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Jack White | Lollapalooza, Hipódromo de San Isidro | 21 de marzo
En el cierre del Día 1 del Lollapalooza 2015, Jack White llevó adelante un show de rock & roll incendiario, frente a unas 72 mil personas que quedaron hipnotizadas por su audio límpido y aplastante. Con su grupo encimado dentro de un pequeño plató de televisión vintage montado en el escenario, la tensión entre la guitarra de White y el beat del poderoso Daru Jones (que arma la batería como los músicos jazzeros de la década del 20 pero la golpea como un animal) le dio forma a la descarga de rock y blues crudo y virtuoso de Lazaretto, su segundo álbum solista. Hacia el final, Robert Plant se le unió para cantar juntos el clásico de Led Zeppelin "The Lemon Song". Por Juan Morris | Foto de Ignacio Sánchez
Queen + Adam Lambert | GEBA, Buenos Aires | 25 de septiembre
Con la dupla legendaria de Roger Taylor y Brian May pulsando por reflotar la mística, realzando sus rasgos característicos, Adam Lambert arrastra la obra de Queen hacia el siglo XXI, como si ahora esas canciones formaran parte de un episodio de Glee: lejos de invocar a Freddie Mercury, el cantante sobreactúa y personaliza las interpretaciones de modo hábil, como en "Killer Queen", donde canta recostado sobre un sillón con un abanico sacudiéndose como una diva. Por Juan Barberis | Foto de Segismundo Trivero
Pharrell Williams | Lollapalooza, Hipódromo de San Isidro | 22 de marzo
El show fue el currículum vivo de un gurú-productor que hizo una carrera reimaginando la era Motown para el nuevo siglo, alguien que entiende de parafernalia pop y que no es un mal cantante, pero tampoco una gran voz. Sus seis bailarinas se movieron con temazos como "Milkshake", de Kelis; "Slave 4 U", de Britney Spears; y "Hollaback Girl", de Gwen Stefani, mientras las intérpretes aparecían en pistas. Hizo algo parecido, pero con su voz y su presencia para "Drop It Like It’s Hot", de Snoop Dogg; y "Hot in Herre", de Nelly, que pusieron a todos a bailar. Por Gabriel Orqueda | Foto de Agustín Dusserre
Ariana Grande | Complejo Al Río, Vicente López | 23 de octubre
Ariana tiene el look, tiene el talento, tiene el carisma y tiene los hits (pasó 34 semanas en el Top 10 de Billboard). Las canciones de My Everything se intercalaron con las del debut, Yours Truly. "Baby I", "Right There", "Pink Champagne", "The Way", todo throwback R&B en el que Grande explota todos sus Mariah-ismos de estilo y que contrasta con el sonido actualizado del disco sucesor. La mayoría de los tracks están construidos con miles de capas de Arianas, en las que hay maullidos, grititos y cañonazos vocales superpuestos. Por Gabriel Orqueda | Foto de Rodrigo Alonso
Ringo Starr and His All-Starr Band | Movistar Free Music, Planetario | 1 de marzo
Es obvio que Ringo, a sus 74 años, no hace esto sólo por el dinero. Especialmente cuando se sienta detrás de la batería y toca en tándem con Gregg Bissonette, está en su salsa. Y si el jefe está contento, los demás también. Es un gusto ver a estos veteranos de tantas batallas tocando con un sonido orgánico y un groove relajado y perfecto, disfrutando de cantar a tres voces en un mismo micrófono e intercambiando solos que combinan feeling y virtuosismo. Por Claudio Kleiman | Foto de Agustín Dusserre
Blur |Tecnópolis, Buenos Aires |11 de octubre
El show empezó con "Go Out", una especie de funk distópico atravesado por pequeñas tormentas distorsivas y coros radiales, en el que Damon Albarn compone una fábula solitaria y masturbatoria mientras Graham Coxon le arranca sonidos ácidos a su guitarra como un soldador en trance. El setlist siguió con "There’s No Other Way", el primer hit de la historia de Blur, pero alterado por la nueva naturaleza de la banda. Si la presentación en Argentina en 2013 había sido un viaje a los años felices del Britpop, el show de Tecnópolis fue el mapa de su evolución en una banda más compleja y sofisticada, más rara, con un sonido que hizo del pasado una experiencia evocativa pero transformadora, comandada por un viajero excéntrico y con un diente de oro. Por Juan Morris | Foto de Agustín Dusserre
Ozzy Osbourne | Ciudad del Rock, Buenos Aires | 2 de mayo
Acompañado por músicos jóvenes, Ozzy, de 66 años, sorteó sus achaques con histrionismo y capitalizó el feedback del público. En "Mr. Crowley" bañó a los fans con una manguera de espuma mientras sonreía, aniñado y diabólico. En "War Pigs" se detuvo emocionado a mirar a la tribu metalera, que coreaba el riff del tema completamente enloquecida. Por Claudio Kleiman | Foto de Segismundo Trivero
Jungle | Niceto Club, Buenos Aires | 15 de mayo
Los 60 minutos que duró el show de Jungle en Buenos Aires fueron una experiencia física. En vivo, el colectivo liderado por Josh Lloyd-Watson y Tom McFarland hacen del audio disco-no-disco una energía poderosa y sutil, y convirtieron a Niceto en la pista caliente de un club londinense por una noche. Las percusiones se mantienen como un latido en el piso hasta que empiezan a crecer, modificando la temperatura de la canción. El bajo es un goteo milimétrico que alimenta ese groove envolvente y a la vez liviano, porque aunque la música que hace Jungle es de raíz negra, logran que todo suene blanco, bailable e hipnótico. Por Juan Morris | Foto de Nicolás Faig
Belle and Sebastian | Gran Rex, Buenos Aires | 20 de octubre
En su segunda visita a Buenos Aires, Belle and Sebastian atacó directo al corazón de la tribu indie: comandada por Stuart Murdoch, que a los 47 años mantiene con elegancia su espíritu de Peter Pan tierno y discreto, la banda escocesa desplegó en el Gran Rex un repertorio infalible, lleno de estribillos radiantes: "I’m a Cuckoo", "Piazza, New York Catcher" (conocida por muchos a partir de la banda sonora de La joven vida de Juno), "Another Sunny Day", "The Boy with the Arab Strap", "Legal Man". Belle and Sebastian enamoró y prometió volver. Por Alejandro Lingenti | Foto de Santiago Cichero/AFV
Pearl Jam | Estadio Ciudad de La Plata | 7 de noviembre
Poco después de las 21 horas, cuando la voz cavernosa y pregnante de Eddie Vedder se proyecta desde un escenario todavía a oscuras, el Estadio Ciudad de La Plata titila de modo tenso sobre la intro de "Pendulum". Es un comienzo tenue y matizado sobre un piano dramático y la guitarra de Mike McCready, que es acariciada suavemente con el arco de un arpa, como si Pearl Jam estuviera carreteando antes de un largo viaje de tres horas por su historia completa, que en su cuarta visita a Argentina –y a diez de su debut memorable en Ferro–, atesora acá uno de sus puntos de mayor ebullición. "Tienen una gran ciudad, nuestros corazones desean siempre volver aquí", dijo Vedder en un costoso español, un rato después, antes de tocar una efervescente versión de "Even Flow" que McCready termina despedazando con su guitarra enroscada en la nuca. Por Juan Barberis | Foto de Theo Lafleur
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