A los 80 años murió Mike Lang, pianista de grandes películas de Hollywood y uno de los músicos de estudio preferidos de Lalo Schifrin
Trabajó también con destacados compositores, como John Williams, Henry Mancini, Jerry Goldsmith, Randy Newman y Hans Zimmer, entre muchos otros
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Mike Lang, uno de los pianistas más destacados en la historia de Hollywood, murió en la mañana del viernes, en su casa en Studio City, víctima de cáncer de pulmón, según informó el medio estadounidense Variety. El músico tenía 80 años y, desde mediados de la década del sesenta, había participado en la grabación de unas 2000 piezas que fueron incluidas en películas y producciones para televisión. Además, fue un frecuente colaborador del músico argentino Lalo Schifrin, compositor de Misión Imposible.
Grabó para bandas de sonido de John Williams (Close Encounters of the Third Kind), Jerry Goldsmith ( Gremlins , The Russia House ), John Barry ( Body Heat , The Specialist ), Henry Mancini ( 10″), Alex North ( Los zapatos del pescador ), Elmer Bernstein ( El hacedor de lluvia ), Miklós Rózsa ( Los hombres muertos no usan tela escocesa ) y muchos otros. Lang leía partituras y las interpretaba dándole la justa intención con sorprendente facilidad. Y debía tener un talento especial para ser pianista y haber sido elegido por Schifrin, otro gran pianista.
Lalo Schifrin fue uno de los primeros que convocó a Lang en Hollywood, sumando el piano de este músico a lo que se convirtió en el álbum de Paul Horn Jazz Suite on the Mass Texts (1965), trabajo que resultó ganador de un Grammy. Además, Lang tocó el piano para Schifrin en docenas de álbumes posteriores y bandas sonoras de películas, incluidas las nominadas al Oscar The Competition y The Sting II . Además, Lalo fue uno de sus maestros de piano.
Lang había nacido en Los Angeles, el 10 de diciembre de 1941. Su padre era un agente de representación que luego se convirtió en productor de películas para el estudio Universal. O sea que el mundo del entretenimiento era algo familiar para él desde muy chico. Sin embargo, se concentró siempre en la parte musical. Comenzó a estudiar cuanto tenía apenas 4 años y de joven se perfeccionó con la tutela de Leornard Stein, George Tremblay, Pearl Kaufman y Schifrin.
Luego de sus grabaciones para Lalo, también trabajó para compositores como James Newton Howard (Glengarry Glen Ross), Alan Menken (La Sirenita, Aladdin), Marc Shaiman (City Slickers), John Debney (Dreamer), Hans Zimmer (Mejor imposible, Pearl Harbor), Randy Newman (Toy Story, Secretariat), Danny Elfman (Batman Returns), Bill Conti (The Right Stuff) y Clint Eastwood (Los puentes de Madison), entre otros. Incluso, tocó para grabaciones de Ray Charles, Natalie Cole, Ella Fitzgerald, Willie Nelson, Dionne Warwick, John Denver, Lionel Ritchie, Leonard Cohen, Aretha Franklin, Marvin Gaye, Vince Gill, NSYNC, Diana Krall, John Lennon, The Commodores, Peggy Lee, Johnny Mathis, Barbra Streisand y Frank Zappa.
“Mike era un querido amigo, colega y maestro, dotado de un talento monumental. Cualquiera que lo conociera estaría de acuerdo en que nunca hubo un músico más amable, humilde y brillante: el músico de un músico”, dijo a Variety James Newton Howard. Ralph Grierson, también colega en los estudios de grabación, recordó cuando entre finales de los sesenta y principios de los setenta aparecían nuevos teclados. “Hollywood siendo Hollywood, todos querían el sonido más reciente y moderno. Mike y yo solíamos bromear sobre ‘gana mientras aprendes’ porque llegábamos al estudio, encontrábamos un instrumento que nunca antes habíamos visto y se esperaba que tocáramos de inmediato. Como instrumentistas, fue uno de los mejores; más importante aún, era un gran músico. Me siento honrado de haber sido colega y amigo de Mike.”.
Los cientos de créditos televisivos de Lang como tecladista van desde The Waltons y Kung Fu en la década de 1970, hasta programas posteriores como Amazing Stories , The Simpsons , Frasier , Penny Dreadful y Family Guy . Entrevistado el año pasado para el podcast Legacy of John Williams, Lang reflexionó sobre su proceso: “La música en sí me dice cómo relacionarme con ella. Tengo un sonido en mi cabeza. Toco como improvisador, aunque interprete a Beethoven. Escucho la música como si estuviera en la cabeza de Beethoven. Cuando logro que coincida, para que el sonido real salga del piano y coincida con [lo que hay en] mi cabeza, el piano desaparece. Es un facilitador para mí. Lo último en lo que pienso es en ‘soy pianista’. Intento que la música respire, sea vocal y expresiva, y con ese fin el piano pierde su identidad”.
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