Amor argentino: Coldplay consagró a La Plata sede global de su tour
La banda británica puso fin a una gira por los cinco continentes en nuestro país; las razones de un fenómeno mundial
El público argentino se colgó esta noche una medalla de peso: Coldplay cerró su tour mundial en La Plata, tras 20 meses, 31 países, 115 shows y cerca de 5 millones de tickets vendidos. A Head Full of Dreams comenzó y terminó acá para sellar el idilio en su punto álgido. Coldplay ya era un poco nuestro, y ahora, con la comentada versión de un clásico de Soda Stereo que trajo como trofeo tras su viaje para estrenarla en este cierre, nos suena más local que nunca.
Chris Martin les habló a los espectadores de La Plata como a viejos conocidos. Desde aquel 31 de marzo en el que el pistoletazo de largada lo dieron las miles de luces LED nunca vistas ni usadas de esa manera en las manos del público hasta ahora, hubo una transformación. Coldplay volvió hecho leyenda después de que su recital adquiriera la categoría de fundamental: tras su debut en La Plata, A Head Full Of Dreams se convirtió en el show de asistencia obligatoria en todos los continentes. El mundo entero habló de esta gira. Repasemos por qué.
Para empezar, Coldplay entendió todo: si la nueva cultura pop demanda al público mirar los recitales con una mano bien arriba sosteniendo el celular que graba, no queda más que poner a funcionar ese gesto inevitable -la mano arriba, siempre, el celular prendido- al servicio del show. Esa fue la idea fuerza para incorporar un dispositivo de luces LED en forma de pulseras que todos los asistentes debían usar y que llenó los estadios de todo el mundo de un mar de luces intermitentes y multicolores.
Luego, lo viral. Coldplay se adueñó de ese concepto tan repetido en los tiempos del social media y lo hizo parte de su tour por los cinco continentes. Llevar su música a todo el mundo es también llevar su show a todos los celulares del mundo. Para eso, provocar videos virales era indispensable. Y mientras el mar de luces de colores se difundía en las redes desde el minuto cero, crear otras imágenes “compartibles” era alimentar esa fuente: los globos amarillos de su visita anterior ahora fueron más grandes y multicolores; se sumaron lásers que pintaron todo el estadio de dibujos a cuál más psicodélico; hubo tres escenarios –el principal, el del extremo de la pasarela y uno hacia el fondo del estadio-, para que todos pudieran tener más o menos cerca a la banda; hubo momentos para grabar de principio a fin como registro de palabras y canciones que solo ocurren en ese aquí y ahora. Porque, al fin y al cabo, el vivo es el vivo y Chris Martin y los suyos estaban ahí para acribillar los sentidos y hacer de cada cuadro algo imperdible.
What a way to close a tour! R42 #ColdplayBuenosAires
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Pero Coldplay se guardó lo más especial para el público argentino, el único que tuvo la oportunidad de ver el mismo show dos veces, el último público que verán en mucho tiempo, porque la banda, desde ahora, se tomará una pausa. En los dos recitales de La Plata, Chris Martin usó remeras albicelestes y habló un muy mejorado español, mencionó a los cinco amigos rosarinos fallecidos en el reciente atentado en Nueva York y envió condolencias a su familia. Cantó “De música ligera”, el clásico de Soda Stereo, en un tributo a la banda argentina. Mandó saludos a los miembros sobrevivientes del trío –Zeta Bosio y Charlie Alberti- y emuló el mensaje final de Cerati en aquel recital de despedida de los escenarios de 1997: “Sin ustedes no somos nada. Gracias totales”. Como un porteño más, se quejó del tránsito, agradeció a los que fueron hasta allí a pesar de ello, y a los que soportaron la lluvia torrencial, los rayos y el granizo que cayó antes de su salida a escena. Todo lo dijo en español. Y como si esto fuera poco, cantó una canción acompañado por una orquesta de tango llamada “Amor argentino”. Coldplay se sintió como en casa. La producción filmó el recital con un despliegue de cámaras porque esta noche quedará en el DVD de la gira A Head Full of Dreams. Y tan confianzudo estaba Martin que hasta se animó a reiniciar “Charlie Brown” con la complicidad del público para que se vea más poderoso en el registro audiovisual. “Más fuerte”, “No oigo nada”, “Arriba”, “Quiero escucharlos”, fueron las arengas que lanzó sin cesar.
Si montar una fiesta de enormes proporciones ya era una marca registrada de los recitales de Coldplay, con esta gira lograron ser los imperdibles tanto en Japón como en Australia, en Taiwán como en la India, en Alemania como en los Estados Unidos. Coldplay volvió a La Plata con ese mérito a cuestas y las ganas de encandilar intactas.
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