Andrés Ciro volvió a los estadios con Los Persas
Cerca de 30.000 personas agotaron las entradas de su concierto más multitudinario desde la disolución de Los Piojos
Andrés Ciro planea sobre el escenario. Su saco plateado contrasta con mil luces. Su brazo derecho crea un círculo en el aire. La canción que lo mantiene en ese trance histriónico es "Arco", del segundo disco de Los Piojos, Ay ay ay, producido allá por 1994. Baila, salta, se sacude. De pronto, comienza a girar. Y le cuesta parar. Extasiado, desprende tiras de su saco y las arroja al público. "Movete así, movete así."
Treinta mil almas acompañan su magia: colman y sacuden la cancha de Ferro, en su primer concierto en un estadio abierto junto a Los Persas, su banda desde que rompió con Los Piojos tras aquel agónico último ritual en River, hace casi cinco años, cuando anunciaron un "parate por tiempo indefinido".
Con entradas agotadas desde hace una semana, el ex líder de la banda de El Palomar se presentó el sábado por la noche en un show donde hubo disfraces, bailarinas colgando sobre el escenario y hasta la presencia de "Micky" Rodríguez, ex bajista de Los Piojos, que hizo su aparición abrazado de Ciro, para cantar juntos el clásico "Tan solo".
Pasado el mediodía, los primeros ansiosos comenzaron a llegar. Las calles de Caballito se poblaron de automóviles que colapsaron los alrededores del estadio. Promediando el inicio del recital, anunciado para las 21, muchos piojosos deambulaban por las ventanillas haciendo un último intento, suplicando la venta de un ticket, sin poder ver -sin querer ver- los carteles de entradas agotadas frente a sus ojos.
Como respuesta a las banderas que no dejaban de flamear, poco antes de las 22 se apagaron las luces y comenzó a sonar "Banda de garage", del primer disco de la banda, Espejos (2010). Le siguieron "Barón Rojo", de 27, el segundo álbum, lanzado dos años después. Y el tercer tema, como para congraciarse con la fidelidad del público piojoso que honró al grupo por más de 20 años, fue "Arco".
El piso de plástico que recubría el pasto de la cancha temblaba. El pogo comenzaba a los pies del escenario y recorría todo el campo, hasta el otro extremo. Las plateas acompañaban repletas.
Fueron más de 30 canciones que incluyeron temas de los dos discos de Ciro y Los Persas: "Antes y después", "Servidor", "Vas bailar" e "Insisto", del primero, y "Me gusta", que tocó junto a su hija Manuela; "Mírenla"; "Ciudad animal", y "Caminando", que cantó acompañado de su otra hija, Katja. Del repertorio piojoso, algunos de los elegidos fueron "Luz de marfil", "Como Alí", "Morella", "Canción de cuna", "Pistolas", "Genius", "Pacífico" y el mítico "El farolito".
Jóvenes, adultos, familias enteras: los piojosos respondían ante cada envión de su líder, el Rey Persa, que a sus 46 años desplegó todo su poderío durante más de tres horas de show. "Una fiesta, muchísimas gracias por volver a los estadios", resumió, sobre el final.
En la pantalla, y de espaldas al cantante, se veía la imagen que lo acompañó todo el recital y que forma parte de su último video, "Caminando": una emulación de La última cena, donde Ciro caracteriza a ocho personajes a la vez. Es obrero y policía; es "Cacho", de la película Esperando a la Carroza, y hasta es mujer. Es todo lo que él quiera ser. "El que no se conforma sabe que puede doler", gritó Ciro como un alarido frente a 30.000 fanáticos en Ferro. Y esta vez no dolió.