Tiene 20 hijos y se manifiesta en contra de la práctica del aborto. Le dicen "El maestro", no por su fecundidad sino por ser uno de esos próceres de la música tropical que convoca multitudes y que es respaldado por una trayectoria de 30 años que celebrará hoy a las 22 con un concierto transmitido en streaming desde la Usina del Arte y al que se accederá desde la plataforma passline.com. "Son 33 años de carrera", corrige Antonio Ríos, dejando en claro que no piensa resignar un solo día de su enorme camino en el universo de colores refulgentes de los acordes populares.
Más de 30 años de éxitos es el nombre del nuevo espectáculo en el que desandará un largo camino y en el que no faltarán temas como "La gata" o "Nunca me faltes". "Tenemos poco laburo, por eso todos los músicos estamos pidiendo que nos dejen hacer algo", dice a LA NACION el hombre nacido hace 66 años en La Escondida, Chaco. Podría afirmar que conviven en él tantas vidas en una sola y que es sobreviviente de algunos accidentes, el último hace cinco años en una ruta cubierta de hielo en Santa Cruz cuando la camioneta que manejaba patinó y terminó dando varios tumbos. Ríos salió ileso, como de tantas aventuras de su vida.
Afincado en Ezeiza, aunque lo suyo es la vida nómade, sabe que aquel mote con el que lo bautizaron los fans es también una responsabilidad: "Primero canté en el grupo Sombras, luego en Malagata, pero cuando decido largarme como Antonio Ríos, nadie daba dos pesos por mí. Pero salgo y pego con todo, entonces el productor de la discográfica me preguntó cómo me llamaban los chicos que recién salían a tocar. Yo le dije que cuando me saludaban me decían: ´Hola maestro, ¿cómo está maestro?´. Entonces decidió que ese sería mi apodo: Antonio Ríos, el maestro".
Una gitana con la que se cruzó hace décadas le sugirió las joyas de oro en sus manos para atraer la fortuna y le auguró un camino de éxito: "Le pegó en todo", reconoce este hombre que sufrió los embates de la pobreza y no se le cayeron ninguno de aquellos anillos más humildes cuando tuvo que trabajar en rubros bien alejados de la escena. Cabello largo, sombrero, bigote. Sellos tan auténticos como su música. Es un innovador, el responsable de teñir con rock los sonidos de la cumbia norteña.
"Acá me dicen El maestro, pero en Chile soy El rey", se ufana no sin razón el cantante que desafió al famoso "monstruo", como llaman al público del Festival de Viña del Mar: "Estuve en 2001, fue impresionante, me dieron la Gaviota de Oro y la de Plata. Cuando entré me temblaba todo el cuerpo. ´Si me rajan de acá, me muero´, pensaba para adentro. ¿Viste que a Xuxa la rajaron?".
-Abandonó el escenario llorando.
-Fue una semana antes de mi presentación, por eso tenía tantos nervios.
Desafió a ese público que lo convirtió en un ídolo local, al igual que en Argentina donde miles de personas asisten a sus shows multitudinarios en boliches o grandes tinglados. Son esos mismos fans los que acompañan su nutrida producción discográfica: "Tengo el Disco de diamantes por ser el artista más vendedor en Argentina".
Sus convicciones
Entre sus veinte hijos se cuentan los biológicos y "los del corazón", como él define a ese vínculo entablado con quienes no llevan su sangre y que él decidió acompañar en su crianza. Ríos habla de su vida personal con la naturalidad de quien la transita con elecciones propias, fiel a su naturaleza y valores. Alguna vez dijo que hasta los 35 solo había tenido dos descendientes y que el éxito arrollador lo condujo a una vida con mayores libertades y algo de caos. "Tengo 17 hijos y 3 del corazón. En realidad, tengo más hijos del corazón, pero con veinte estamos bien".
-¿Tuviste cinco parejas estables?
-Más o menos, por ahí.
-¿Más o menos?
-Si.
-¿Es cierto que nunca utilizaste preservativos?
-No, no.
-¿Por qué? ¿Pensabas que te impediría cierto disfrute en una relación?
-Por supuesto, sino no tenía gracia.
-El preservativo, además de la prevención de un embarazo, minimiza el riesgo de contraer enfermedades.
-Mi última hija tiene 17 años y las otras chicas no se quedaron embarazadas.
-Lo que me querés decir es que no todas las chicas con las que tuviste una relación quedaron embarazadas.
-Claro. Las otras se querían quedar embarazadas.
