Andrea Álvarez: "No sabía cómo decirle a mi mamá que iba a cobrar menos por ser mujer"
Suena su celular por quinta vez en lo que va de la entrevista. "No voy a atender. Ahora resulta que todos me llaman ¿Sabés por qué? Porque saben que si me pinchan un poco yo hablo enseguida y se arma un quilombo bárbaro", se ríe Andrea Álvarezque, justo en este día, es la persona más buscada por los medios. El productor cordobés José Palazzo acaba de decir que si fuera obligado a poner a un 30 por ciento [de mujeres] en el escenario de su festival, el Cosquín Rock, "tal vez no lo podría llenar con artistas talentosas y tendría que llenarlo por cumplir ese cupo". La polémica estalló en las redes sociales, pero también en la televisión. "Me llamaron para que vaya a Intratables, pero sinceramente a mí me parece un programa horrendo. El tema es que si no voy yo, va otro. No sé, ¿a vos qué te parece?", pregunta.
Esa misma noche, luego de la entrevista con LA NACION, Álvarez, baterista, compositora y cantante que supo acompañar en distintas etapas de su carrera a artistas como Soda Stereo, Divididos, Charly García, Attaque 77 o Los Rodríguez, finalmente fue al programa de América junto a su amiga Celsa Mel Gowland, la cantante que redactó e impulsó el proyecto de ley de cupo femenino y acceso de artistas mujeres a los escenarios argentinos. "El Cosquín Rock es un festival cabeza de termo, muy conservador desde hace años. Desde el año pasado, al hablar de la ley de cupo, aparece la mujer en la música como tema, porque no nos miraban y ahora se pone en evidencia que no nos miraban", dijo Álvarez en la TV ante la mirada del conductor Paulo Vilouta, quien minutos antes le había hecho un chiste al límite al preguntarle si era cierto que a ella la llamaban "persecusionista", en vez de percusionista.
En esta sala de ensayo de Caballito, Álvarez da clases de batería mientras prepara un documental sobre la historia de la mujer en el rock, Las chicas están bien. "El documental comienza con mi necesidad, al ser una niña, de ver mujeres en el escenario. Desde chica siempre me gustó la música y por ahí veía la tapa del disco de PorSuiGieco y me preguntaba por qué nombraban a Porchetto, a Sui Generis y a León Gieco, pero no a María Rosa Yorio, cuando además de estar en la foto de tapa, ella era la que cantaba el tema que más me gustaba".
Álvarez muestra entonces en su tableta un avance del documental, con el que busca financiar el proyecto. Allí se ven los testimonios de Gabriela, Sissi Hansen, Yorio y Cristina Dall. Y también el suyo: "El manager vino y nos dijo: «Los músicos van a cobrar esto y las chicas, esto otro». Volví en el tren llorando. No sabía cómo iba a contarle a mi mamá que iba a cobrar menos por ser mujer".
A mí me gusta el feminismo de la inclusión, no me gusta copiar lo que me hicieron a mí
A fines de la década del 90, la baterista se convirtió en compositora y cantante y en 2001 editó su primer álbum solista. "Empecé a componer cuando fui madre y desde la total adversidad y falta de recursos, pero con una excesiva necesidad de decir cosas", cuenta. "Era un momento muy misógino, de letras machistas, y a mí me pasaba que tenía la necesidad de escuchar música hecha por mujeres. Siempre la tuve, pero en esa época hubo una explosión de cierto feminismo. Se empezaba a hablar más, salió el suplemento Las 12 y cuando fui madre, me conecté mucho más con el ser femenino y toda su problemática".
Temas de aquel iniciático disco como "Mío" certifican a Álvarez como una suerte de "adelantada" del movimiento feminista que hoy se esparce en el rock local: "Me rindo. No puedo, mis hermanas me empujan. Nadie manda aquí. Todas pagamos el castigo de ser: chica mala, sola, sucia, abandonada. Ya no siente nada, brujas calcinadas, locas declaradas y un pensamiento que no es".
"Hoy veo que la energía está totalmente despierta y en ebullición y está buenísimo. Pero a veces siento que en esa ebullición sale cualquier cosa. Porque yo no puedo separarme de lo mucho que sufrí por tomar esta postura antes de tiempo. Existe un despertar de la mujer en acción, ocupando lugares, que me parece buenísimo, porque es lo que tiene que pasar, pero como toda la novedad, también hay mucho paracaidista y mujeres y periodistas que no saben nada que opinan como si fueran especialistas o como si siempre hubieran defendido esta postura. A mí me gusta el feminismo de la inclusión, no me gusta copiar lo que me hicieron a mí. Y si me sale por error, lo laburo, porque quiero estar atenta. No me gusta decir: 'Correte que vengo yo", dispara con su sonrisa marca registrada.
Dice que las declaraciones de Palazzo revuelven un río en el que la ganancia es para pescadores, no las músicas. "No es fácil ser música: requiere mucho tiempo, pasión y compromiso. Es poner el cuerpo en un espacio que es como un ring", sugiere.
Asidua tuitera, Álvarez asegura que le gustaría poder tocar más y no tener tiempo para las redes sociales. "Yo necesito comunicarme, pero no es el lugar que más me gusta. A mí me gusta tocar y cuando estoy tocando no necesito decir nada, porque lo estoy diciendo con lo que hago".
–Como decía Virus, "el rock es tu forma de ser".
–Si necesitás hacer rock es porque tenés una postura. A la mujer en general le gusta más el pop; es un gusto, ni bueno ni malo, a mí también me gustan muchas músicas, pero en el rock la cosa es más adversa y por eso uno lo elige. La música viene de acuerdo a lo que uno tiene ganas de decir.
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