Babasónicos y los 20 años de Infame: el método de trabajo de Attaque 77, los videos innovadores y los 4 hits
En diálogo con LA NACION, Diego Tuñón recuerda la grabación del disco, elige sus tres canciones favoritas y repasa el intenso trabajo previo de la banda antes de su explosión masiva
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Como una continuación de las ideas que ya habían comenzado a cobrar forma en Miami (1999) y Jessico (2001), a finales de octubre de 2003 Babasónicos lanza Infame, su séptimo álbum de estudio. Se trató del disco que no solo continuó con el éxito de su antecesor sino que tuvo una repercusión aún mayor en el público masivo, con una repercusión que los llevó a lanzarse definitivamente a la conquista del mercado latinoamericano. La obra le valió a la banda la nominación a los premios Grammy de 2004 y a los Premios Gardel, donde obtuvo seis galardones, entre ellos el consagratorio Gardel de Oro.
A veinte años de su publicación, es interesante preguntarse cómo vivieron al interior de la banda, grupo insignia de la escena que se conoció como “sónica”, aquel momento de “infamia”, con un menú de canciones en formato pop y algunas baladas, pero también algo de rock y una temática cercana a la oscuridad de Babasónica, el “álbum negro de la banda liderada por Adrián Dargelos.
“Todo lo sucedido con Infame se vivió dentro de la banda como algo muy natural y progresivo, producto de más de diez años de trabajo. Antes de grabar Jessico e Infame, nos embarcamos en varias giras nacionales. Subíamos al micro en Capital e íbamos hasta Río Gallegos y luego volvíamos, tocando ciudad por ciudad, cada noche un destino nuevo. Un par de esas giras la hicimos con Attaque 77. Aprendimos mucho de ellos, de su forma de trabajar. Entiendo que parte de la repercusión que tuvo fue también el resultado de haber hecho eso, de recorrer el país. Teníamos largas horas de viajes en las que hablábamos y compartíamos mucha música, música outsider, olvidada. Creo que ese compartir nos influyó mucho en esos discos”, recuerda Diego Tuñón, histórico tecladista de la banda formada en Lanús, aquellos días de ruta en los que comenzaba a gestarse el recordado álbum del caballo en la tapa, diseñada por Alejandro Ros.
Grabado en Panda entre septiembre y octubre de 2003 y producido por el músico, compositor, ingeniero de audio y productor discográfico norteamericano Andrew Weiss, el álbum fue acompañado por cuatro cortes de difusión que marcarían un antes y un después en la trayectoria del grupo: “Irresponsables”, “Putita”, “¿Y qué?” y “Risa”, todos protagonistas de espectaculares videoclips.
De Miami en adelante, el camino de la banda de Zona Sur integrada por Adrián “Dargelos” Rodríguez (voz), Diego “Uma-T” Tuñón (teclados), Diego “Uma” Rodríguez (guitarra y voces), Mariano “Roger” Domínguez (guitarra), Gabriel “Gabo” Manelli (bajo) y Diego “Panza” Castellano (batería) había sido de sustracción, cada vez con menos elementos, mucho más directo. Un concepto que se afianzó en Jessico, un disco que superó todas las previsiones respecto del éxito que podía alcanzar, se escuchó en todos lados y sumó entre sus seguidores a un público que mayormente los desconocía. Además, fue nombrado el primer gran álbum argentino de la década por la revista Rolling Stone.
Para entonces, nadie estaba muy convencido de que Babasónicos podría llegar a superar aquel éxito, lo cual los llevó a plantearse el desafío de cómo seguir adelante y dar el siguiente paso con un estilo que reflejara ese ascenso a la fama, pero mejorado y más sofisticado. Y claramente dieron en el blanco, porque el éxito que habían logrado hasta entonces se acrecentó aún más con Infame, que llegó para confirmar el estilo adoptado en Jessico y su lugar entre los artistas más populares de la Argentina.
