Alfonso Barbieri juntó a un seleccionado de músicos para decir Te Amo
El músico ofrecerá un show en el Conti, a las 20 horas, en el que interpretará los temas de su nuevo trabajo, en el que participaron, entre otros, Lisandro Aristimuño, Adrián Dárgelos y Palo Pandolfo
En la composición acróstica Tontos Enanos Amarillos Matando Osos, con la que el músico y artista plástico Alfonso Barbieri titula al nuevo disco que presentará mañana en el Centro Cultural Haroldo Conti, se esconde un “te amo”. Y es que el amor tiene, en este trabajo, un papel preponderante.
Se trata del cuarto álbum de Barbieri –ex líder del grupo cordobés Los Cocineros– como solista, y forma parte de una trilogía junto a otros dos discos, Feromona y Tus Elegantes Oídos Dicen Influenciar Océanos (Te odio), a través de los cuales quiso abordar la intelectualización, la biología y la política del amor, respectivamente.
Te amo nace de un drama, explica el autor, que transformó en arte un período de enfermedad y dolor por la pérdida de un ser querido, y que decidió afrontar el proceso creativo del álbum en coautoría con otros artistas, entre ellos Lisandro Aristimuño, Adrián Dárgelos y el poeta y cantante brasileño Arnaldo Antunes. “Yo no podía escribir. Lo que me salía era horriblemente sangriento, entonces se me ocurrió llamar a amigos y conocidos: yo les mandaba el tema ya cerrado instrumentalmente y ellos escribían y metían melodía sobre eso”, cuenta Barbieri.
El disco se presentará en el Conti, a las 20 horas, con entrada libre y gratuita, y los músicos que acompañarán a Barbieri en el escenario son Felipe Barrozo (guitarra eléctrica), Matías Mielniczuk (teclados y batería), Nacho García (teclados), Claudio Alejandro Rodríguez (bajo), Rosa Nolly (saxofón), July Sky (coros), y, como invitados, María Ezquiaga, Palo Pandolfo, Andrés Ruiz y Pablo Dacal.
“Venimos ensayando este show desde abril, como si fuera una obra de teatro. Jamás ensayé tanto un disco, lo que pasa es que lo grabé en distintos estados emocionales y lo que suena ahora es una amenaza nuclear de amor. Es como una banda de boleros de Júpiter. Va a ser una noche muy importante para mí. Se cierra una etapa de sanguijuelas y nace una de flores, y eso que es el fin del mundo. Además, con los músicos que me acompañan no puedo estar más feliz. Aprendo de ellos, los quiero”, resume Barbieri.
A la hora de trabajar en el disco, el artista dio una única directriz al resto de los músicos: las letras debían hablar de amor. Y las palabras fluyeron. “Dos amantes son milagro… se ven, se olvida el tiempo”, escribió María Ezquiaga para “Los amantes”. “En este mundo moderno y fatal ya no es tan fácil amar ni confiar”, desliza Pablo Dacal en “El tonto”. “Si querés podés venir, si querés hay de comer”, apunta Sol Pereyra en “Volvé”. Dárgelos, en tanto, habla de un acuerdo entre partes en “Chiquero emocional”. Antunes le pone voz al “Soneto a tus vísceras”, de Baldomero Fernández Moreno y Axel Krygier aporta una enumeración de sustantivos para “Sigo sintiendo”.
Lucas Martí, por su parte, habla de “una pila de sueños bochados por mí y por vos” en “Pensamiento de reloj”; Leandro Rossi de “la noche que se come al día”, en “Todo se convierte en grito”; mientras que Lucio Mantel dice: “Yo sé qué te ata a mí, algo que yo no soy” (“Amorbo”). Lisandro Aristimuño, en tanto, se desnuda con palabras como éstas: “Estoy solo en la noche, mi amor, sin saber qué hacer” (“Mejor cuando estoy con vos”).
El disco se completa con las letras de Julieta Sky, que reflexiona sobre el amor como antídoto contra el dolor en “Te amo”; y las de Eva Shin para “Tontos Enanos Amarillos Matando Osos”, Pandolfo para “Cuando esté invitado” y Andrés Ruiz en “Mi corazón no es un espejo”.
