Arnaldo Antunes: "La realidad se volvió más múltiple"
El músico y poeta brasileño, líder de Titãs y una de las tres patas de Tribalistas, actúa esta noche, en el CCK
Músico popular y experimental, poeta y artista visual, si algo caracteriza la obra de Arnaldo Antunes es su naturaleza híbrida; no rechaza ningún género y pone el mismo cuidado en un disco de llegada masiva (como el celebrado Tribalistas, junto a Marisa Monte y Carlinhos Brown) que en un libro de poesía para un público selecto, como su reciente Agora aqui ninguém precisa de si.
Antunes es capaz de transitar territorios heterogéneos y se empeña en propiciar el cruce de materiales de una zona a otra de su trabajo. Es así que los poemas se vuelven canciones, estas encuentran una forma gráfica en la página escrita, y confluyen en el escenario con shows que tienen algo de performance.
Hoy, a las 20, el artista paulista se presentará en la Sala Sinfónica del CCK para presentar el espectáculo A casa é sua, en el que repasará canciones de todo su repertorio en un formato íntimo, acompañado por Chico Salem en guitarra y André Lima en teclados, acordeón, guitarra y voz. Con este concierto se inaugura el ciclo Verde Amarelo, que contará a lo largo del año con grandes figuras de la música brasileña como el violonchelista Jaques Morelenbaum, el guitarrista Egberto Gismonti y el cantautor Moreno Veloso.
En sus comienzos, Antunes integró la mítica banda Titãs, mezcla de punk y new wave que sacudió San Pablo a principios de los 80. Apenas iniciada la década siguiente, comenzó su camino solista con el radical Nome, un trabajo experimental que constituía, a la vez, un disco, un libro y un video, en los cuales la palabra ocupaba un lugar central. A partir de entonces, su producción personal no dejó de crecer con discos en los que sigue habiendo lugar para lo experimental, pero que se ajustan, en general, a las formas de la canción popular.
En paralelo a su producción musical, que ya cuenta con más de una quincena de discos entre los que se destacan Paradeiro, Saiba, Qualquer y Iê Iê Iê, Antunes se dedica con igual ímpetu a producir una obra poética que se muestra heredera de la tradición concretista brasileña. La misma está plasmada en casi veinte libros, en los cuales investiga las posibilidades expresivas de la poesía visual.
-¿Qué diferencia encuentra entre la letra de una canción y un poema a la hora de escribir?
-A veces se asocia el poema a una forma artística más culta y la música popular a la comunicación de masas, como mero entretenimiento. Yo no comparto en absoluto ese juicio de valor, pero sí creo que la naturaleza de los dos lenguajes es diferente. Lo que hace que una canción sea buena es la adecuación del texto a una dimensión sonora que incluye la melodía, los arreglos, el timbre. Cuanto más indisociable sea un elemento del otro y cuanto más natural sea ese vínculo, más potente es la canción. Un poema maravilloso musicalizado inadecuadamente puede ser una mala canción, así como un texto banal se puede transformar en una canción extraordinaria. En mi caso, la palabra es como un puerto seguro desde donde me aventuro en dirección hacia otros lenguajes. La palabra cantada es muy diferente a su materialidad gráfica, pero con el transcurso de los años el tránsito de una hacia la otra se fue volviendo cada vez más fluido.
-En su último disco, Já é, la India se encuentra presente en las imágenes y en las letras de las canciones. ¿Qué vínculo tiene con Oriente?
-Fernando Pessoa ya decía, en la voz de Álvaro de Campos, que la poesía es "un Oriente al oriente del Oriente". Yo crecí en una época en la que el zen comenzó a contaminar la contracultra occidental, el movimiento hippie, el pensamiento de artistas como John Cage. Siempre me interesó la filosofía oriental, así como el ideograma, que ofrece un lenguaje analógico, a diferencia de la sintaxis discursiva de las lenguas occidentales. Por otra parte, el vacío es una noción que viene apareciendo en mis libros y en mis discos desde el comienzo. Se piensa que sólo hacen falta los ojos para ver, pero también es necesario el espacio entre los ojos y las cosas. Sin el vacío que hay entre el piso y los pies, sería imposible caminar. Otro tanto sucede en la música con respecto al silencio. El vacío establece una relación dinámica con la materia. Me interesa llamar la atención sobre estas cuestiones, y creo que la expresión artística es un modo idóneo de hacerlo.
-¿Se considera heredero del tropicalismo y de la poesía concreta?
-Estos movimientos tuvieron lugar en momentos históricos y culturales en los que existía la necesidad de dar una respuesta colectiva a una tradición muy conservadora. Mi generación es fruto de sus conquistas, pero hoy en día no veo la necesidad de un movimiento, un manifiesto, un pensamiento uniforme con respecto a la tradición. La realidad se volvió más múltiple, diversa. Mi respuesta individual no deja de ser combativa, sin embargo. La poesía siempre es una resistencia al anquilosamiento, a la estandarización. Al experimentar con nuevas formas, me interesa producir una alteración en la sensibilidad y en la conciencia de las personas.
-¿Qué encuentra en los conciertos que no suceda en los discos o en los libros?
-El escenario es un lugar donde se está para celebrar algo, y es posible contar con una reacción inmediata de la gente, lo cual repercute en un placer particular. No es que improvise mucho, necesariamente, pero hay una actitud que se renueva por el contacto con el público, una energía que se vincula con algo no pensado. Eso para mí es muy intenso.
Arnaldo Antunes
Presenta A casa é sua
Hoy, a las 20
CCK, Sarmiento 151