Airbag: "Ahora todo es David Guetta, Miley Cirus, The Weeknd; música muy pasajera"
El trío de los hermanos Sardelli se presenta esta noche en el Luna Park, con orquesta y con un repertorio que, además de sus canciones, incluye obras de Schubert y Piazzolla
Patricio Sardelli está en medio del ensayo y, mientras interpreta una pieza de Schubert en guitarra eléctrica, se le frunce el ceño. Su seriedad no es una pose de rockstar de foto promocional, sino que es parte del estrés que significa producir un show durante siete meses y cambiar de formato rockero hacia uno de orquesta.
Hoy, a las 21, en el Luna Park, Airbag se presentará en escena junto a la Orquesta Buenos Aires Sinfónica. Medio centenar de músicos subirán a las tablas del Palacio de los deportes para acompañar al trío y recorrer 300 años de música: desde Mozart, Beethoven y Bach, pasando por música de películas, Ástor Piazzolla, y Vicente López y Planes... hasta llegar a los últimos discos del trío.
Después de un año movido en el que llenaron cinco veces el teatro Vorterix, actuaron de teloneros de Bon Jovi y los Guns N´ Roses y estuvieron presentes en festivales como el Movistar Fri Music y Ciudad Emergente, Gastón, Guido y Particio decidieron volver a la carga con el show Sinfónico ultra, la versión extendida de aquél espectáculo que brindaron en mayo en La Usina del Arte, también, como en este caso, bajo la dirección de Martín Merayo y arreglos de Pablo Raffo, antes de continuar su camino el año que, en el horizonte cercano tiene al festival mexicano Vive Latino (17 y 18 de marzo en la Ciudad de México). Allí, en el DF, compartirán cartel con Morrisey, Molotov, Gorillaz, Fito Páez y Queens of the Stone Age.
–¿Cómo surgió el proyecto sinfónico?
Patricio Sardelli: –Veníamos de tocar mucho el disco Libertad en el Luna Park, ya habíamos hecho Obras y de tocar antes de los Guns y queríamos hacer algo nuevo, distinto. Nos encontramos con la Usina que tiene una acústica bárbara y nos pareció el lugar ideal para tocar esos temas de los últimos discos que están escondidos y que tal vez no fueron explotados ni en los shows, ni en la tele ni en la radio. Como “Apocalipsis Confort”, que está hecho para esto. Incluso "Vivamos el momento", que tiene un arpegio de cuerdas increíble. Nos pusimos en contacto con Buenos Aires Sinfónica para empezar a trabajar y les entusiasmó muchísimo.
–El proceso de encuentro entre dos estilos tan distintos no debe haber sido nada fácil…
Patricio: –Obvio, surgieron mil dudas en el camino para encontrar la forma de que convivan las obras y los lenguajes diferentes y para no taparnos, pero arrancamos a trabajar con Raffo en los arreglos para que los sonidos no se peleen, sino se complementen y convivan. Hay muchos arreglos de guitarra que están pasados a los violines y muchas cosas del contrabajo que se emparejaron con las del bajo que, aunque sean instrumentos muy diferentes tienen que llevar un sonido parecido. En las piezas clásicas la banda se adapta a la Sinfónica y en nuestros temas son ellos los que se acoplan. No escribimos nuevos arreglos, pero se llevó el sonido al extremo.
–¿Por qué música clásica en el Luna Park?
Patricio: –Cuando tocamos por primera vez en vivo la Quinta sinfonía, en mi cabeza se cerró un círculo. La toco en guitarra desde muy chico y me acuerdo de estar en La Usina y pensar que estaba haciendo las cosas bien. El objetivo era acercarle la música clásica al Luna Park, a nuestro público y, de paso, tocar nuestras canciones con acompañamiento de orquesta que en vivo nunca pudimos hacerlo de esta manera.
Gastón: –A partir de Mentira la verdad (2016) surge nuestra necesidad de hacer esto. Hay varios arreglos y temas instrumentales que pedían un poco más. Es una manera de hacer lo que nos da placer, y nuestro público lo recibió muy bien.
Guido: –Al principio con Pato pensamos, ¿quién va a venir a escucharnos tocar a Mozart? Por suerte, nuestro público se re copó con la propuesta y funcionó. La puesta en escena es increíble, con mucho contenido audiovisual, con material de archivo, otro filmado para esta ocasión y algunas proyecciones. Es difícil convencer hoy a la gente, que tiene la cabeza en otro lado y busca otra música, a que venga al Luna a escuchar música clásica.
