Adrián Dárgelos: "Lo nuestro es un milagro; el rock y el pop están planteados para durar seis o siete años"
"Miami es un nombre tan grande como McDonalds o Coca-Cola. Es una marca, un ícono de la cultura pop. Y a la vez la palabra tiene muchos significantes. Es el lugar pero también es una especie de falso status para la burguesía argentina que divide la cuestión entre ir o no ir a Miami, comprar o no comprar en Miami, tener su casa de vacaciones o no tenerla en Miami. Por otro lado, para Latinoamérica es la entrada a los Estados Unidos y un lugar infectado de antirevolucionarios que quieren el capitalismo. En fin, Miami es como Babilonia, o tan babilónico como Retiro, Once, Pompeya... Con otro glamour, pero de última es lo mismo, es la capital de la cochambre". En 1999, Babasónicos pintó un paisaje desfachatado de la situación, con brillos de submundo y consciencia flúo, titulado Miami, enmarcado con una portada ícono de fin de década. Un signo de los tiempos. Canciones de drag dealers, cowboys, químicos y shoppings, que marcaron un antes y un después en su obra, dejándolos a un paso nomás de la masividad.
Veinte años más tarde –años luz en la dimensión babasónica–, la banda no necesita vivir de su pasado para hacerse notar ni para volver a retratar el mundo que los rodea con aguda sensibilidad y sentimiento pop. Por el contrario, en 2018, mientras una ebullición generacional como hacía tiempo no se veía atravesaba el ámbito socio-cultural del país, con movimientos arriba y abajo de los escenarios, movilizaciones juveniles con pañuelos en la mochila y el trap en el celular, Babasónicos llenó a todos de preguntas y se metió en la discusión. "Quiero que pensemos la pregunta y que nos la dejen preguntar", canta Dárgelos en "La pregunta", otra vez, como hace dos décadas, poniendo el dedo en la llaga.
Con 50 años recién cumplidos y casi 30 en escena junto a sus amigos de barrio suburbano, Adrián Rodríguez, con su Dárgelos a cuestas, dice que hoy no hay posiciones tomadas en la música, que todo está hecho para ser más pop, que no provoca y que Discutible, el disco, es una suerte de "ejercicio antinatural para la edad de la banda, que busca la sorpresa, la incomodidad, la modernidad sin llegar a ser vanguardia. Algo más propio de las bandas más jóvenes".
Metidos en la discusión entonces, este sábado este grupo de amigos disfuncionales presentará Discutible, un disco que se acomoda confortablemente entre lo mejor de su extensa discografía, con un show ambicioso por naturaleza, en el Hipódromo de Palermo, que contará con performances de artistas de la nueva generación como Juan Ingaramo, Wos, Conociendo Rusia, Ibiza Pareo, Ca7riel y Paco Amoroso.
"El disco nos posiciona en un lugar que a mí me es atractivo, a Babasónicos le es vitalizante y todos estamos fascinados con eso", dice la voz cantante de la banda, sentado en la "sala de recreación" del estudio babasónico. "Nosotros planteamos la discusión y el discurso es nuestro, son las canciones. Creo que con «La pregunta» logramos que se debata algo. No sé, hasta leí dos o tres ensayos sobre el tema, uno de un filósofo trans, y miles de interpretaciones".
"La moraleja, que surge en la intersección entre esta canción y la historia, plantea la necesidad de la pregunta como un ejercicio colectivo cuando todo se cae, cuando es más difícil que nunca (o directamente imposible) decir y ser escuchado. (Precisamente ahora) queremos pensar la pregunta. Y que nos la dejen preguntar", cierra uno de esos textos,firmado por Pablo Schanton y Lea Uría García para la revista de arte y cultura Otra parte.
Pero Dárgelos dice que, a la larga, el disco dialoga con la industria de la música y asegura que su mensaje está planteado en una época en donde es confuso su rol y donde el que escucha música, que hoy representa el 96 por ciento de la gente, está manipulado por el sistema digital. "No sé, a nosotros nos gusta pensar la música, que es lo mínimo que se le debe exigir a una banda. No hacer música porque sí. Porque sí lo podés hacer entre los 19 y los 24 años, después tenés que pensar la música. A nadie en el flow del sentir y del hacer le salen maravillas permanentes. Todos los músicos clásicos que recordamos de la historia creo que se sentaban a pensarla".
El milagro babasónico
"Y procura no hablar de mí, de esa manera despiadada, con que desprecias a los trans. ¿No ves que soy uno de tantos que anda buscando?", canta en "Trans-algo" retomando una temática de género que hoy es bandera y de la que la banda fue pionera, con un tema como "Drag Dealer", incluido en aquel Miami de veinte años atrás. "Aquello era más observación, pero ahora encontré una forma de cantar en primera persona, desde una posición tan ambigua, que es nueva. «Soy rock» y «Letra chica» estaban en primera persona femenina, pero éste está en una primera persona trans que hasta a mí me llama la atención".
