mi salida de Pericos no fue un acto de valentía porque yo no estaba luchando contra nadie, solo que llegó un momento donde los cables se pelaron.
-¿Convivían con discusiones y diferencias insalvables?
-El tiempo corroe muchas cosas y, como en cualquier grupo, había diferencias. En un momento dije: "Basta para mí". Con mi partida no podía generarse ningún conflicto porque ni siquiera era mío el nombre de la banda. Estoy cumpliendo 17 años como solista, pero me costó mucho que la gente me instale en otro lugar. En la calle me siguen llamando "el de Los Pericos".
-¿Te duele?
-No, me río. Además, estuve ahí, no soy un negador. Fue un aprendizaje enorme, estoy más que agradecido.
-¿Tenés trato con la banda?
-No, pero bueno, entiendo muchas cosas, se pusieron en una postura un poco más complicada.
A horas de presentar Home Sweet Home, lo envuelve esa rara mezcla de alegría por volver a tocar y la sensación de extrañeza ante la mediación tecnológica. Este viernes 23 desplegará el reggae en estado puro. Filosofía y música con raíces jamaiquinas. Antes de la despedida de la charla por videoconferencia, sonríe ante la sugerencia de una participación en MasterChef Celebrity dado su pasado como colaborador de la panadería que sus padres tenían en Recoleta: "Hacía el reparto y armaba los triples para los servicios de lunch. Nunca conocí la fórmula del Felipe, el mignon o el pan dulce, era un secreto de los maestros panaderos. Solo hago buenas ensaladas porque me alimento sanamente, pero me gustaría saber cocinar. La gente se engancha con aprender gastronomía, hay toda una movida que se genera en la televisión. Prefiero eso a un concurso de canto".
-¿No irías a Cantando 2020 ?
-No tengo nada contra eso, solo hablo de preferencias. El Cantando es trabajo para mucha gente, no me puedo poner en contra de eso, pero tiene otro enfoque. En la cocina hay una manualidad, hay pormenores que se pueden aprender.
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