Adiós a Ramona Galarza, la "novia del Paraná" que hizo historia en el chamamé
Un siglo concluye no cuando lo marca la cronología del almanaque sino cuando quienes fueron sus protagonistas abandonan definitivamente este mundo. Y en estas primeras décadas del siglo XXI estamos asistiendo precisamente a ese proceso, triste, doloroso, inexorable, de la desaparición física de los últimos grandes representantes de la segunda mitad de la centuria anterior, que hicieron historia en sus respectivas especialidades.
Es el caso de Ramona Galarza, quien murió esta madrugada, a los 80 años. Nada hacía sospechar que podría sobrevenir esta muerte repentina porque su estado de salud era bueno. Vivía hacía años en Buenos Aires y aquí sufrió un paro cardiorrespiratorio que no pudo superar tras haber sido internada en el hospital Pirovano.
Ramona Modesta Onetto –que así se llamaba en realidad– había nacido en Corrientes el 15 de junio de 1940. Dice su biografía que empezó a cantar en la escuela, que integró un coro y una orquesta provinciales y que comenzó con su carrera profesional en 1958, siendo aún muy jovencita, con una participación, cantando "Kilómetro 11", en la película Alto Paraná, que dirigió Catrano Catrani. De modo que cuando hacía sus primeros pasos artísticos en un género que había nacido con ese nombre un par de décadas antes, la Argentina –y más específicamente Buenos Aires– empezaban a vivir ese proceso que posteriormente el periodismo y la historiografía cultural bautizarían como "el boom del folklore".
La fuerte migración hacia la Capital desde el interior del país en los años 50, el progresivo retiro del tango de los primeros lugares de consumo, la aparición de la televisión como boca de difusión y, muy especialmente, la gran explosión de la industria fonográfica por una segunda oleada de popularización de los aparatos reproductores de los "modernos" LP’s, hicieron explotar las músicas regionales. Y aunque dentro de esos "folclores" no todos los géneros fueron igualmente favorecidos –la zamba salteña ocupó sin dudas los primeros lugares–, el chamamé explotó en las clases populares y a Ramona le tocó ser, probablemente, la más favorecida por esa corriente.
Bella, de sonrisa eterna, con unos peinados y un vestuario que fluctuaban entre la moda y la exacerbación de lo femenino de entonces, arreglada como si siempre estuviera en una fiesta de casamiento, con una voz potente que hacía temblar las piedras y con una simpatía que la dejaba siempre bien parada, "Ramonita" –como muchos la llamaban cariñosamente en los últimos años– se hizo un lugar importantísimo.
Se mudó a Buenos Aires porque comprendió que aquí estaba el camino. En una prueba discográfica conoció a quien sería su esposo, el productor Fernando López. Esa industria en plena ebullición la bautizó "La novia del Paraná". Y a partir de ahí su carrera no tuvo techo. Participó en cuanto programa de radio y de televisión existió, ligado o no a la música; y en tal sentido, hasta se convirtió en parte de la farándula de entonces. Esto significa que se hizo conocida aún entre quienes no consumían su música como primera elección.
Cuestionada en principio por cierta intelectualidad más ligada a la canción contestaria por su preferencia por un chamamé más "paisajístico" y costumbrista, terminó siendo aceptada y respetada por todos a fuerza de consecuencia profesional. Así, compartió escenarios y sets cinematográficos con muchos de sus contemporáneos ilustres. Grabó y vendió sus discos por decenas de miles. Y la lista de sus éxitos fue enorme.Apenas para nombrar algunos podríamos citar, entre otros y en una lista irreproducible por lo extensa, títulos como "Galopera", "Puente Pexoa", "Canción del jangadero", "El mensú", "Trasnochados espineles", "El cosechero", "Pescador y guitarrero", "A Villa Guillermina", "Ah! Mi Corrientes porá" "El beso aquel", "Viejo Caá Catí", la mencionada "Kilómetro 11" en guaraní, "Lucerito Alba" o "Merceditas". Canciones, muchas de ellas, que se hicieron conocidas en su voz y que con posterioridad se instalaron también en los repertorios de muchos otros colegas.
Como ocurrió con todos aquellos que fueron parte central del "boom", tuvo su pico de masividad durante la década del 60 y parte de los 70, momento en que otras músicas como el pop y el rock empezaron a ocupar un lugar más protagónico. Pero Ramona Galarza jamás perdió vigencia y siguió trabajando prácticamente hasta el último momento de su vida. Se "enchamigó" con comodidad y apertura mental con artistas de generaciones posteriores y de estilos diferentes, como Antonio Tarragó Ros, Raúl Barboza o Teresa Parodi, con quienes también compartió espectáculos y grabaciones. Giró por muchos países de América –Chile, Paraguay, Colombia, Canadá, Estados Unidos–y llegó a actuar en el Lincoln Center y en el Carnegie Hall de Nueva York. Viajó para presentarse en Australia y Europa. Participó en ocho películas, algunas de ellas puramente musicales como Argentinísima, El canto cuenta su historia o Mire qué es lindo mi país, pero también haciendo también las veces de actriz, como en Ya tiene comisario el pueblo, con Ubaldo Martínez y Niní Marshall en los papeles protagónicos, de 1967 (todas pueden encontrarse en YouTube). Y su producción discográfica ronda los sesenta álbumes publicados, entre registros originales y muchísimas recopilaciones de grandes éxitos.
En 1985 y 1995 recibió el premio Konex a la mejor cantante femenina de folclore de cada una de esas décadas. Y en 2008 fue reconocida por el Senado de la Nación por su aporte a la cultura.
En enero pasado, en el marco de la Fiesta Nacional del Chamamé de su provincia, hizo su última presentación pública y recibió un homenaje del vicegobernador. Y de no haber mediado las restricciones de la cuarentena, seguramente hubiera tenido alguna otra presentación en la primera mitad de este año.
Gentil, de buen trato, dueña de una garganta y un modo de interpretar personalísimos, protagonista central de un tiempo que se va yendo, Ramona Galarza deja un hueco que no podrá llenarse. Simplemente, porque no hay grabación, aunque puedan funcionar como pequeño sustitutos, que pueda reemplazar a la presencia viva de artistas como ella.
Otras noticias de Folklore
Más leídas de Música
"Pacto de sangre". Airbag: la banda que sobrevivió a estafas, sigue “al costado” de las modas y llena estadios
Lo que se sabe. Luis Miguel: crecen los rumores sobre su regreso a la Argentina, para el cierre de su gira
"Intenté alegrarlo". Un pasaje de avión, un chofer que esperó 10 horas y la estrategia infructuosa de Stipe para distraer a Cobain
"Te amo así". Greeicy: el recuerdo de su famoso exnovio argentino, su amistad con Tini y su debut en el Gran Rex