Andrea Álvarez: su “conexión especial” con un miembro de Soda, los abusos sufridos y su crítica al feminismo
La baterista presenta su nuevo disco y reflexiona sobre cómo se animó a “romper moldes” en la música
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Sin necesidad de grandes anuncios, su presencia se impone. Zapatillas de plataforma, un estilo y una melena que gritan rock, pasos cortos pero decididos, como quien sabe exactamente a dónde va. Andrea Álvarez llega a LA NACIÓN para hablar de su nuevo álbum, La cadena del mal, que presenta este viernes 4 de octubre en The Roxy Live, Niceto Vega 5542.
“El rock me ayuda a sacar el enojo y convertirlo en algo que valga la pena”, suelta con seguridad. No busca seguir la corriente ni agradar a todos. En sus cuatro décadas de carrera, Álvarez tocó con los grandes del rock local, como Charly García, David Lebón, Soda Stereo y Divididos, y con figuras de otras latitudes, como Celia Cruz y Tito Puente; su carrera siempre estuvo marcada por sus convicciones.
“Quería tocar, ser la mejor y no pensaba mucho en ser mujer en un ambiente de hombres”, confiesa. No fue fácil abrirse paso en un mundo dominado por hombres, pero Andrea nunca se vio a sí misma como militante. Para ella, el rock no es solo música, es un espacio que ganó nota a nota, sin concesiones. “No me interesa la queja, me interesa hacer”.
—Tocaste durante mucho tiempo con Soda Stereo, Charly García, Divididos y David Lebón. ¿Cómo fue ese recorrido en un mundo mayoritariamente masculino?
—Fue desafiante, pero no lo viví como abrir camino. Quería tocar, ser la mejor percusionista, y no pensaba en ser mujer en un ambiente de hombres. Quería ser parte de las mejores bandas, como Soda Stereo, y lo logré. Eso implicaba romper muchas normas: ser una mujer tocando batería en el rock argentino era raro, pero no me veía como militante, sino como una música que quería ocupar un espacio.
—Estuviste con Soda Stereo en la etapa de Canción Animal. ¿Cuál fue el momento más significativo?
—Los ensayos y los recitales fueron lo mejor. También estuve en el último show cuando recibieron el premio a la Personalidad del Año. Esa noche fui la baterista, porque Charly [Alberti] ya se había ido. Fue la última vez que los tres estuvieron juntos en un escenario.
—¿Cómo era tu relación con los miembros de la banda?
—Me llevaba bien con todos, pero siempre tuve una conexión especial con Charly Alberti. Lo conocí desde el primer recital de Viuda e Hijas. Siempre fuimos amigos. Con Gustavo [Cerati] también tuve una buena relación. La decisión de irme fue personal. Sentía que era el momento de seguir mi propio camino.
Nuevo disco
En agosto, Andrea lanzó La cadena del mal, un álbum introspectivo que aborda temas como la muerte, los abusos y la resistencia ante las adversidades. Con 11 canciones que retratan las experiencias más íntimas de su vida.
—Es tu mejor disco, eso dijiste.
—Fue un proceso muy intenso y personal. Este disco es mi resistencia, mi homenaje personal al rock. Perdí a mis padres, varios amigos y a mis dos perros en poco tiempo. Es por lejos mi trabajo más auténtico y visceral.
“Dos Minutos” es una de las canciones del álbum. ¿Qué quisiste expresar?
—Habla de esas decisiones rápidas que cambian todo. Soy una persona que reacciona de repente, pero el tiempo me enseñó a evitar las situaciones que no me interesan y no me hacen bien.
—Hablás de tus vivencias, de la muerte de seres queridos, pero también de abusos...
—Son las experiencias que más influyeron en mi vida y me marcaron profundamente. La pérdida de mis padres, de amigos y de mis perros me transformaron. Y a lo largo de mi vida enfrenté muchos abusos, tanto de poder como emocionales, y todo eso está presente en este disco.
—Mientras se gestaba este álbum sufriste varias pérdidas en simultáneo ¿Hiciste catarsis en tus canciones?
—Claro. Fueron momentos muy duros. Mis padres y mis perros tuvieron demencia senil al mismo tiempo. Mi hermano y yo los cuidamos y fue un desgaste terrible. Ver cómo se apagaban lentamente fue lo más difícil.
—Los abusos también marcaron tu carrera y tu vida...
—Pasé por muchos abusos de diferentes tipos, no todos fueron abusos de género. Hay abusos de poder, emocionales, de situaciones en las que estás en inferioridad. Y mi mensaje es que lo más importante es cómo te levantás, los superás y seguís adelante.
—Alguna vez dijiste que tu música le cambió la vida a algunas personas. ¿Hay alguna historia que te haya marcado?
—Sí, claro, tengo un montón de historias increíbles, pero en este momento la primera que se me viene a la cabeza es la de un hombre que me contó que fue abusado de niño y que mi canción “Tierra colorada” lo ayudó a asumirlo y hablar de eso que tenía bloqueado. Y otra más feliz fue la de una madre que me contactó para contarme que su hija había empezado a tocar la batería luego de ir a uno de mis shows y hoy es una baterista súper conocida. Esas cosas te llenan el alma.
Incorrección y cupo femenino
Álvarez está consolidada como una voz crítica respecto de las “desigualdades en materia de género” y la “falta de apoyo a los artistas independientes” y la “deficiente gestión cultural” en la industria musical local. De hecho, fue una de las artistas que participó en el debate por la Ley de cupo femenino que exige un 30% de mujeres sobre los escenarios en los festivales.
