"American Idiot", la canción que hizo temblar al gobierno de George W. Bush y que renovó a Green Day
Cuenta la leyenda que Billie Joe Armstrong conducía a toda velocidad hacia su estudio de Oakland (diez kilómetros al este de San Francisco) y en la radio de su automóvil sonaba una canción patriotera de Lynyrd Skynyrd. Hablamos de 2003, cuando George W. Bush llevaba apenas llevaba dos años de mandato pero ya empezaban a notarse los resultados de sus políticas: aumento del desempleo y la pobreza, rebajas de impuestos (sobre todo para los empresarios) y mucha inversión en armamento para sostener los conflictos bélicos en Irak y Afganistán. Los atentados contra las Torres Gemelas habían generado una importante ola de nacionalismo, incluso entre algunos artistas.
Armstrong dice ahora que ni siquiera recuerda cuál era aquel tema que lo puso en guardia, pero sí que la letra le produjo una indignación que terminó siendo productiva. Hay dos canciones de Vicious Cycle, el disco que Lynyrd Skynyrd editó en 2003, que pueden tomarse como loas al orgullo norteamericano: "That's How I Like It" y "Red White & Blue (Love It or Leave It)". No importa tanto develar cuál fue la que escuchó el líder de Green Day aquella vez. Sí es necesario saber que de inmediato Billie Joe escribió una réplica urgente y furiosa que finalmente sería la canción de apertura de un disco de la banda que hizo historia y que, justamente, fue bautizado con el nombre de ese tema: American Idiot.
Los desaguisados de Bush promovieron una alta politización entre los músicos, reflejada en el caso de Green Day en la decisión de ceder sin cargo la canción "Favorite Son" (lado B del single "American Idiot") para que forme parte de Rock Against Bush Vol. 2, un compilado destinado a protestar contra el entonces presidente de Estados Unidos.
American Idiot abre el fuego en un disco provocador y ambicioso lanzado al mercado el 21 de septiembre de 2004. "No quiero ser un idiota norteamericano, una nación controlada por los medios / Quizás yo sea parte de los Estados Unidos maricones, no soy parte del programa de los conservadores / Ahora todo el mundo le hace propaganda y le canta a coro a la era de la paranoia", decía Armstrong en una canción rabiosa y condimentada por los riffs explosivos que siempre fueron marca registrada en Green Day. El tema revelaba de entrada el espíritu punk de un disco conceptual inspirado en las monumentales óperas rock que produjeron The Who (Tommy) y Pink Floyd (The Wall), elogiado unánimente por la crítica y transformado años más tarde en un exitoso musical de Broadway que tuvo su versión argentina, estrenada el año pasado en el Colón y con un ex Mambrú (Germán Tripel) como figura del elenco.
American Idiot nació en un entorno bastante particular: "Nunca pensé que vería una guerra televisada 24 horas al día. De algún modo, la transmisión permanente de ese conflicto terminó por convertirse en una especie de pasatiempo para los norteamericanos", explicó Armstrong unos años más tarde. De hecho, los dardos más venenosos de la canción están apuntados a la TV, en la misma tradición de las cáusticas "Trouble Every Day" (Frank Zappa) y "The Revolution Will Not Be Televised" (Gil Scott-Heron).
Arengados, los Green Day empezaron la gira de presentación del álbum en Forth Worth, Texas, el corazón de la América profunda y estado natal de Bush. Fue un acto de enorme valentía: una cosa era despotricar contra el presidente en California y otra muy distinta en su propia casa. "La mitad del público nos aclamaba y la otra mitad nos abucheaba", admitió Armstrong en su momento. Terminada la gira, las cosas habían cambiado para mejor: todos los conciertos -salvajes e incendiarios, por cierto- terminaban con grandes ovaciones y American Idiot había vendido 15 millones de copias.
En el contexto de un disco barroco y sobrecargado de información -cuyo modelo más cercano fue en realidad Zen Arcade, extraordinario álbum doble de Hüsker Du editado en 1984 que narraba una dramática historia de abusos familiares, delirios místicos y drogas a través de veintitrés temas y que el famoso crítico de la revista Rolling Stone David Fricke calificó como "lo más cercano a Quadrophenia que pudo llegar el hardcore"-, una canción simple, directa y efectiva como "American Idiot" resalta. Es el contrapunto necesario de un arrebato de pomposidad como "Jesus Of Suburbia", la suite de nueve minutos con cinco capítulos diferentes que lo sucede inmediatamente en el disco. Con el The Clash más temprano como modelo, Green Day les apunta al corazón a esos compatriotas de los que Mike Judge se burló impiadosamente con Beavis and Butthead e Idiocracy (2006) y que años más tarde terminarían votando a Donald Trump.
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