Ástor Piazzolla inédito: Escalandrum publica un disco de homenaje y presenta una grabación desconocida
100 es el nombre del disco que se edita este jueves, día del centenario del bandoneonista; parte del repertorio se presentará en el Teatro Colón
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Ástor Piazzolla no solo pasa a ser un artista eterno, título que se le podría adjudicar este 11 de marzo, en el centenario que se cumple de su nacimiento. También es una cantera inagotable de música. A medida que su fama fue creciendo y en muchas partes del mundo empezó a convertirse en un músico muy demandado (para grabar discos, para componer música para películas, para dar conciertos), sus registros se multiplicaron de manera exponencial. Especialmente a partir de la década del setenta. Y es justamente de aquellos años la introducción a un tema que dejó registrada en los estudios Ion de Buenos Aires, y que ahora se conoce, por primera vez, en 100, el disco de homenaje que acaba de publicar el grupo Escalandrum, liderado por su nieto Pipi Piazzolla. Parte de este disco se escuchará este jueves en el Teatro Colón.
“Sacar un disco nuevo es un privilegio. Además, el sello Warner cumple todos los deseos que le pido. Este disco lo tenía en mente para que saliera en el cumpleaños número 100 de mi abuelo y va a salir en plataformas digitales justo ese día. Y luego un vinilo doble. El disco fue grabado mitad en Abbey Road y mitad en los estudios Ion, donde grababa mi abuelo, con Osvaldo Acedo, siempre presente”. Osvaldo, responsable de Ion y una gloria viva de las grabaciones de música popular argentina le cedió a Pipi ese registro que atesoraba en los arcones del mítico estudio.
Escalandrum es una gran maquinaria jazzística que aborda diversos lenguajes y está integrada por “Pipi” Piazzolla en batería, Nicolás Guerschberg en piano, Mariano Sívori en contrabajo, Gustavo Musso en saxo alto y soprano, Damián Fogiel en saxo tenor y Martín Pantyrer en clarinete bajo y saxo barítono. “Este disco es el regalo de Escalandrum para mi abuelo. Y nos encuentra más maduros que en el álbum [también con repertorio de Astor], Piazzolla Plays Piazzolla. Diez años incursionando en su música.”
-¿Cuándo fueron a Londres a grabar el disco que se llamó Studio 2 también iban con la idea de hacer éste?
-No, nunca juego a dos puntas [se ríe]. Teníamos dos días para grabar en Abbey Road pero el disco lo grabamos en uno solo. ¿Qué hacemos con lo que nos queda muchachos? Y les propuse que hiciéramos esos temas que teníamos de Piazzolla y que nunca habíamos grabado. Teníamos “Primavera porteña”, “Milonga en Re”, que es increíble, “Soledad” y “La muralla china” pero instrumental, porque antes siempre la tocábamos cantada, y a mi me encanta ese tema. Luego, la otra mitad fue grabada en pandemia en Ion. Preparamos la Suite troileana, que a mí siempre me gustó y que mi papá siempre tocaba con mi abuelo en el Octeto electrónico. Además, está el espíritu de Pichuco [Aníbal Troilo] que era muy amigo de mi abuelo. También tenemos una versión de “Adiós nonino” que reúne todas las versiones que hizo mi abuelo (el sinfónico, el del Noneto, el del Quinteto, el del Octeto Electrónico) con un arreglo de Nico Guerschberg increíble.
-¿Cómo se hace para elegir un repertorio de Piazzolla, siendo una obra muy versionada?
-La ventaja es que mi abuelo tiene millones de temas. Creo que este tiene nuestros temas favoritos. Hemos arrancado varios shows con “Primavera porteña”. “Milonga en Re” es una milonga que conocimos tocando con un ballet de Tailandia, en el Teatro San Martín. Ellos eligieron este tema y fue un descubrimiento para mí. Es hermoso. Además tenemos otros como “Soledad”, que comienza el disco La Camorra, que me pega mucho. Todo es para pasarla bien tocando. Después hay otros como “Michelangelo” que es muy vertiginoso. Lo bueno es poder grabar Piazzolla a diez años del primer disco con su repertorio. A lo largo de los años cada uno de nosotros fue encontrando lugares más cómodos. Ya sentimos la música de Piazzolla como propia. Al principio fue difícil por no tener un bandoneón y hacerlo con tres instrumentos de viento. Donde poner las improvisaciones, cómo trabajar la base para que no pierda la raíz y la esencia. Tuvimos mucho que evaluar. Y en este disco fue un placer haber podido tocar con mi abuelo.
-¿Cómo apareció la grabación?
-Era registros de música para una película que nunca se editó. No sé para cual era. En esa época grababan todo el tiempo. Acedo me lo comentó porque sabía que íbamos a grabar. Y me mostró esta introducción del tema “Bandoneón” y le dije que me dejara ver si podíamos acompañar a mi abuelo, tocar alrededor. No fue nada fácil, porque no hay tempos fijos ni beats. Nico [Guerschberg] hizo un arreglo de ese acompañamiento.
-¿La música de tu abuelo es más maleable que otro tipo de composiciones tangueras al momento de abordarlas por grupos de jazz, de cámara o sinfónicos?
-Creo que la música de mi abuelo es muy universal y tiene muchos estilos adentro y, quizá, la haga sonar mejor que otras para experimentar. Creo que esa es la gran ventaja que tenemos todos los que la tocamos.
-¿El 3+3+2 es una especie de paradigma de su estilo?
-Creo que sí, aunque la milonga, como la conocemos, también es 3+3+2. La característica que tiene en la música de mi abuelo es que es lento, va por debajo, y las melodías son rápidas por encima. También tiene ese 3+3+2 extendido, y pasos al seis por ocho, influencias de Stravinsky y Bartók. Todo eso genera tensiones en algunos momentos de sus músicas que están muy buenos.
-¿Se ponen algún límite autocrítico con las versiones de los temas?
-No. Grabamos lo que nos gusta. Por lo general no nos dejamos llevar por lo que hacen los demás. Si lo que tocamos nos gusta, festejamos y lo felicitamos a Nico [Guerschberg]. Y si deja de gustarnos no lo tocamos más. Nico ha traído arreglos que no funcionaron. Y nadie se ofende. Además, cada uno tiene su grupo solista para experimentar ahí. El ego se deja de lado y se acepta la palabra del otro.
-¿Lo único que te faltaba era tocar el 11 de marzo en el Colón?
-Sí. Fue un deseo que se cumple. Además, yo lo acompañé a mi abuelo cuando tocó en el Colón [el 11 de marzo de 1983]. Será revivir todo eso. Poder hacerlo con Escalandrum y con amigos de mi abuelo como Gustavo Bergalli, con quien en una época se mandaban una carta por semana. Jairo, íntimo amigo. O Raúl Lavié que cantó con él en Japón. Además, Elena Roger y Chango Spasiuk también van a estar con nosotros.
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