-Es decir que ellas eran las que se tenían que cuidar y no vos.
-Claro. Yo les preguntaba si se cuidaban, me decían que sí, pero era mentira, no se cuidaban.
-¿Cómo es el vínculo de un padre con sus veinte hijos?
-Los veo a todos, me llevo muy bien porque soy un papá presente. Estuve ausente cuando me tocaban las giras por el interior, pero siempre que estuve en Buenos Aires, los vi a todos.
-Hay que tener una energía importante para criar y mantener a veinte hijos.
-Mi padre me dijo: "Hijo, si alguna vez dejás a una chica embarazada nunca matés a tu hijo, eso es lo peor que podés hacer". Por eso a mí nunca se me dio porque aborten. Cuando me decían que querían abortar yo les decía que no: "Si es mi hijo, cómo lo vas a matar". ¿Me entendés? No lo hacía por machista ni nada por el estilo. Hoy se pide por la ley del aborto y no estoy en contra porque cada uno opina como quiere, pero yo soy muy creyente y pienso que Dios nos da la vida y nos la quita. Es así. Tengo hijas que llevan su pañuelito verde, tampoco voy a ir en contra de mis hijas".
Supervivencia
Sus 33 años de carrera fueron marcados por la lucha, la perseverancia y el convencimiento sobre su vocación y sus virtudes: "Me me costó llegar. Empecé a los 13 años y a los 21 dejé porque me casé".
-¿A qué te dedicaste?
-Trabajaba en el rubro de la curtiembre 14 horas por día, porque en la música, en ese entonces, no pagaban. Sigue sucediendo hoy, si no sos famoso no cobrás. Antes nos decían: "Vengan muchachos y hagan una prueba. Si a la gente le gusta lo que hacen, los contratamos". Pero terminábamos de actuar, muchas veces hasta tres entradas de 45´, la gente nos aplaudía, pero igual nos decían: "No gustó mucho", para no tener que pagarnos nada. Ni para el flete nos daban, teníamos que poner plata de nuestro bolsillo.
-Esa lucha y perseverancia es un gran mensaje para alguien que se inicia.
-Claro. A los 25 volví a la música. En esa época, mientras seguía en la curtiembre, tenía una verdulería donde trabajaba la madre de mi hijo Diego. Yo me dedicaba los fines de semana a atender el negocio, pero cuando empecé de nuevo con los bailes, se me armó lío.
-¿Se acabó el matrimonio?
-Me dijo mi mujer: "Vos sabés Antonio que si volvés a la música nos separamos ya". Mis compañeros le pedían que me dejara, yo quería tener mi futuro en la música, hasta me habían ofrecido grabar un disco.
-¿Cambió de opinión tu mujer o se separaron?
-Cuando volví de actuar, volvía de las actuaciones y me preguntaba si había traído plata, yo le decía que me iban a pagar tres días después del show. Se enojaba mucho, hasta me dijo que no iba a dormir más con ella, así que me empecé a autopagar.
-¿Cómo es eso?
-Como ganaba muy bien en la curtiembre, no me costaba nada pedirle un adelanto a mi patrón o sacar algunos manguitos cuando atendía la verdulería. Entonces, los fines de semana le daba a mi mujer 300 o 400 pesos.
-¿Ella pensaba que era el cachet de las actuaciones?
-Hice eso desde los 25 hasta los 33 cuando pegué un éxito.
-¿Cómo reaccionó tu mujer cuando le diste el supuesto primer pago por un recital?
-Me preguntó, como siempre, si había traído plata. Le dije que sí, que se fijase en el bolsillo del pantalón. Cuando vio el dinero me dijo: "Así vale la pena que te vayas, no te jodo más".
-Actualmente, ¿tenés novia?
-Estoy solterito.
-El descanso del guerrero. ¿Te gustaría formar una pareja?
-Sí, sería lindo. Mis hijas no quieren, pero uno no quiere morir solo.
Cuando quiso conquistar apeló a sus dotes musicales. "Nunca me faltes", uno de sus grandes hits, nació a partir de su vocación de seductor: "La escribí en un auto".
-¿Es cierto que la compusiste en diez minutos?
-Sí, gracias a Dios fue un golazo. Ese tema me llevó a recorrer el mundo.
"Nunca me faltes, nunca me engañes, que sin tu amor, yo no soy nadie". Cuando El maestro canta esas estrofas los bailes estallan ante el himno consagrado. "Los autores pensamos que eso es un don y que Dios te tira de arriba una letra. A veces, un tema aparece y sale en cinco minutos. Otras veces, uno se pone y puede tardar meses en terminar una canción. Es algo mágico".