En 2019, fue una de las cantantes que salió al cruce de las declaraciones del productor de Cosquín Rock, José Palazzo, cuando este afirmó: “No hay talento suficiente para cumplir con el cupo femenino”. La respuesta de la baterista fue contundente: “Es una excusa más para no dar espacio a las mujeres en la música”.
—¿Qué opinás sobre las políticas culturales y el apoyo a los artistas en Argentina?
—Hay mucho por mejorar. Es necesario que los organismos culturales funcionen bien y apoyen realmente a los artistas independientes. A menudo, los recursos se pierden en burocracia y no aportan nada a la creación artística. No pido que eliminen estos espacios, pero sí que funcionen de manera más eficiente y justa.
—Mencionaste que te frustra la falta de apoyo a los artistas independientes. ¿Qué proponés?
—Es fundamental crear más espacios de difusión para artistas independientes, no solo en festivales, sino también en los medios, como radios y televisión. Además, se necesita una gestión más transparente y equitativa de los recursos disponibles.
—Estuviste en el primer acto del Ministerio de la Mujer en 2019. ¿Te considerás militante?
—Toqué en ese acto, fue un lindo espectáculo desde lo musical, pero sentí que había mucha sobreactuación y personajes que no aportaban nada. Me di cuenta de que no encajo en esos espacios de militancia política. Yo milito desde la música y las causas que creo, no desde los partidos.
—También rechazás la cultura de la cancelación. ¿Qué te molesta de este fenómeno?
—Detesto la cultura de la cancelación, nadie tiene el derecho de cancelar a otro. No quiero que nadie me imponga cómo debo pensar o actuar. Es una forma de sobreactuar y desviar la atención de lo que realmente importa. Por eso escribí “Policía de la corrección”. No me interesa quedar bien con nadie, me interesa ser auténtica. Las personas que actúan con falsa indignación, solo por figurar o por miedo a ser canceladas, me parecen patéticas. Prefiero decir lo que pienso, aunque me cueste estar fuera de ciertos espacios. La música es mi forma de expresarme y de resistir estas imposiciones.
—Dijiste que sos incorrecta para algunos movimientos, incluso dentro del feminismo. ¿A qué te referís?
—Ser incorrecta es no encajar en las expectativas de ciertos movimientos. Apoyo las causas en las que creo, pero no me gusta cuando sobreactúan o se convierten en “quioscos” de causas justas. Milité por el cupo femenino porque vi a quién le molestaba y entendí que era importante, pero no soy parte de un feminismo de cotillón.
—También dijiste que el feminismo no debería ser un “estilo” en la música...
—Claro. No quiero estar en un festival de mujeres solo por ser mujer; quiero que valoren la calidad de mi música. Mi banda y yo trascendemos más allá de eso. No quiero que ser mujer en la música sea un “estilo”. Prefiero que reconozcan mi trabajo, no que cumpla una cuota.
—Hablaste de autenticidad. ¿Qué significa para vos?
—Ser auténtica es no tener miedo de decir lo que pienso, de actuar según mis principios, aunque eso me deje afuera de algunos espacios. No me interesa quedar bien con nadie. Prefiero ser honesta y fiel a mí misma. Hay gente que sigue modas o actúa con falsa indignación para figurar, y eso no va conmigo.
—¿Qué opinás de las críticas en las redes sociales?
—No lo tolero. Hoy la crueldad y la falta de empatía están de moda, tanto en el poder como en las redes. Y muchas veces nadie frena eso. Algunos usan la crueldad para llamar la atención, pero no voy a dejarlo pasar.
—¿Cómo manejás tu influencia como artista?
—No me siento tan influyente como algunos creen. Si lo fuera, tocaría en lugares más grandes. Quiero que me vean como alguien que toca desde la verdad y la autenticidad. No pienso en grandes escenarios, pienso en las conexiones que puedo generar con la gente. No me interesa llenar estadios. Me encantaría tocar en lugares donde el público se conecte con lo que hago.
Futuro en pausa
—¿Vas a salir de gira con el nuevo disco?
—Me encantaría, pero por ahora no tengo nada planeado. Me gustaría recorrer todo el país, pero organizar algo grande no depende solo de mí. Estoy abierta a cualquier oportunidad, pero me cansé de pedir en los lugares equivocados. Prefiero que mi música hable por sí sola. No importa el tamaño del lugar, solo que tenga buen sonido y condiciones para mi banda.
—Estás trabajando en un documental, Las chicas están bien. ¿Cómo avanza ese proyecto?
—Empezamos a grabar, pero las historias que recogimos no tenían la fuerza que buscaba. Había buenos relatos, pero a veces les faltaba coraje para jugársela. El director incluso me sugirió hacer uno solo sobre mí, pero no quiero eso. Quiero algo que yo misma hubiera querido ver a los 15 años. Por ahora seguimos buscando cómo darle una vuelta, pero llevará tiempo.
—¿Volverías a tocar en otras bandas?
—Depende, si el proyecto me gusta, lo hago. Antes de la pandemia toqué con Natalia Oreiro y Draco Rosa y la pasé muy bien. No hago nada solo por dinero; no hay plata que pague un disgusto. Si el proyecto no me convence, prefiero retirarme.
Andrea Álvarez presenta La cadena del mal. Lugar: The Roxy Live (Cnel. Niceto Vega 5542). Fecha: viernes 4 de octubre. Entradas disponibles en AllAccess
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