Alejandro Sanz: "Mi voz no te la vendo"
El cantante español presentará esta noche en Vélez las canciones de su último disco "No es lo mismo"
SAN PABLO.-Las paulistas sólo captan algunas de las palabras que pronuncia Alejandro Sanz, pero apenas el músico aparece en escena el griterío le juega una competencia de decibeles al sonido poderoso de la banda. "Hola San Pablo", saluda el músico luego del primer tema. Ahora sí: las chicas entienden, doblan la apuesta con el volumen de sus gargantas y logran que se destaquen palabras como "¡Guapo!". Pero sorpresivamente los ánimos se calman para que comience a recorrer el repertorio de su lista. Será que aquí el contraste de idiomas obliga al público a escuchar y prestarle más atención al show.
Sanz llegó a esta ciudad para presentar las canciones de su nuevo álbum, "No es lo mismo"; esas que recientemente le valieron un premio Grammy. Para esta ocasión hay dos sorpresas preparadas: una es el tema "Sozinho", de Caetano Veloso; la otra, la participación del cantante Alexandre Pires para acompañar al protagonista en "He sido tan feliz contigo". El resto del recital transita el repertorio elegido para el tour latinoamericano que viene realizando. Al fondo del escenario se ven cuadros que forman una cruz y de a ratos muestran imágenes, palabras y frases, pero sin apuestas a una elocuencia que respalde la figura del músico.
Porque hay una grupo que suena furioso en los temas potentes y aterciopelado en las baladas. Hay un líder de look desprolijo que sabe cómo plantarse en escena, desprovisto de poses. Durante el recital se toca y se canta más de lo que se ofrece a través de artificios visuales. Y las marcas de procedencia están en los fraseos de Sanz y en la guitarra flamenca de José Antonio Rodríguez. Los temas lentos seducen y esos estribillos redondos de canciones pop rumbeadas (los de "Quisiera ser", "El alma al aire", "Corazón partío" o "Regálame la silla donde te esperé") se adueñan muy rápido de los oídos.
De esa manera, Sanz llegará a la Argentina, en medio de una exitosa gira que ya pasó por Panamá, El Salvador, Guatemala, Venezuela, Ecuador, Colombia, Costa Rica, México y Brasil. Además del show porteño, le queda, hasta finales de mayo, conciertos en Chile, Perú, Puerto Rico y 15 ciudades de Estados Unidos.
Para adelantarse al concierto en Vélez, en las primeras filas andan dos argentinas que se ponen de pie y corean. Al otro lado de la sala está Anabelia, que llegó desde Buenos Aires sólo para ver el concierto, que entiende cada palabra y la devuelve, que estira los brazos hacia el escenario para sentirse un poco más cerca.
Entonces, Sanz pronuncia: "Nos presentó tu amiga/la que adivina futuros por venir". Y minutos después, cuando buena parte del público femenino abandona las butacas para aproximarse al escenario, el grupo arranca con "No es lo mismo". El cantante vuelve a la carga, por última vez: "Bueno..., pero mi voz no te la vendo. Puerta..., y lo que opinen de nosotros, léeme los labios, yo no estoy en venta".
¿Alguna vez lo estuvo? "Viví en un barrio llamado Las Ventas -decía entre risas, horas antes, durante la prueba de sonido-. Pero no. Me crié en una generación en la que muy pocas cosas estaban en venta. Había ideales clarísimos y los íconos eran parte de tu modo de vida, aunque muchas de esas cosas son las que con el tiempo te traicionan o te decepcionan. De ahí que uno se vuelva un poco más incisivo".
Con ironía y sin `ismos´
Quizá de ahí venga lo de los "ismos". Porque en su más reciente hit también dice: "No es como un "ismo"; es instinto". "Sí, totalmente -admite, mientras destapa dos porrones de cerveza con un encendedor, con la velocidad de un pase de magia. "También hay una cuestión de fonética -continúa-. Nunca puedes pronunciar "como un ismo" y que no suene a "comunismo". Esa cuestión me parecía divertida".
Sanz vive en Miami; en uno de los temas de su último CD cuenta los días de gobierno que le quedan a Fidel Castro; y un mes atrás se pronunció en contra del presidente venezolano. Se refirió a la recolección de tres millones de firmas para realizar un referéndum revocatorio del mandato de Hugo Chávez. En torno de eso, Sanz dijo que si se reuniera esa cantidad para que deje de cantar, lo haría. Eso tuvo grandes repercusiones, no sólo en Venezuela.
Pero al mismo tiempo toma distancia de los Estados Unidos, y habla de la posición de España respecto del conflicto de Irak, especialmente desde los atentados terroristas en su país. "Creo que una cosa no está reñida con la otra. Yo no pretendo ser políticamente correcto, sino humanamente correcto. Porque hay fascismos de la derecha y de la izquierda. Entonces, el caso de Fidel es un fascismo de izquierda y luego ves un fascismo generalizado democrático que está muy de moda. Creo que cuando todo un pueblo se manifiesta en contra de una guerra es porque realmente no quiere participar. Y uno tiene el derecho y la obligación de dar opinión. Aunque pareciera que la opción empiece a estar perseguida y criminalizada."
-¿Te arrepentiste de haber criticado a Chávez?
-No. Me reafirmé mucho más viendo la reacción. Fue desproporcionada primero desde él, lo cual me permitió decirle a mi madre: "Chávez me ha mencionado". Y luego porque molesté a quien quería molestar. Ahora juntan firmas en la red (para que Sanz deje de cantar) en una página que se llama aporrea.org . Imagínate. Y había 20 mil o 30 mil firmas de agachaos. Pero yo vi una Venezuela hace unos años muy distinta de la de hoy, empobrecida, crispada, donde hay muertes. La noticia no es si hay tres millones de firmas, sino que hay muertos.
-En algunas canciones de este disco sos más sutil o irónico. ¿Esa es una manera de ocultarse un poco, de intentar no exponerte tanto?
-Parece mentira que tú lo preguntes, porque en la Argentina son los maestros de la ironía. No; la ironía es una manera de embellecer la verdad y de darle cierto toque de humor. Es un recurso como cualquier otro que se convierte en aliado.
-¿Encontrás respuesta en ese público que, en la mayoría de los conciertos, se la pasa gritando?
-Hay de todo. Te sorprendería ver cómo canta. Y definitivamente uno no se puede convertir en rehén del público. Tienes que ofrecer, no esperar. Y alguna gente de repente se siente identificada con mi manera de contar las cosas, o con esa ironía. Aunque también es una ironía vestirse de soldado pa´cantar, o de boy scout.
-¿Tenés la certeza de que siempre vas a ser aprobado cuando decís: "Si he cantado mal, que lo quiero saber, dímelo", en el último tema del disco?
-No, en realidad no espero respuesta. Es aprender a reírse de uno para reírse de otras cosas.
-Pero se dice que todo lo que hace el hombre es para "levantarse" mujeres...
-Bueno, esa es una opción. Creo que hay una etapa para eso.
-¿Y ahora en cuál estás?
-En mi caso es para levantarme mujeres y también hombres ( larga una carcajada ), pero de otra manera. No en un sentido sexual.