–Por alguna cuestión los discursos de Miami y Discutible parecen tener puntos de contacto...
–Y sí, bueno, estábamos acuciados por una recesión enorme y había una gente que todavía se divertía y la mayoría de los argentinos, no. Por otro lado, esa "cultura shopping" de la que hablábamos es bastante parecida a lo que pasa en el Lollapalooza, esa vidriera que propone el festival. Lo de vidrierar (sic) la música, verla desde la vidriera... eso llegó también.
Parados con desparpajo entre "el siempre es hoy" de Gustavo Cerati y el "mañana es mejor" de Luis Alberto Spinetta, Babasónicos planteará este sábado un formato de show dividido en tres actos, con sus correspondientes guiones, aperturas y finales. "Tratamos de hacer algo que no hayamos hecho. Y eso también es difícil, es todo un reto: cambiar el formato intrínseco del show, administrando los recursos y las intensidades. Este es uno de los shows más grandes que hemos hecho, en cuanto a la puesta y el espacio. No es que no hayamos hecho shows grandes acá, pero tampoco es normal que las bandas que tienen este constante roce con la realidad y la opinión sigan evolucionando. No hay muchas bandas que evolucionen así. También porque el rock y el pop están planteados para durar seis o siete años, no son tan longevos. Hay cosas, como los Rolling Stones, pero bueno, algunos se repiten más a sí mismos, pierden algo de lo interesante que tenían en un principio, o vuelven para hacerse un autohomenaje... En ese sentido, lo nuestro es un milagro".
Juego de tronos
Antes de ponerse el traje de Dárgelos, Adrián Rodríguez llegó hasta el búnker de Babasónicos, ubicado en San Cristóbal, en bicicleta, esquivando colectivos y automóviles con aplomo ("yo soy de los que andan en bicicleta en la calle desde chiquito, no tengo problemas ahí"), haciendo gala de esa invisibilidad que ha logrado mantener, muy a pesar del camino a la fama que escogió hace tiempo y marca su destino.
Durante poco más de una hora, se entregó a la charla franca cuando se trató de música, pero de manera más cauta cuando el diálogo se movió hacia las fronteras extramusicales. Como cuando se le preguntó su opinión sobre el proyecto de ley de cupo femenino para los festivales ("me parece bien que se discuta... pero creo que no puedo aportar mucho. Si tuviese algo que decir lo diría, pero no tengo, me parece que está bien... Para opinar le pagan a la gente en la tele", concede luego de pensarlo en silencio) o cuando se le sugiere que el título y la estética del libro de Cristina Fernández de Kirchner bien podrían asociarse a un disco babasónico...
–Sinceramente parece de la familia de A propósito, Mucho, Anoche, Infame... Discutible.
–Lo que pasa es que el sufijo "mente" no es de Babasónicos. Yo no lo uso en la escritura. Como idea pop es brillante, es indiscutible. Yo estoy más en lo discutible, si se quiere.
–Siempre hablás de libros y de tus influencias literarias, pero en estos tiempos de series, ¿no te enganchaste con Game of Thrones, por ejemplo?
–Sí, me gustó y es raro que me guste el entretenimiento de televisión más masivo de la historia. Me parece que tenía calidad. A mí me gusta ver la producción, el vestuario. Lo épico me gusta. No creo que el resto de los chicos lo hayan visto.
–¿Sos de mirar series habitualmente?
–No miro muchas, no me engancho. Pero reconozco que Game of Thrones estuvo bien. Me gustó más la complejidad política que lo romántico. Después, bueno, en algún momento las cosas tienen que terminar. La gente tiene que entender que es así, porque el espectador de televisión exige una forma de cierre. Sería genial que las personas desaparezcan y que la productora que lo hizo no de ninguna explicación de por qué y que las series terminen como terminan los libros. Pero la televisión necesita otra dinámica. Lo bueno de los libros es que terminan con el silencio del autor. El autor hace silencio y basta, andá a reclamarle. El tipo lo terminó ahí. Los libros no terminan como uno quiere. La manipulación de la escritura no necesita un desenlace, necesita en un momento un fade, un apagar lentamente, en donde te suelta la mano y listo.
Discutible o no, Adrián Rodríguez, Dárgelos, voz cantante y discursiva de Babasónicos, ha sido una incógnita que el rock argentino no ha podido resolver en treinta años. Y ahí probablemente esté la respuesta de su vital presente.
Babasónicos. El sábado, a las 18, en el Hipódromo de Palermo, Avenida del Libertador y Dorrego. Horarios: 18, Conociendo Rusia; 18.35, Ibiza Pareo; 19.10, Ca7riel + Paco Amoroso; 19.45, Juan Ingaramo y, 20.30, Babasónicos.
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