–En varias entrevistas hablaron de este show como un acto contracultural y no como un homenaje ¿Por qué?
Gastón: –Es una reivindicación y una bajada de línea para volver a conectar con esta música. Tener dimensión de lo chico que es uno al lado de obras de Schubert y Piazzolla: la complejidad compositiva y otras cosas que a simple vista no se ven. Con la inmediatez actual y el vértigo de hoy nos estamos perdiendo de un montón de cosas. Cuando uno siente cierta pasión por el arte, independientemente de lo que uno haga, acercar este tipo de música a muchos chicos y chicas, y que esté en el Luna Park, es un aporte.
–¿Todo pasado fue mejor?
Patricio: –De cierta manera, si. Las últimas grandes bandas de rock, esas que llenaban estadios fueron Guns N'Roses u Oasis. Después hubo un intento con Artic Monkeys, pero no pasó. Ahora todo es David Guetta, Miley Cirus, The Weeknd. Son cosas muy pasajeras, crean música que no le importa a nadie, pero las bandas ya murieron. Ahora hay celebridades con un productor y una banda soporte. El negocio de la música actual ya no quiere lidiar con las bandas.
Guido: –A mí me encanta Arcade Fire, por ejemplo. Me parece que es una rareza, un fenómeno que funciona por afuera del sistema, pero les está costando mucho superar la novedad. Ellos explotaron hace unos años y fueron una banda que le gustaba hasta a David Bowie. Antes, para comprarte un CD o un disco, tenías que ir a una tienda física y lo escuchabas de principio a fin mil veces. Ahora, Spotify te tira bandas al voleo todo el tiempo hasta que la pega con alguna y después un algoritmo te va a tirar cinco más porque está espiando todo lo que te gusta. Con las nuevas plataformas se perdió el interés, el esfuerzo. Nadie se esfuerza hoy, ni los músicos ni las audiencias.
Gastón: –Y a la industria le vino bárbaro para lavarse las manos y entregar la bandeja…
–¿Cómo viven entonces esa contradicción de ser parte del mainstream, sonar en radios, tener redes sociales y pensar de esta manera?
Patricio: –No somos parte del consumo masivo ni sonamos en radios. Tuvimos nuestro momento que fue zarpado, durante los primeros dos discos, pero la música que hacemos no es la que más se consume, aunque tampoco nos preocupa. Si no, no estaríamos haciendo este tipo de concierto. Haríamos estadios, que deja más guita. Yo quiero tocar otra cosa, quiero dar un mensaje, mezclar la música clásica con el rock y revalorizar este sonido.
Guido: –Lo vivimos muy bien porque nuestro público conecta con nosotros directamente, sin intermediarios y nos gusta que nos apoyen y nos vengan a ver a un concierto que tiene una completamente diferente y se sientan estimulados. No pertenecimos a ningún gueto, siempre fuimos por nuestro camino y tampoco tuvimos una banda mayor que englobe nuestro sonido, como pasó con Los Redondos y el rock barrial. Mismo el rock o las bandas de reggae a veces son muy conservadoras y viven condenados a sonar de tal o cual manera, o atados a un género.
–¿Tienen expectactivas con respecto a la escena musical actual o es puro pesimismo?
Gastón: –Me siento parte de todo lo que pasa en esta sociedad, de lo bueno y de lo malo. Estamos al borde de la eclosión total; hay guerras en todo el mundo y estamos distraídos con estupideces, sumergidos en Internet, y la cultura no escapa a todo eso. De todo esto va a salir algo bueno como una salida superadora, aunque las chances sean menores. Va a resurgir algo que sintetice la historia de la música y baraje de nuevo, que no sea solamente una pantalla de entretenimiento. Toda la tecnología hoy está al servicio de la comodidad.
–¿Un confort apocalíptico?
Gastón: –Desde mi ideología, este sistema ya dio todo y ahora tenemos que construir algo nuevo, que no se va a hacer de un día para el otro, pero como ahora el mundo está globalizado, tarde o temprano va a pasar. El tema de Mentira la verdad hace referencia a eso, pero tenemos que ver hacia dónde nos va a llevar.
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