Para muchos y para buena parte de la crítica especializada, Infame es el mejor álbum de “Los Babas”. Con una lírica más sencilla y una excelente interpretación de sus músicos, se trata de un disco certero que va al hueso porque desde el vamos tuvo muy claro su objetivo y logró plasmarlo en cada uno de sus tracks de principio a fin, como un catalizador de las canciones que venían sonando en el imaginario colectivo y que ellos supieron sintetizar en esa pócima mágica que fue Infame.
Sin embargo, más allá de la popularidad y el éxito que alcanzó el álbum, algunos de sus primeros seguidores vieron en este cambio una “traición” a los propios comienzos del grupo, más experimentales y alejados de fórmulas masivas, seguramente un poco recelosos de que su banda de culto se hubiera transformado en una banda mainstream.
Ahora bien, ¿cómo nació la idea madre de este álbum que plantó esa postura entre burlona y juguetona como superficie o reflejo de la ola del éxito que venían surfeando desde Jessico? ¿Estuvieron todos de acuerdo en seguir ese nuevo rumbo más “comercial”, que sin dudas amplió notablemente su público y los impulsó a alcanzar el éxito masivo con miles de discos vendidos?
“Desde mi punto de vista lo que vos ahora llamás música comercial hace veinte años era música nueva, innovadora, fresca. Una mezcla de elementos que nadie había intentado hasta ese momento. Somos una banda a la que le gusta asumir riesgos. Cambiar es una parte fundamental de nuestra esencia. Todos los discos de Babasónicos representan a Babasónicos, representan distintos momentos, distintas búsquedas. La música tiene posibilidades infinitas. Amo a Infame como a cualquier otro disco de Babasónicos. Estábamos muy de acuerdo en intentar hacer el álbum más atrevido y excitante que pudiéramos”, sigue Diego Tuñón que, consultado sobre sus temas preferidos del álbum, ubica en primer término a “Pistero” (“me suena western, bailable, desvergonzado”), en segundo lugar a “Mareo” (“simplemente porque me encanta el track”) y en el tercer puesto a “Putita” (“simplemente porque es Putita”).
“Ya sé/ el camino a la fama / no significa nada/ si no hay una misión / ¿Cuál es? / Hacerte muy putita / Probar tu galletita / Con toda devoción”, canta Dargelos en aquella canción insignia grabada ya hace dos décadas y, más tarde, plasmada en el video de las nadadoras traviesas que dirige Sebastián Sánchez -nominado a Mejor video del año en los MTV Awards-, que muestra una competencia acuática donde una participante se impone sobre sus rivales haciendo trampa. Para muchos el mejor tema del disco. Desde su letra plantea la relación ambivalente con la fama que viene acompañada del éxito y, desde lo musical, introduce diferentes estructuras melódicas y cierto aire funky que aporta la guitarra.
El tema de la misión del artista es retomado en “Gratis”, otra de las grandes canciones del disco: Me estiré / Para alcanzar / Una porción de la locura / Y así traer / Lo a que a vos te es invisible / Lo que nunca percibiste / Lo que bajo tus narices nunca entenderías / Y conocer / Que la vida no termina/ donde vos lo ves / Ser así no cuesta nada”, sigue Dargelos y, más adelante, en “Fan de Scorpions”, parece sentar las bases de toda su música: arrogante, indefinida y provocadora (“Atrévete a lo poco claro, atrévete a querer lo raro…) que le valió la fascinación de músicos como Daniel Melero y Gustavo Cerati (”La música no tiene mensaje /La música no tiene moral / La música no tiene mensaje para dar / Y sin embargo te lo da”, sigue aquella letra inspiradísima, con esa destreza especial para plantear dilemas en términos simples y ver la vida cotidiana desde otros puntos de vista.
Así, con una combinación de palabras enrevesadas, el bolero romántico, reminiscencias de Sandro, Los Ángeles Negros y ese rock provocador que caracteriza a Babasónicos, Infame se convirtió en uno de los discos emblemáticos de las últimas décadas del rock argentino y en uno de los discos más representativos de la banda.
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