Cuando su padre se quedó sin trabajo en Chaco, fue Villa Fiorito, el pago de Diego Armando Maradona, el destino en busca de un futuro mejor. Sin embargo, un ACV le impidió seguir manteniendo a sus hijos que debieron salir a buscar el sustento. Eran tiempos donde el cantante soñaba con ser goleador de El Porvenir. Antonio tenía diez años cuando lustraba zapatos, junto con su hermano, en la entrada de los estadios y clubes donde cantaban ídolos como Palito Ortega o Sandro: "Cuando mi viejo se recuperó no lo dejamos trabajar. Murió a los 82 y mi mamá a los 81".
-Cuando escuchabas esos shows desde la puerta, ¿soñabas con verte arriba de un escenario?
-Sí, más vale. Yo empecé a cantar a los diez años. Siempre pensaba: "Alguien me va a ver alguna vez". Pero no se daba. Es como el dicho que dice "persevera y triunfarás", porque, aún cuando no me pagaban, me gustaba que la gente me aplaudiera y sacarme fotos con todos.
-¿Disfrutás tu presente?
-Estoy feliz que me tengan allá arriba. Me pone bien que mi música le guste a gente de distintas edades.
-En una fiesta de cualquier estrato social se escucha música tropical, sin embargo no siempre el género cuenta con buena difusión. El artista que transita este género, ¿tiene que romper barreras y prejuicios?
-Siempre nos han tenido como un género no tan bueno, sin embargo, nos contratan en las fiestas y todos bailan las canciones.
-¿Esa discriminación tiene que ver con que es una música consumida por los sectores sociales menos favorecidos?
-Antes nuestra música solo sonaba en las bailantas, junto con el chamamé. Ahora nos pudimos meter un poco en los boliches. Al chamamé no le sucede lo mismo. Decían que en la bailanta había droga y alcohol, pero eso también sucede en el rock y en todos los rubros.
-Aunque los referentes con tus años de trayectoria no son tantos, ¿cómo manejás la competencia con tus colegas?
-Me llevo bien con todos, aunque siempre hay alguno que puede tirar palos, pero no hay que darle bola.
-¿Tenés en cuenta las críticas?
-No les doy bola porque yo tengo contras, ¿me entendés? Sé que vienen de ese lado.
-¿Quién te hace la contra?
-No te voy a decir.
-¿Un colega?
-Ex colega, porque no existe, entonces tira palos. Yo siempre me despedí mal de los grupos en los que estuve.
-Por ahí viene la cosa. Estuviste en Green, Sombras y Malagata.
-Con Green no grabé nada, no existió. Después estuve en Malagata y ahí sí me traicionaron, pero no les guardo rencor, aunque digo mi verdad siempre.
-¿Por qué decís que te traicionaron?
-Porque yo era el dueño y cuando tuve posibilidad de ir a México no quise dejarlos solos porque soy buena gente, hubiera sido una actitud egoísta abandonarlos en pleno éxito. Pensaba que de arriba me podían castigar por malo o soberbio. Pienso así.
-Tu fe en Dios atraviesa tus decisiones.
-Sí, pero cuando ellos me tuvieron que dejar afuera, ni lo pensaron. En México me dijeron: "Antonio, que pena que no pienses en ti, porque dentro de tres o cuatro años, los de la banda te van a cambiar".
-¿Sucedió eso?
-Así pasó. Se había puesto de moda Comanche y me cambiaron por un pibe joven.
-¿Por qué te fuiste de Sombras?
-No me rajaron, pero me abrí porque discutimos. Con Sombras somos amigos y de los chicos de Malagata soy amigo, menos de uno que fue el que provocó mi salida.
-En un punto fue algo positivo. Tenés una carrera solista muy exitosa.
-Sí, pero mucha gente no sabe mi historia.
-¿Aceptarías ser jurado de Cantando 2020?
-Sí, me encantaría.
-¿Y serías participante?
-Me encantaría más aún.
Nietos y bisnietos rodean a este hombre que vivió la vida a su modo. Cuando su carrera estuvo en lo más alto, no dudó en comprarse autos de alta gama y disfrutar de los placeres terrenales que la infancia le negó. "Sigo siendo el maestro", dice en un tema. Y ninguno de sus fans lo pone en duda. "Que Dios te bendiga mucho", se despide fiel a sus creencias y a esa fe en un destino donde hay mucho de esfuerzo y otro tanto de designio de las divinidades.
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