Alberto Cortez: la historia detrás de sus canciones más populares
"Cuando un amigo se va"
Grabada hace cincuenta años, el tema fue compuesto tras la muerte de su padre, en 1969, e incluida en su álbum El compositor, el cantante. "Era mi amigo, mi primer amigo. Me hizo participar de su vida, pero no como un padre que acompaña al hijo sino que me hacía participar de sus amistades, de sus sueños, de sus ambiciones", dijo el cantautor, quien se enteró de la muerte de su padre mientras estaba de gira, durante un concierto en Madrid. "No sé qué pasó esa noche en el escenario, pero después sé que caminé toda la noche por Madrid y al llegar al hotel escribí las primeras líneas de una canción que se llamó "Cuando un amigo se va"".
"Mi árbol y yo"
"Mi madre y yo lo plantamos, en el límite del patio, donde termina la casa. Fue mi padre quien lo trajo. Yo tenía cinco años y él apenas una rama", canta Cortez en otro de sus clásicos, grabado en 1989, como parte del álbum Coincidencias. "Un día se me ocurrió contar la historia de cómo fue que lo plantamos con mi madre, en la vieja casona de Rancul (un pueblo de La Pampa), donde viví en mi infancia y adolescencia. Tal como dice la canción, mi papá trajo un arbolito, que no llegaba a los 20 centímetros de altura", contó alguna vez. "Muchos años después, mi madre tuvo que podar el árbol porque sus raíces eran tan grandes que le estaban tirando la casa al vecino. Fue una especie de conflicto vecinal. Con todo el dolor del alma se cortó ese árbol que fue parte de mi vida y de la de mi madre".
"Callejero"
"¿Hay un perro callejero?", le preguntaron una y mil veces a Cortez sobre una de sus canciones más populares. "Por supuesto que sí. Un perro que se crió como el guardián nocturno de la obra del edificio donde después fuimos a vivir. Se llamaba Moro o Palomo. Y fue el punto de partida de hermosas amistades, porque todo el mundo lo quería. Pero él nos escogió a mi mujer y a mí como amigos. Al único departamento al que subía era al nuestro. Y cuando se quería ir, se paraba delante de la puerta, había que abrirle y se iba. Por eso digo en la canción que "su filosofía de la libertad fue ganar la suya sin atar a otros, y sobre los otros no pasar jamás".
"Castillos en el aire"
"No tengo imaginación ni fantasía. El principio de mi inspiración es la realidad", solía decir Cortez al hablar de sus canciones, apoyándose en que siempre escribía sobre "cosas vividas". Pero "Castillos en el aire" es una demostración del buen uso de la metáfora de este poeta: "La poesía es una forma estética de liberar la sensibilidad de las personas. La forma de extraer la esencia de lo fundamental y ponerle alas".
"A mis amigos"
Sobre esta canción, Cortez contó años atrás: "Raúl Matas es una persona muy importante para mí, pues cuando estaba en el sello Hispavox, me preguntó cómo quería que se llamara mi nuevo disco. Yo le dije A mis amigos (1975), entonces él me dijo que tenía que escribir una canción para ellos. Y así nació ese tema, gracias a Raúl Matas, canción en la que participó nada menos que Paco de Lucía, el único capaz en hacer cantar una bulería a un argentino".
"Te llegará una rosa"
En sus comienzos como cantante, vivía en un apartamento alquilado en Madrid, con su mujer, Renata Govaerts. Cuando le llegó el éxito y comenzó a girar, durante los primeros años no podía costear un pasaje para ella, entonces cada vez que salía de viaje le pedía "al florista de la esquina" que le llevara todos los días, a las nueve de la mañana y mientras él estuviese ausente, una rosa a su mujer. "Parece una cursilería, pero ella se sentía muy acompañada, y guardaba cada una de esas rosas hasta que volvía a casa".
"El abuelo"
Una vez más, aquí Cortez rememora una historia de ida y vuelta con la relación entre su abuelo emigrante y el viaje de regreso que realizó él mismo tiempo después, cuando se instaló en España.
Bonus Track: "No soy de aquí ni soy de allá"
Uno de sus temas más celebrados no es suyo, sino que fue compuesto por su amigo Facundo Cabral. Pero Cortez fue el primero en registrarla en un disco. Cuenta la leyenda que Cabral llegó a Uruguay en 1968 para presentarse junto a Jorge Cafrune, quien hacía un tiempo le había pedido que le compusiera un tema. En aquel reencuentro, Cafrune le recordó el pedido y Cabral tomó su guitarra e improvisó "No soy de aquí ni soy de allá". Dos años más tarde, Cortez le pidió a Cabral poder grabar la canción y al poco tiempo se convirtió en una de las canciones más populares de su repertorio. El tema llegó a grabarse en 27 idiomas.
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