Varios de los invitados cuentan que trabajar los temas a dúo fue una experiencia enriquecedora y reconfortante. Aristimuño dice que le pareció “muy inquietante y desafiante la metodología que propuso Alfonso. Me envió por mp3 una armonía con acordes de teclados, una guitarra eléctrica y una máquina de ritmo, y me dijo: «hace lo que quieras con esto». Le sumé melodía y, al escribir la letra, pensé en su personalidad y en lo que a él le gustaría decir en esa canción contemplando el momento que estaba pasando en su vida. Me parece que el gran mérito es que logró reunir a amigos y hacer su disco más original y personal, hasta hoy, porque conociendo a Alfonso, seguramente ya está pensando en alguna otra travesura musical”. El cantautor patagónico destaca por sobre todo el sello de Barbieri: “Esencialmente en la forma de producir y en las instrumentaciones que usa. Apenas escuchás ya sabes que es él. Alfonso tiene una gran personalidad artística, provocativa, ingeniosa y original. Él estaba muy bajón y, como canta Ringo, le ayudamos a sacar adelante este trabajo With a Little Help from my Friends.”
Lucio Mantel añade: “Hace poco leí un libro de David Byrne, donde decía que cuando componés en colaboración se llega a algo a lo que no podría haber llegado solo ninguno de los compositores. Y algo de eso hay. Lo estoy descubriendo y me encanta. Me gusta ver con qué de todas las cosas que lo rodean el otro hace una canción. En la que hicimos juntos, Alfonso me dio unos acordes y sobre eso compuse «un nuevo tema de Alfonso», en su lenguaje, con su estilo, así como impulsivo, instantáneo, con esa actitud rockera algo destructiva –pero amorosa– y a la vez muy enérgica que él tiene. Aunque hice todo esto desde mis ganas, así que allí estoy yo también. Creo que cada disco de Alfonso es mejor que el anterior”.
Pablo Dacal cree que éste es un paso más “en el plan colaborativo de Alfonso, quien, desde hace tiempo, desarrolla estas tecnologías amistosas”. Para Dacal, con quien compartió el proyecto Viajantes, Barbieri es un artista curioso y alguien que, con pocos recursos, “llega a resultados asombrosos”. Además, opina que en la escena local se aprecia un movimiento “heterodoxo, multiforme y romántico. Somos los precursores de lo nuevo y estamos dispuestos a destruir todo lo necesario para que florezcan nuevos brotes”, señala.
Barbieri, que también se mueve dentro de los rincones solitarios en su condición de artista plástico, dice que, cuando hace música, prefiere “sentirse acompañado. Me gusta mezclarme con otros, perder el lugar de centro, que canten otros, componer con otros. Me da vergüenza tocar solo el piano o la guitarra. Lo sufro a horrores.”
La artista y música Eva Shin, que en el último tema del disco irrumpe con un recitado rapeado a modo de interpretación poética traducida del coreano, destaca que “se está dando mucho la colaboración entre artistas del mismo campo y también entre distintas disciplinas. Me parece valioso estéticamente y adivino que es un modo de borrar los límites y definiciones de cómo es el acto creativo. Por otro lado, Alfonso tiene mucho humor, además de ser músico, es escritor y artista visual. Y ahí es donde coincidimos, en lo multifacético”.
Julieta Sky nunca había compuesto de esta manera y dice que fue un desafío. “Estoy muy contenta con el resultado”, asegura. “Alfo es un gran músico y es muy bueno con las letras, me parece interesante y generoso que justo en este disco se haya corrido de ese lugar. Confió y se entregó a lo que otros artistas podían hacer con su material sobre un tema tan delicado: el amor.”
María Ezquiaga opina que este tipo de colaboraciones son la esencia de hacer música: “Buscar lo creativo en cada colaboración, porque no se trata solo de participar como invitado, cantando, si no de trabajar juntos en la búsqueda de una canción nueva. Para mí, este disco es una conversación entre artistas, una forma de redefinir lo que hacemos”. La cantante disfruta “con el clima lúdico, nos permitimos jugar y experimentar, incluso estar conversando con otras canciones. En sus discos y obras, Alfo tiene sentido del humor, un poco de desfachatez y mucha seguridad. Me encanta el disco, siento que es necesario este tipo de artistas, es lo que le devuelve la respiración al arte”.
“Alfonso es multifacético y por eso admiro como trabaja los discos como una obra en sí, desde el arte, el mensaje, el sonido y su estética”, resume Leandro Rossi.
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