Andrés Calamaro y un show para el olvido: "Perdón, Cochabamba, estuve horrible"
Dentro de la gira de presentación de su último álbum, Cargar la suerte, Andrés Calamaro ofreció esta semana un show en un hotel de Cochabamba, en Bolivia, en una actuación que defraudó no solo al público sino, al parecer, también al propio artista.
"Perdón, Cochabamba. Estuve horrible. No me encontré a gusto nunca, no podía ni respirar. Lo siento y soy sincero. Perdón a mis compañeros, público y empresa en Bolivia", escribió el autor de "El Salmón" horas después del show en su perfil de Facebook.
Ante diversas críticas que apuntaban a una deficiente interpretación vocal del repertorio, el músico optó así por dar su opinión respecto a los posibles motivos de su poco meritoria actuación.
En un segundo posteo, Calamaro siguió: "Perdona, Cochabamba. Estuve horrible. Hace muchos años que no ofrecía un concierto tan flojo, ni podía respirar. No me levanté con el pie derecho esta mañana. Me asumo con 'lo peor de los buenos artistas'. Lo de recién fue una pesadilla, no tengo excusas. La verdadera pesadilla que es no tener buenas sensaciones en el escenario. Ni la altura es excusa, ni los horribles teléfonos en alto, ni el sitio ni el escenario; mía es la responsabilidad. Tampoco va a ser siempre bonito e inspirado como en Sevilla ni eficacia como en Valencia pero siempre lo intentamos. Caballo viejo y cansado. No es fácil cumplimentar responsabilidades que no son pocas; estar a la altura de las expectativas así sean escasas o demasiadas. Son muchos años cantando y están todos en los pulmones y en la garganta", dijo.
Tras ello, el cantante comenzó, de cierto modo, a excusarse con una dosis de ironía y llegó a comparar sus shows con los espectáculos taurinos. "España fue una muy bonita temporada, pero habrá que remontar la de barriletes que me esperan este año y el próximo. En el escenario soy toro y torero, no tengo excusas ni a quien echar culpas, tampoco basta con la voluntad y la buena disposición. Llegar con lo justo, esperando la 'aparición del duende lorquiano' no siempre alcanza. Esta noche debería ser una advertencia que confirma lo que, en el fondo, yo sé. Asumir la voz cantante todo un concierto -que es mayormente cantado- exige capacidades extraordinarias; puedo escribir, puedo grabar, puedo conversar… Pero para cantar tanto estoy en mi límite y pasa lo que pasa, lo que pasó. Esto es 'alta competición' (entre comillas porque no competimos sino conmigo y con lo que se espera de mí), las noches tienen que ser todas muy buenas y son muchas. Perdón Cochabamba, todos se merecen lo mejor de mí", insistió.
Pasaron las horas y el artista, que acaba de regrabar junto a Alejandro Lerner una versión de "Juntos para siempre", tema emblemático de este último y que fue cortina musical de la serie de los 90, La banda del Golden Rocket, siguió con la polémica.
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Durante su estadía en Bolivia, Calamaro había escrito a diario una especie de resumen del viaje con sus experiencias en esta localidad, en las que llegó a mencionar sentirse sorprendido "por el encanto y la belleza de las mujeres" del lugar. Tras el frustrado concierto, el artista volvió a cargar su pluma y realizó una nueva publicación en la misma red social.
Esta vez, en lugar de referirse a la localidad boliviana por su nombre, recurrió a un juego de palabras. "Día cuatro. Coche Bomba, SCDLS", escribió. Y publicó un extenso texto con sus conclusiones.
"Caramba con anoche, cosas que pasan. No se si fue el oxígeno, el humo del tabaco, la extraña disposición de mesas con camareros sirviendo bebidas o el matorral de teléfonos demasiado presentes; no es lo mismo un buen celular en la distancia que un flash adelante mío porque nos hacen sentir atracciones de circo o caricaturas. No son pocos los artistas que exigen presentarse sin telefonía portátil activa, en el teatro está terminantemente prohibido lo mismo que en el cine. Advierto una fiebre de filmarlo todo pero en el primer tramo de la gira no fue un problema tan visible", dijo.
En su posteo, continuó: "Cuando un espectáculo nos defrauda podemos protestar con pitos y abucheos, como ocurre en las corridas de toros, incluso con un espeso silencio. No siempre las condiciones resultan ideales, ideales son las menos. Trapío, bravura, condiciones a los morlacos, y ejecución artísticas a los toreros. Tanto se exige. Un buen concierto flamenco dura veinte minutos, y la diferencia entre uno extraordinario -y otro 'apenas bueno'- es muy sutil. En este momento de mi vida musical solo espero buenas sensaciones en el escenario, no solamente espero gustar al público, quiero gustarme yo también. Sé que, para no pocos, bastaría con cantar las canciones que esperan escuchar, soy mas exigente que eso y me gusta cantar bien todo, escucharme bien, percibir un buen ambiente, tocar en buenos sitios, y volver habiéndome vaciado. Si vamos al cine (si siguen existiendo cines en tu ciudad) no reclamamos el monto de la entrada después de haber visto la cinta, por mucho que haya sido un trullo o no la hayamos disfrutado. Lo mismo con los toros o con el fútbol. Si nuestro equipo pierde el partido jugando mal, volvemos llorando a casa pero no reclamamos el dinero a los futbolistas, que tampoco cobran un porcentaje de la taquilla. No sé cuantos recitales vieron ustedes (conciertos), yo vi cientos. Fui cientos de veces al cine, a la plaza de toros, a conciertos y a festivales. No todos me gustaron por igual y fueron muchos, en el peor de los casos me levanté y me fui a tiempo para encontrar taxi y un sitio abierto donde cenar".
Finalmente, el ex líder de Los Rodríguez consideró que "protestar desde el teclado no es gran cosa y demasiada gente lo hace entonces le baja el precio a las opiniones de todos; a veces escribimos para descargar en las teclas nuestros bajos instintos no satisfechos. Anoche era la oportunidad de responderme con silencio o silbatina. Mañana es tarde".
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